Café y charla con David Movilla

Accesible y cercano. Todo son facilidades para poder conocernos y disfrutar de una amena y profunda charla de fútbol, con buen café a mano. Bilbaíno, de Getxo. 41 años. David Movilla, actual entrenador de un Zamora CF que, recién ascendido de Tercera, hace unas semanas coqueteaba con los puestos de privilegio de la Segunda B. Hoy, día de publicación de la entrevista, el equipo, está a punto de iniciar el camino que le permitirá jugarse su segundo ascenso consecutivo, que sería de dos escalones, confirmado ya que estarán en la nueva y superior categoría que se creará la próxima temporada. Juegos, experiencias y vida. Magistral. Comenzamos…

 

FdB: ¿Por qué entrenador?

D.M: Es vocacional. Me considero entrenador vocacional. No lo elegimos, nos elige la vocación a nosotros. Así lo siento yo. Yo desde crío he tenido comportamientos y conductas, que ahora veo de manera nítida, que por entonces tal vez no era consciente. La primera vez que lo verbalicé, que quería ser entrenador tendría 10-11 años. De esto que eres un niño y te preguntan qué quieres ser de mayor y yo quería ser entrenador de fútbol. Y ya desde antes he tenido ciertos comportamientos que mis padres me han comentado después. No sé. El medir o controlar el tiempo de juego útil de los partidos. Lo recuerdo con la tele y mi reloj Casio. Tenía esas curiosidades por el juego. En clase, preparar la estrategia de los partidos del recreo que jugábamos en el colegio. Cosas que por entonces no le daba una orientación o un sentido y con el tiempo he visto que claramente es algo que me ha elegido a mí. La vocación te elige y luego tú la desarrollas o no la desarrollas. Tengo el privilegio, desde los 26 años, de vivir del fútbol, de vivir de entrenador. Tuve el coraje, en su día, de renunciar a jugar para ser entrenador con 19 años, estando en categorías, bueno… yo creo que no iba a llegar a fútbol profesional pero sí estaba en 3ª División. Y luego dejar mi actividad laboral para ser entrenador. Decisiones que sí elijo yo pero mi vocación, en ese sentido, no la elegí yo. Esto es lo que me ha llevado a ir desarrollándote con mayor o menor destreza, pero a seguir este hilo conductor con una vocación, que los que tenemos el privilegio de vivir de lo que nos gusta pues es para sentirnos afortunados.

FdB: ¿Cómo es tu trayectoria en los banquillos hasta ahora?

D.M: Bueno, pues empiezo con 19 años, queriendo ejercer. Queriendo poner en práctica esos pensamientos, esas ideas, esas inquietudes… Empiezo en categorías cadetes, me va bastante bien. Luego en juveniles y bueno, la verdad es que en el fútbol base estoy poco tiempo. Cuatro años, porque con 23 años estoy en el juvenil del Arenas de Getxo. Al primer equipo no le va bien, nosotros en el juvenil íbamos primeros, ya habíamos ascendido el año anterior y bueno, pues lo que suele pasar en los clubs, que se busca un entrenador que, por criterios económicos no dan con los entrenadores que tocan, y miran para abajo, para la base. Ven a un chaval que tenía ganas, ilusión y me dan esa oportunidad. Y con 23 años, sin buscarlo de alguna manera, estoy en Tercera División. El año va bien. Yo cojo al equipo pensando que era algo temporal. Mi idea era volver al juvenil al año siguiente. Parece que bueno… de estar en descenso, acabamos en mitad de la tabla. Vuelven a confiar en mí. Volvemos a hacer ese año en 7ª posición y sigues y al final ya te metes en esto. Acaba mi etapa en el Arenas. Fui destituido en la jornada 19, íbamos 5º o 6º a 3 puntos del playoff y bueno, una destitución con 26 años que, dentro de la ignorancia que tienes, que parece que se te acaba el mundo, parece que te están diciendo que no vales… y este tipo de cosas.

Caigo en el Leioa, en una categoría inferior: División de Honor de Bizkaia, que es la Regional Preferente en muchos sitios. Allí es la inferior a Tercera. Un club que nunca había estado en categoría nacional. Empiezo a hacer camino ahí. Estamos dos años en Regional. Ascendemos a Tercera. Seis años en Tercera mejorando cada año la clasificación y acabamos subiendo a 2ªB y manteniendo la categoría en 2ªB y me tiro nueve años. Ahí me dedico en exclusiva al fútbol. Renunciando, porque en Regional creo que cobraba 500-600 euros al mes durante 10 meses… Renunciando a muchas cosas por ejercer tu vocación. Ahí es donde os dije antes que elijo ser entrenador. Llegamos hasta 2ªB. Sabía que mi única manera de llegar a esta categoría era ascendiendo por no tener ni contactos ni pasado en el fútbol profesional y todo este tipo de cosas. Bueno, la verdad es que ese año, después de salvarnos, surge la posibilidad de ir al Barakaldo. Me cuesta, porque después de nueve años en un club que lo ves crecer, y formas parte de ese crecimiento y tú también creces como entrenador ahí, pues me cuesta. Damos el paso. Vamos ahí con Borja y con el preparador físico y la verdad es que tenemos un año maravilloso. Quedamos subcampeones igualados a puntos con el Real Madrid Castilla, 80 puntos que hicimos. Nos quedamos ahí a las puertas del ascenso a Segunda A. Decido continuar. Me ofrecen un contrato de tres años, Manager Deportivo y una serie de cosas que bueno, con el tiempo me arrepiento, pero seguí ahí. Una vez más, otra destitución, la segunda en mi carrera. En la jornada 28-29 y también a tres puntos de playoff, en el mejor momento de la temporada, por temas duros, difíciles… que te das cuenta que esto del fútbol tiene temas que van más allá del fútbol. Hasta ahora no he tenido ninguna destitución por resultados. Acabo destituido, con lo que deriva: 19 meses en paro, 19 meses de dudas, 19 meses de otras cosas… de formarme, de ver muchos partidos, con un montón de entrevistas que no fructifican y al final acabo en Zamora en Tercera División donde llevo tres años. Ahora en 2ªB. La verdad es que a gusto y contento, después de 19 meses en paro, volver a ejercer la vocación y volver a sentirme conectado con lo que te gusta hacer, con la relación con los jugadores, que me apasiona también… y bueno, esto, muy resumido son 22 años de carrera ya.

FdB: Quería centrarme un momento en tu paso en Leioa. Entiendo que te marca mucho, tanto por los nueve años que estuviste como por tus palabras ahora. Fue un sitio donde, a la vez que el equipo fue ascendiendo categorías, por lo que estuve indagando y leyendo, te fuiste convirtiendo un poco en un hombre multifunción en el club, aparte de ser entrenador. Abrir escuelas de fútbol base, encargarte de ser una especie de comercial para poder conseguir dinero para invertir en el club… ¿Cómo fue ese proceso y el idearlo de tal forma que te ayudara a conseguir lo que querías?

D.M: Sí. Esto nace de una realidad, que muchas veces pasa en los equipos de Regional, que carecen de estructura, de directiva y de recursos. Yo llego a un club en que había un Presidente que era multifunción porque prácticamente hacía de todo. Algunos voluntarios… también había un directivo, el difunto Azkueta que hacía de todo, pero realmente no tenía una estructura. Yo cuando llego ahí dejo mi trabajo y el club de Regional no era un club poderoso a nivel económico. Pagaba primas a los jugadores… Yo quería, claro, como todo entrenador, a lo mejores, y el Presidente te decía: esto es lo que hay. Y yo decía: ¿tenéis alguien que genere recursos? Oye, pues no hay nadie y tal. Pues si había que buscar… y el primer año buscando balones donados, patrocinadores de vallas, buscando ideas de patrocinio, para generar recursos porque el Presidente me decía que cuantos más recursos se generasen, eso iba a ir destinado al primer equipo. Empiezas desde ahí. Lo bueno que tenía ese club, y sigue teniendo, es un campo de hierba natural y tres de hierba artificial. Unas instalaciones de primer nivel. Por entonces solo había 14 equipos. Ahora desconozco el número exacto, pero recuerdo que 9 años después, cuando me fui, había 52 equipos. El club de Euskadi que más jugadores tenía con 700 y pico. Después del CE Europa y alguno más, no sé si tercero o cuarto de España.

Y todo eso fue generando evidentemente más patrocinadores interesados, mayor movimiento económico dentro del mismo club, mayor apoyo institucional… y fuimos creciendo. Yo esa labor la hice el primer año solamente. Luego convencí al Presidente para que contratara un comercial o una comercial en este caso, para que generara esos recursos. El presidente me dijo: vale, pero te encargas tú de gestionarla. Le convencí de que iba a ser una inversión, no un gasto. Acertamos con la persona. Todo eso se fue multiplicando. Fuimos adquiriendo más recursos. El fútbol base también carecía de estructura y metodología. También quisimos ser referente en eso, diferenciarnos no solo por la cantidad sino también por la calidad en la formación. También ahí yo fui derivando aspectos. Creo que sí fui una persona importante en esos años en el club, pero también hubo muchas otras personas que se fueron integrando y ejerciendo esa estructura. Y con todo ello profesionalizando el club a todos los niveles. En cuanto a entrenadores, directores, haciendo campus… en Bizkaia hace 13-14 años no había esos campus de verano. Fuimos el primer campus que hubo. En Navidad también. Apoyados en Iñaki Sáez también, que era de allí de Leioa… un montón de ideas e iniciativas para ir creciendo. Todo esto, fuimos generando. Leioa está al lado de Getxo. Había muchos niños del municipio vecino y de otros municipios vecinos que venían a Leioa por el boca a boca, creo, por el buen hacer del Leioa. Todo eso fue generando una estructura y yo me fui quitando de todo ese tipo de funciones con el paso de los años. Y muy resumido, muy resumido, se resume de lunes a domingo, 16-17 horas diarias. Haciendo funciones de entrenador, de secretario técnico, de director deportivo, de comercial… hemos hecho de todo, estamos en el barro, no hay recursos y hay que generarlos. Yo creo que era, de alguna manera, pasar de este discurso victimista que muchas veces se apodera de nosotros los entrenadores, a un discurso protagonista. Esta es la situación, estas son las fortalezas que tiene el club, vamos a potenciarlas y hacernos dueños de nuestro futuro. Y la verdad es que fue un proyecto bonito, chulo y del cual me siento orgulloso, con todas las personas que formamos parte de él y que me hizo crecer y tener una visión muy amplia de lo que es un club, ver la correlación que hay entre la estabilidad institucional, los recursos, el mismo departamento de comunicación del club, fútbol base, crear una identidad de club… porque por entonces era un club que no tenía una identidad. Y un montón de aspectos en los cuales ahora tengo una visión muy amplia y una consideración amplia de todos los elementos de un club.

FdB: ¿Te sientes más cómodo en la labor de entrenador exclusivamente o compaginando con la dirección deportiva para tener un mayor control en cuanto a los jugadores que se incorporan o no?

D.M: Mira, creo que, en el fútbol profesional, de 2ªB ya, entiendo que el entrenador tiene que centrarse en su función ya, lo cual no quita con que debe haber una muy buena comunicación con la dirección deportiva. Yo creo que una buena dirección deportiva va a tener una capacidad para conocer mucho mejor el mercado de lo que puedes tener tú como entrenador porque tienes que estar más en el análisis del equipo propio, del rival, etc. Si bien es cierto que los jugadores del mismo grupo, los que mejor lo conocen muchas veces son el cuerpo técnico porque en una temporada normal de 38 jornadas, nosotros que normalmente vamos a 5-6 jornadas antes en el análisis, le estás viendo 10-12 partidos al jugador. Bueno, a un equipo y en el contexto, al jugador. Creo que el director deportivo puede tener un conocimiento más amplio del mercado, contacto con representantes continuo, llamadas. Y sí, entiendo que para la optimización del rendimiento en los clubs tiene que haber una muy buena comunicación bidireccional. Que el director deportivo conozca un poco cuál es la idea, las necesidades del entrenador, y el entrenador, saber cuál es la idiosincrasia del club para adaptarse. Muchas veces ahí creo que pecamos de exceso de ego. Y ego todos tenemos, pero la diferencia es cuando el ego nos tiene a nosotros.

 

«Yo creo que son los proyectos los que nos eligen a nosotros.»

 

FdB: ¿En qué te basas para ir a un proyecto cuando te lo presentan? Y un par de aspectos al hilo de esto, para redondear la pregunta, ya que gira todo en referencia a lo mismo. Salir de Euskadi, para que no te encasillen con trabajar solo allí te puede condicionar, si cuando trabajas consideras importante el conocer las categorías o grupos en las que aspiras a trabajar y qué haces durante ese tiempo de inactividad.

D.M: En la primera parte, en cuanto a los proyectos, esto de los humanos de elegir el proyecto… nos cuesta. Yo creo que son los proyectos los que nos eligen a nosotros. Al menos en mi caso, yo he tenido muy poquitas ofertas en mi carrera profesional. Aparte de tener poquitas, me considero un entrenador de club, de proyectos, esa palabra tan recurrida que muchas veces en este mundo del fútbol carece de sentido porque parece que el proyecto lo sujeta un resultado. Pero cuando te diga que son los proyectos los que eligen a los resultados es porque somos muchos entrenadores y banquillos hay los que hay. Yo, al menos, el año que elijo ir al Barakaldo, porque tenía la posibilidad de seguir en Leioa o ir a Barakaldo, y elegí, por la dimensión, el Barakaldo tenía mayor dimensión, mayor posibilidad de crecer. Tal vez en el Leioa, con la 2ªB quizá habíamos tocado techo ya. Aquel año en el Barakaldo, tras una buena temporada, surgen cantos de sirena, pero no doy pie, no me gusta especular con mi futuro cuando soy parte de un club. Primero decido si continúo o no en el club en el que estoy, no sé si es lealtad la palabra o porque me siento que debe ser así, y luego si decido no continuar es cuando valoro otras cosas. Y en los 19 meses esos que estuve en el paro, pues bueno, tuve hasta 17 entrevistas. Bueno entrevistas… porque esto da para otro tema muy largo. Realmente yo iba abierto a todas. De hecho, la que menos expectativa me había generado, de inicio, fue la del Zamora. Y luego, hablando con César, el director deportivo, me di cuenta que sí había unas bases de proyecto detrás.

Respecto al aspecto más idílico en un proyecto, que repito, pocos son los entrenadores que tienen el privilegio de poder elegir, o al menos no es mi caso, creo que para la palabra proyecto tiene que haber una estabilidad institucional, una estabilidad a todos los niveles. Los clubs en los que se ven 3-4 entrenadores por temporada, impagos, se cambia continuamente el Consejo de Administración o el Presidente… esas sensaciones que te generan, pues bueno, un proyecto necesita tiempo. Fundamental. Y si ves que no va a haber tiempo, ya te genera inestabilidad. Ahora, te tienes que meter en ese tipo de proyectos y conseguir ganarte el tiempo. Aparte del tiempo, estructura. Medios de entrenamiento, le doy mucha importancia. Creo que el futbolista y el entrenador necesitan medios para optimizar el rendimiento. Cuando hablo de medios de entrenamiento no solo hablo de campos, de balones, de conos, petos y este tipo de cosas, no. Hablo de tener un despacho el cuerpo técnico para poder trabajar. Hoy en día, creo… bueno, cuando llegué a Barakaldo no teníamos un despacho para eso. Tuvimos que improvisar ahí y hacer cosas, el primer año, de película. Y luego empaparte mucho de la idiosincrasia del club.

Os he dicho antes, que el ego muchas veces nos puede. Yo escucho muchas veces a los entrenadores en la rueda de prensa de presentación de ese proyecto y hablan de su idea de juego, su modelo de juego, lo que a ellos les gusta… Y creo que los entrenadores, o al menos yo, creo que somos los entrenadores los que nos tenemos que adaptar al club donde vamos. Creo que cada club tiene una identidad, una idiosincrasia muy dispar. Vamos a poder de ejemplo el Atlético de Madrid y el Barcelona. Creo que un entrenador no puede pretender lo mismo en un club o en otro. Pues en 2ªB pasan muchas cosas muy parecidas. Creo que los entrenadores debemos, o al menos mi propósito es, adaptarnos a esa idiosincrasia. Eso, a grandes rasgos son los aspectos más importantes en un proyecto, pero como te he dicho antes, creo que son los proyectos los que nos eligen a los entrenadores, al menos a los humanos como yo.

Con respecto a lo que comentas de salir de Euskadi, que tienden a encasillarnos. Pues bueno, yo aquí llegué y la etiqueta de entrenador vasco creo que la arrastramos muchos. Entrenador vasco parece… pues sí, igual en los años 80, juego directo, segundo balón, equipo aguerrido, de contraataque… yo creo que hoy en día el fútbol no entiende de lugares y en Euskadi ya no se embarran los campos, hay campos de hierba artificial en todo Bizkaia. Esas etiquetas creo que forman parte del mundo mediático, del entorno, que de las personas que estamos en el fútbol. Y sí es cierto que salir de Euskadi te permite, yo creo que es una experiencia ya de vida importante, interesante, el ver otro tipo de culturas, que, aunque esté a 400 km se nota. La forma de ser… y ahí va la idiosincrasia de cada club. Yo lo primero que hago cuando llego a un club es tener reuniones con socios antiguos, con ex-entrenadores si puedo, capitanes, personas que te empapen un poquito de qué los diferencia a este club de otros. Creo que es una labor importante. Y creo que el salir, más lejos, más cerca, es una experiencia que todo entrenador debe tener.

Y sobre a qué dedico el tiempo cuando no estoy entrenando o trabajando, aparte de tratar, los dos últimos años, llevo ya un par intentando conciliar mi vida profesional con mi vida personal, cosa que vosotros bien sabréis que es tremendamente complicado en este mundillo. Sí llevo dos años que trato de hacerlo. Y hay otro aspecto que es mi desarrollo personal. De hecho, para mi equilibrio personal, me doy cuenta de que cuando no le dedico alguna semana tiempo a mi crecimiento personal, no estoy equilibrado, no tengo la mente serena y me cuesta estar inspirado, me cuesta ser creativo y me cuesta conectar desde donde creo que tenemos que conectar los entrenadores, que va más desde lo emocional que desde lo racional, o es mi creencia. Y trato de dedicarle tiempo a mi desarrollo y equilibrio personal.

Y luego, el tema de conocer bien los grupos y las categorías, creo que es importante. Cada grupo no tiene nada que ver. Cuando estaba en el Leioa, íbamos bastante bien y me dediqué toda la segunda vuelta, desde noviembre-diciembre a ver rivales de otros grupos de Tercera División y quitando el canario pude ver a todos. Y es muy, muy diferente de un grupo a otro. Y hablo de Tercera División. Se ven muchas diferencias competitivas, culturales, de ideas de juego… y yo creo que eso es importante, adaptarte a eso. Y eso se percibe. No es lo mismo el Grupo IV, el vasco, que Grupo I, el gallego, que Grupo VIII o Grupo III. Se ve, se ven peculiaridades diferentes. Y en 2ªB también, lo que pasa es que en 2ªB puede haber muchas diferencias dentro del grupo. Yo estuve en el Grupo 2 y era con el madrileño. Los equipos vascos en Euskadi no tenían nada que ver con los de Madrid, nada que ver. Los campos, la idea de juego, la identidad de los equipos, la forma de competir… Y ahora la peculiaridad que tenemos los equipos de Salamanca, Guijuelo más nosotros y luego están los gallegos. Y también se notan ciertas diferencias y hay que adaptarse. Hay que adaptarse a los campos, a los estadios, y no es lo mismo. Y no es lo mismo el grupo vasco que el grupo gallego que podéis conocer vosotros. En cuanto al talento, la calidad técnica, porque hay muchos tipos de talento que analizar. La forma de competir, el sentimiento de pertenencia de unos de otros, lo que transmiten… yo soy de los que piensa que los equipos, más allá de que jueguen de una manera o de otra, transmiten sensaciones, transmiten energías, y en mi opinión no tienen nada que ver unos de otros y considero que es una responsabilidad del entrenador tener conocimiento de ello.

 

«para mi equilibrio personal, me doy cuenta de que cuando no le dedico alguna semana tiempo a mi crecimiento personal, no estoy equilibrado, no tengo la mente serena y me cuesta estar inspirado, me cuesta ser creativo y me cuesta conectar»

 

FdB: ¿Qué crees que aportan las estructuras? Y dentro de ello, no sé si era Marcelino el que lo decía o alguien haciendo alusión a él. Que decía que el 1-4-4-2 permitía que un mayor número de perfiles de jugadores se pudieran adaptar a esa estructura y no a otra. Era más adaptable a que cualquier tipo de jugador pudiera entrar en él, sin necesidad de tanto especialista. ¿Crees que existe alguna más adaptable para los jugadores?

D.M: No, no lo veo de esa manera. Es decir, ir con una estructura fija, una estructura predominante con cualquier equipo y con cualquier jugador, creo que sería echar piedras sobre tu propio tejado. Yo creo mucho en la versatilidad de los equipos a nivel de estructuras. Creo que a la hora de elegir o identificar cuál es la estructura idónea para tu equipo para después desarrollarla de manera predominante, al menos yo, lo que tengo en cuenta, lo cual no quiere decir que sea adecuado o lo cierto, tienes que ver mucho el concepto complementariedad de los futbolistas. Creo que los jugadores tienen que ser capaces de complementarse entre sí y la estructura debe desarrollar de manera natural las capacidades individuales y ponerlas al servicio del equipo. Es decir, tienes que identificar con qué estructura tus futbolistas van a desarrollar más sus capacidades naturales y cómo estos se van a relacionar, cómo estos jugadores se van a desarrollar entre ellos. Por lo tanto, yo no creo en esas estructuras fijas, ni en los partidos, porque no las desarrollo, ni… muchas veces cuando hablamos de estructura lo hacemos de manera fija. Se suele decir, cada vez menos, pero hace años se solía decir: este equipo juega 1-4-3-3. Y mi pregunta era ¿en fase ofensiva o defensiva? Lo primero. Y en fase ofensiva: ¿en zonas de iniciación, en zonas de creación, en zonas de finalización? ¿Qué estructura es la que desarrolla? Y lo mismo en fase defensiva. ¿Cómo te presiona en bloque alto, bloque medio, bloque bajo? Qué estructura es la que predomina.

Cuando hablamos de estructuras, para mí, es el conjunto de relaciones que mantienen entre sí las partes de un sistema de juego, pero de manera dinámica. Dentro de ello tenemos que identificar varios ítems o varios aspectos a tener en cuenta. No solo la estructura del rival en cada fase del juego y altura del campo sino cuáles son sus desarrollos, sus automatismos, cuáles son las capacidades de tus futbolistas, qué tal se van a complementar entre ellos… y yo cuando identifico una estructura para un partido concreto y un momento concreto, porque nosotros variamos de estructura. En las situaciones de juego directo tenemos una, en las situaciones de salida de balón tenemos otra, hay veces que vamos girando sobre esa misma estructura según el rival se va girando… en mil situaciones cuáles vas a desarrollar y éstas tienen que ir ligadas a las capacidades de los futbolistas. Es decir, de nada me sirve que quiera, de alguna manera, en un 3-5-2 por ejemplo, en fase ofensiva, tener un carril muy profundo y un exterior que se meta hacia dentro y haga las funciones de interior si no tengo esas capacidades dentro de mis futbolistas.

Por lo tanto, para mí es fundamental la complementariedad y tener un montón de aspectos a tener en cuenta: qué estructura quiero desarrollar yo en cada fase de juego, en cada altura del campo, tanto en fase ofensiva como defensiva. Y que el jugador lo identifique. Pero es que cuando hablo de las fases también incluyo ciertas situaciones de balón parado. Nosotros, a nivel de terminología, que muchas veces los entrenadores utilizamos muchas terminologías que nos deben servir para hacernos entender o entendernos con nuestros jugadores, pero nosotros hablamos también de estructuras en fase defensiva en los saques de banda en contra, del equipo contrario, qué estructura desarrollamos, si hay tiempo para hacerla. Y eso el jugador lo va identificando. Y dentro de esa estructura le vamos dando variantes en base a las capacidades, o los automatismos, o los patrones de juego del equipo contrario. Se lo damos en los saques de banda, en salida de balón, en situaciones de repliegue, en situaciones de ataque posicional en campo contrario, de ataque posicional desde campo propio… en todas las situaciones de juego tratando de secuenciar el juego. Cuando secuenciamos el juego creo que no podemos tratar de disociar una fase con otra, pero sí nos ayuda el secuenciar el juego para que el jugador identifique en qué fase está y qué respuesta debe dar. Las estructuras, bajo mi punto de vista, deben ser móviles, adaptables a tu contexto y a tu equipo, y que te permita desarrollar lo que es más importante, más que la idea de juego o modelo de juego es la identidad de tu equipo.

 

«No creo que haya estructuras mejores ni peores. Sí creo que hay estructuras más exigentes o menos exigentes para el futbolista.»

 

FdB: Como decías, hay muchos equipos que tienen una estructura y ésta se va transformando. Muchos tienen una atacando, otra defendiendo, con sus transformaciones según vas avanzando o retrocediendo en el campo. Sin embargo, a nivel defensivo, igual es mi sensación, en el fútbol de aquí vemos más equipos que utilizan una para atacar, pero luego defienden en 1-4-4-2. Muchos equipos realizan esa misma disposición y con menos transformaciones que a la hora de atacar. No sé si eso tiene que ver también con que quizás somos menos creativos para buscar el robo…

D.M: Sí, puede ser. Creo que depende mucho de los entrenadores, pero sí que es verdad que se ve mayor variabilidad en cuanto a las estructuras a nivel ofensivo que a nivel defensivo. Yo creo que sí que es verdad que yo sí veo una evolución ahí. Hace 10-15 años era mucho más extraño identificar en los equipos una estructura en fase ofensiva y otra en defensiva. Yo creo que los equipos, en ese sentido, eran más inamovibles, más fijos. El que te atacaba en 4-2-3-1, te defendía en 4-2-3-1. Hoy en día creo que el fútbol está evolucionando, creo que los entrenadores están evolucionando y creo que se ve mayor versatilidad. Coincido contigo en que tal vez a nivel defensivo se ven estructuras mucho más comunes como el 4-4-2 que has dicho. Yo creo que el 4-4-2 es una estructura que es relativamente sencillo equilibrarla. No creo que haya estructuras mejores ni peores. Sí creo que hay estructuras más exigentes o menos exigentes para el futbolista. Y cuando hablo de exigentes, estas estructuras que llevan a protegerte, creo que son menos exigentes para el jugador porque te exponen menos, defienden en menos metros. 5-4-1, 5-3-2, o la misma menos 4-4-2 en bloque bajo. Creo que los esfuerzos del futbolista están más repartidos y te exigen menos.

Y luego hay estructuras, normalmente con una ocupación más longitudinal que transversal, más orientadas a la recuperación, a ser un equipo más proactivo que reactivo, que te llevan a una mayor exigencia, bajo mi punto de vista. Que te hacen defender en más metros, que te hacen tener recorridos más amplios, esfuerzos más intensos… y yo creo que ahí al jugador le expones más. Normalmente, mi experiencia, no siempre es así, pero, el jugador veterano tiende a sentirse más cómodo en estructuras de bloque bajo, con una ocupación más transversal que el jugador más joven, con más condición, que normalmente cerca de su portería no está tan cómodo. Y tiene la condición más exigente de las estructuras más longitudinales y proactivas. Lo cual no quita para que haya excepciones. Recogiendo tu pregunta, creo que las estructuras que menos nos exigen tanto al entrenador como a los futbolistas normalmente son esas estructuras de ocupación transversal, bloque bajo y que incluso con ciertos desajustes, la misma acumulación de jugadores te permite defender ciertas situaciones.

FdB: A mí me gusta mucho todo lo relacionado con la presión alta, el condicionar al contrario… Ahora se habló mucho, a raíz de que justamente ganaron haciendo ciertas cosas, y dicen que la tendencia del juego va a ir hacia las presiones altas. Los alemanes que se pusieron de moda. ¿Qué crees con respecto a esto? Quizás en España se vea bastante menos.

Y, por otra parte. Siempre que nos quedamos con uno menos por una expulsión, es muy raro el equipo que es proactivo tras ello. Siempre tendemos a ese 4-4-1, bajamos unos metros para protegernos más por la inferioridad. ¿Hay un margen de mejora como entrenadores para ayudar al jugador a continuar con esa proactividad, aunque tengamos un jugador menos?

D.M: Sobre las presiones altas… se tiende a catalogar o etiquetar. Hablo desde el mundo más mediático, de aficionado, de equipos ofensivos y equipos defensivos. Yo no me identifico con esa manera. Yo sí creo que hay equipos proactivos y equipos reactivos. Equipos que esperan a que pasen cosas y equipos que hacen que sucedan. Tanto con balón como sin balón. Tú puedes ser un equipo proactivo a nivel defensivo, que busques llevar al equipo contrario a ciertas situaciones o busques someterles para recuperar el balón lo antes posible. Incluso se habla mucho de tener el control de balón… yo creo que hay que hablar de tener el control del juego. Muchas veces, equipos que no tienen el balón están siendo dominadores del juego.

Sobre la tendencia que dices, sí lo he identificado, pero normalmente suele ser cambiante. Yo creo que es un proceso evolutivo, y me explico: yo creo que la presión alta se tiende a manifestar más en los últimos años porque se tiende a manifestar más la salida de balón. Va todo correlacionado. Es decir, es la respuesta que se da a una tendencia ofensiva que hay y se cambia la tendencia defensiva. Entonces, son tendencias. Tú quieres presionar alto, pero si el equipo rival te juega directo desde su inicio de juego, no existe la presión alta. Yo creo que, en ese sentido, hablamos muchas veces de lo que nos gusta como entrenadores obviando algo que no se puede obviar que es qué te hace el rival para ver qué puedes hacer tú.

Y con respecto a lo que dices de la proactividad en situaciones de inferioridad, entra ahí creo que un aspecto que muchas veces obviamos, o que mencionamos, pero no lo trabajamos, que es el aspecto mental y emocional. Qué genera en tu equipo una expulsión y qué genera en el adversario. Y qué genera en tu equipo cuando el rival se queda en inferioridad. Qué empiezas a pensar y en base a qué empiezas a pensar, qué empiezas a sentir. Y esa es la emoción que hace que seas más proactivo o más reactivo. Empiezas con el miedo a, empiezas a decir: estoy con menos, me tengo que juntar más… y hay muchas veces que lo idóneo no es eso sino lo contrario. Va a depender de las capacidades de los adversarios. Si el adversario tiene dos delanteros con mucha envergadura que no van bien al espacio, tal vez sea más correcto el tener la línea defensiva alta.

Nosotros que este año hemos tenido 3-4 expulsiones, algunas con muchos minutos por delante, tenemos que empezar a enfocarlo desde la oportunidad que supone. Es decir, tú ya sabes que te has quedado con 10. Ya sabes si te pasa antes del descanso, por ejemplo, nos pasó a nosotros en la ida contra el Pontevedra. Nosotros lo afrontamos como la oportunidad que teníamos para honrar nuestros valores como equipo con 10 futbolistas y hacerlos latentes. En vez de irte al victimismo, el árbitro, tal… ver la oportunidad en la misma dificultad. Entonces, para lo que dices tú, para mí es clave desde dónde lo afrontas, qué te dices respecto a esa situación para generar la emoción adecuada en ti para generar el comportamiento adecuado. Y ese comportamiento adecuado puede ser, en un momento determinado, ser proactivo. En inferioridad, yo creo que, en los inicios de juego, puedes hacer que el rival no te manifieste esa superioridad numérica de manera, no te voy a decir sencilla, pero de manera mucho más factible que cuando el balón ya ha cogido una circulación y el rival ya ha adquirido una estructura y ya te puede hundir, etc.

Para mí los tres momentos que hay, o las tres intenciones que puedes tener sin balón, que para mí es someter, condicionar o resistir. Para mí la opción de someter te dificulta la inferioridad numérica. La de condicionar no tanto. Y la de resistir, menos. Y en la fase ofensiva, las tres intenciones que puede tener un equipo, bajo mi punto de vista creo que no hay más, que es jugar vertical, asociativo, directo. Creo que las tres se pueden desarrollar en inferioridad. ¿Con menos recursos? Sí. Pero creo que no vas a tener una superioridad numérica pero sí vas a tener una superioridad posicional. Y si tú trabajas al equipo para dar respuesta en base a la estructura del equipo contrario a buscar la superioridad posicional en ciertos espacios del terreno de juego, puedes atacar también de manera asociativa en inferioridad numérica, aunque es un poquito lo que hablas tú de esa proactividad. ¿Qué es complicado? Sí. ¿Qué se puede? La clave es desde dónde los gestionas a nivel mental-emocional, y luego a nivel estratégico. Y el margen de mejora que hay ahí, claramente, para mí, es donde más va a evolucionar el fútbol en los próximos años. Ya está evolucionando, pero es el que te he dicho, el aspecto mental y emocional. Yo creo que el mundo del fútbol a nivel físico, a nivel técnico, táctico, estratégico… tienen margen de mejora, porque está en continua evolución, pero no tiene tanto margen de mejora como el aspecto mental y emocional del jugador y del colectivo. Y en ese sentido para mí es la clave para todo, toda evolución en el fútbol y más concretamente en este aspecto que has hablado de jugar en inferioridad.

 

«creo que no se pueden conseguir resultados extraordinarios sin relaciones extraordinarias. Entonces, esto lo tenemos que potenciar.»

 

FdB: A raíz de esto que comentas a nivel mental. Dos aspectos que me llaman la atención. Una cosa que creo que va a ser importante, y es que muchas veces parece que la evolución de la sociedad tiende tanto a la robotización, redes sociales… que parece que lo humano lo vamos dejando de lado y realmente después vemos las carencias que provoca, la necesidad, lo que agradece la persona ese aspecto humano que es transformador.

Y, por otra parte, muchas veces vemos en los partidos, sobre esto del aspecto mental, un equipo que está resistiendo a alguien que los está avasallando y le marcan gol. El equipo está muerto y tal… y de repente, no tienen nada que perder y parece que vuelan de nuevo otra vez y hacen ocasiones. Es lo que dices, el cómo la mente transforma los comportamientos de la gente. No sé si le estamos dando la importancia que merece más allá de la charla psicológica, arengas y demás. Por la semana nos olvidamos un poco quizás.

D.M: Yo estoy de acuerdo contigo. Primeramente, sobre la evolución de la sociedad. Llevo 22 años entrenando y no es lo mismo los vestuarios de ahora con los de hace 15 y 10 años. A nivel de liderazgo, a nivel de personalidad, a nivel de vínculos, a nivel de relaciones… y lo que antes emergía en los equipos de manera natural, ahora lo tenemos que provocar, lo tengo muy claro. Has dicho una realidad, hoy en día los chavales se sienten más cómodos relacionándose con un móvil o con un ordenador que en persona. Y yo sé, compañeros de profesión que me dicen que sus jugadores están todo el día con el móvil en el vestuario. Nosotros el móvil, no está prohibido en el vestuario, pero puedo decir con orgullo que entramos en el vestuario y no ves a nadie con él. Puede consultarlo, pero no ves a nadie, porque fomentamos, potenciamos, entrenamos, porque eso también se entrena, las relaciones y los vínculos internos.

Lo que has dicho tú de cuando ves a un equipo que realmente está contra las cuerdas, pero ante la adversidad da la mejor respuesta, normalmente creo que no se pueden conseguir resultados extraordinarios sin relaciones extraordinarias. Entonces, esto lo tenemos que potenciar. Y esto no se potencia como antiguamente: venga, vamos a hacer una cena. No, eso no es entrenar al grupo. Puede estar bien hacer una cena, pero va más allá. Hablo de tener conversaciones de calidad. Hablo de tener conversaciones donde el futbolista, donde el jugador, me gusta más hablar de la persona más que del futbolista o el jugador, la persona sabe aspectos relevantes y trascendentales de su compañero, y entre ellos se relacionan. ¿Cómo? Es muy sencillo. Bajo mi punto de vista eh. Nosotros dedicamos todas las sesiones entre 20 y 40 minutos para aspectos mentales, emocionales, relacionales… todas, todas las sesiones. Forma parte del entrenamiento. Y os puedo asegurar que tengo la creencia, y lo que me transmiten los futbolistas, los jugadores y las personas que entreno, que es lo más transformador. Es mucho más importante que la mejor sesión. La mejor sesión táctica queda muy lejos de la mejor sesión que hacemos de ese tipo. Porque estamos hablando de un deporte de equipo, que muchas veces lo obviamos.

Como dices, los entrenadores sí que somos conscientes, pero yo hablo motu proprio, yo no sabía cómo entrenarlo. Yo no tenía las capacidades y los conocimientos. Y tengo todas las titulaciones y masters. He hecho mil formaciones de fútbol y en prácticamente ninguna me han dado herramientas, me he tenido que ir a formaciones fuera del ámbito del fútbol. Formaciones tipo coaching, inteligencia emocional, programación neurolingüística… es decir, formaciones que tienen más que ver con las personas que con el aspecto del juego. Y yo creo que lo trascendental, o lo transformador, mejor dicho, o la evolución en el fútbol va a ir por ahí. Eso es mucho más importante, y eso se entrena. Y hay que desarrollarlo, bajo mi punto de vista. ¿Cómo? Mi evolución como entrenador es muy clara. Yo me hice entrenador por la táctica. Lo que me apasionaba a mí era la táctica, el juego. Y de hecho es lo que me llevó a los banquillos. Y tenía la creencia de que la táctica ganaba partidos, y ahora tengo la convicción de que la táctica es una herramienta. No te gana partidos. Lo que te gana partidos es tener un equipo comprometido, con una visión compartida, con un propósito compartido. Con un sentimiento de pertenencia. Con unos vínculos de calidad. Es evidente que con eso solo, si no desarrollas el aspecto táctico mínimamente, no te va a dar. Un grupo de amigos, por muy amigos que sean, si no tienen cierto talento y cierta competencia, lo que hacen no va a rendir. Pero la diferencia entre un equipo optimizado y un equipo que más que un equipo es un grupo, para mí, está en el valor de sus vínculos, en el valor de sus relaciones. Y eso lo digo porque la experiencia de los 22 años que llevo entrenando es que la adversidad siempre acaba llegando a tus equipos, siempre llega. La adversidad o el conflicto puede estar en forma de impagos, puede estar en forma de una mala racha, puede estar en forma de lesiones, de expulsiones, de… cualquier cosa que se os ocurra puede ser un conflicto o una adversidad. Y la diferencia para afrontar esa adversidad o ese conflicto está en la calidad de los vínculos que se han generado ahí. Y esa red de relaciones, que muchas veces hace que cuando llegue la adversidad a ese equipo, le refuerza.

Bajo mi punto de vista es algo que todos los entrenadores somos más o menos conscientes, pero yo hasta hace 4-5 años no tenía las capacidades o las habilidades adecuadas para entrenarlo. Y ahora le doy bastante más importancia a eso que a la táctica incluso. Y eso que me apasiona la táctica, pero tengo el convencimiento, desde mi experiencia… Recuerdo un equipo que tuve en el Leioa, mi segundo año en Tercera División con el Leioa. Éramos un equipo… bueno, lunes táctica, miércoles táctica, jueves táctica, vídeo, análisis… y yo veía a mi equipo y sí, está ordenado, desarrollaba la idea de partido que queríamos, pero ¿Qué me transmitía como equipo? Esa energía, que muchas veces ves a un equipo y dices: joder, es que estos van y van de verdad, estos creen, este equipo se queda en inferioridad y lo ve como una oportunidad… Y todo eso se entrena. Y decías, esto no me lo transmitía mi equipo. Ahí le empecé a darle vueltas, algo me falta, algo me estoy perdiendo. Y es algo que nadie me había enseñado y he tenido que ir a otros ámbitos para formarme. He tenido la sensibilidad desde hace 10-12 años, en ese sentido, pero ahora tengo la formación, creo, y los recursos, no suficientes, porque esto es un no parar. Pero ahora todas las formaciones que trato de tener o de hacer no tienen nada que ver con el mundo del fútbol sino más con el liderazgo y esos aspectos que os he comentado.

 

«la diferencia entre un equipo optimizado y un equipo que más que un equipo es un grupo, para mí, está en el valor de sus vínculos, en el valor de sus relaciones.»

 

FdB: ¿Cómo te entrenas a ti a la hora de preparar la comunicación? Ya no sólo de cara al grupo sino lo que puede llegar al grupo. Si entrenas una rueda de prensa, por ejemplo, por los mensajes que le puedan llegar al grupo y que puedan afectar o que le puedan ayudar. Tu comunicación con el propio grupo… ¿forma parte de esa preparación de las sesiones y la semana?

D.M: Sí, sin ninguna duda. Tengo la creencia de que no hay manera de no comunicar. Estamos comunicando con nuestras palabras, con nuestra tonalidad, con nuestra expresión corporal, con nuestra vestimenta… estamos continuamente comunicando. Yo creo que tenemos que liderar, porque solo conozco una manera de liderar que es inspirando. ¿Y cómo inspiras? A través de tu comunicación. ¿Cómo comunicas? No solo a través de tu tonalidad, sino el impacto que tiene el lenguaje positivo. Muchas veces no es lo mismo decir “no nos metemos atrás” que “seguimos apretando”. ¿Qué escucha el cerebro? ¿No nos metemos atrás? Meternos atrás. ¿Seguimos apretando? Te lleva a ser proactivo. Ahí hay muchas habilidades y muchos recursos que los entrenadores tenemos que desarrollarnos y cierta estrategia. La estrategia operativa no solo va en el aspecto táctico sino también en el aspecto mental y emocional. ¿Qué queremos generar durante la semana? ¿Qué queremos generar en cada sesión? Y cómo queremos secuenciar esa semana y vibrar alto, que yo le llamo, en la competición en el punto álgido. Y esto no es diez minutos antes de salir “venga chicos”, en el lenguaje ese coloquial que antes decía “vamos a echarle cojones y pelotas”. Yo creo que ese mensaje te puede salir un día, pero no tiene recorrido, yo creo que al jugador le entra por aquí y le sale por aquí.

Para mí, en cuanto a las ruedas de prensa que comentabas, por ejemplo, los jugadores normalmente se las tragan todas, normalmente. Quieren saber si has dicho algo de ellos… hay algunos que no, pero normalmente. Yo creo que la rueda de prensa no solo va orientada a tus jugadores, que sabes que la van a escuchar, sino que va al entorno del club, a la masa social… puedes mandar muchos mensajes. Yo creo que hay que ser selectivo. Cualquier entrenador tiene la habilidad para, pregunten lo que le pregunten, dar respuestas, pero si tienes tres mensajes, mandarlos. Y pueden ser de muchos tipos de mensajes. Sabiendo en qué energía vibran la ciudad, el entorno… Nosotros aquí tenemos un departamento de comunicación. Yo llevo año y pico que no leo nada porque no me hace ningún bien, pero sí me comentan algunas cosas, me llega… ya conozco la ciudad, no me hace falta porque ya sé en qué energía vibra.

Respecto al equipo está el aspecto… nosotros entrenamos siempre el día de partido tal y como secuenciamos la semana. A la mañana ya damos la alineación, ya hablamos de la estrategia operativa… es una charla más conceptual, más táctica. Y a la tarde, si hay algún cambio en la alineación o algo lo hablamos. Y antes de partido, esa charla emocional, motivacional, llamadlo como queráis, la experiencia me dice… yo es la que menos preparo porque debe ser la menos racional. Cuando hablamos desde aquí (se señala el corazón) no conectamos igual que cuando hablamos desde aquí (se señala la cabeza). Bajo mi punto de vista es clave sentir en qué energía está el equipo, percibir qué estado emocional tienes tú, crearte tú el estado emocional que crees positivo para transmitirlo, porque me he dado cuenta ya, después de 22 años como os he dicho, y las charlas esas que hablas desde la razón no conectas igual. Es más fácil hablar desde el corazón que desde la razón, y ahí conectas. Y evidentemente, utilizando el lenguaje. Pero yo, las charlas pre partido, tal vez una hora antes de llegar al estadio cuando jugamos en casa, cuando me estoy afeitando, tal… cuando empiezo a pensar qué necesita el equipo para este partido, qué necesita de mí. Me empiezo a hacer preguntas y me empiezo a generar un estado emocional que es lo que intento transmitir. Puede ser muy diferente una u otra. Para mí la autenticidad es fundamental en este tipo de charlas. Que perciba el jugador que lo que dices lo sientes.

Recuerdo una experiencia en el Leioa. Después del calentamiento de partido, llegamos al vestuario y me dice, además un jugador ya veterano, “míster, que no estamos, que no estamos, échanos una bronca”. Así me dijo. Era un gran chaval. A mí no me sale echarles una bronca ahora, no la siento. Puedes echarla, pero si haces algo que no sientes, el jugador lo capta todo, no te sale. Quiero decir con esto que las cosas hay que sentirlas, y el jugador, si finges una bronca te la va a captar. Entonces, incluso no soy muy partidario de las broncas, aunque hay veces que hay que decir ciertas cosas de una manera dura, y hay otras veces que es lo contrario. Y no tiene que ir relacionado con el resultado, bajo mi punto de vista.

 

«Tengo la creencia de que no hay manera de no comunicar. Estamos comunicando con nuestras palabras, con nuestra tonalidad, con nuestra expresión corporal, con nuestra vestimenta… estamos continuamente comunicando.»

 

FdB: Recuerdo haber visto hace años un vídeo de un entrenador de baloncesto que hablaba de una serie de hábitos y le ponía incluso una frase que fuera fácil de recordar para identificarla. No sé si estos hábitos pueden darle identidad al equipo, pero ¿crees en ellos?

D.M: Creo mucho en los hábitos, y creo que en los equipos, de manera natural, se generan ciertos códigos. A veces provocados y a veces de manera natural. Normalmente los que se generan de manera natural son los que más impacto tienen. Creo en los hábitos, pero a todos los niveles: comportamientos tácticos… hoy en día se habla muchos de las transiciones en el fútbol, yo creo es más un aspecto mental. Para mí es fundamental ese cambio de chip, que sea rápido. Y yo creo que esos hábitos se entrenan, no desde lo táctico sino desde lo mental. Y esos hábitos, muchas veces los entrenadores, como directores de nuestros equipos, queremos que el equipo vuele en las transiciones. Cuando pierde el balón reducir sobre el poseedor y tal… y no hacemos comportamientos en los entrenamientos que potencien ese hábito. Yo creo que esos tres segundos que se suele hablar cuando se pierde el balón, que son claves en la transición defensiva, tú puedes generar tales tareas entrenando para que el futbolista transite. Y luego, hay veces que eso va acompañado con la palabra, con un gesto, o las faltas, o los córners, que el jugador los interioriza y forman parte de los códigos internos, que forma parte de un equipo, y eso se entrena.

Antes, cuando hablábamos de la evolución de la sociedad, yo lo que veo y que también lo tenemos que entrenar, ahora ese líder natural que surgía antes en los vestuarios, cuesta mucho más identificarlo. Cuesta más ese veterano que ejercía ese liderazgo y generaba esos códigos. Era de alguna manera el conductor de ese tipo de movimientos. Ahora lo tenemos que entrenar. Yo me he dado cuenta que a los mismos capitanes o líderes del vestuario les tenemos que dar, nosotros como entrenadores, herramientas para que ejerciten un liderazgo eficaz. Y ahí también, desde ahí van surgiendo esos códigos, esos hábitos, que pueden ser comportamentales, de códigos en una jugada, para bloqueos… para mil situaciones.

 

«Una vez que creas conciencia en el jugador, le estás generando responsabilidad. Una vez que generas conciencia y responsabilidad, es generarles comportamientos»

 

FdB: ¿Qué papel importante crees que tienen y cómo hacerlos conscientes de ello, los jugadores del lado opuesto? Con balón, porque muchas veces son los que se acaban beneficiando de la ventaja, como a nivel defensivo, ya que muchas veces son los que acaban pudiendo robar por lo que fueron capaces de condicionar los que estaban cerca del balón.

D.M: Yo creo, lo primero, sobre esto, es crear conciencia. Cuando digo crear conciencia es que el futbolista sea consciente que en todas las situaciones de juego está interviniendo. Y con ejemplos prácticos como el vídeo hoy en día, les podemos hacer ver que el jugador más alejado, tanto en la fase ofensiva como defensiva, acaba siendo determinante en muchas jugadas. Una vez que creas conciencia en el jugador, le estás generando responsabilidad. Le estás diciendo: el balón está ahí pero tú estás jugando el partido aquí, con balón y sin balón. Una vez que generas conciencia y responsabilidad, es generarles comportamientos, volvemos a los hábitos que antes has dicho, tú entrenando para que tu equipo sea un equipo dinámico, proactivo, con un nivel de presencia y conexión en el juego altamente eficaz. Y eso creo que también se entrena. Es decir, si tú entrenando solo estás prestando atención en la zona más cercana al balón, obviando el lado opuesto, creo que ahí estás generando malos hábitos. Si tú, en cualquier tarea de entrenamiento, puede estar contextualizada o no, distribuyes a los miembros del cuerpo técnico de tal manera que no haya un futbolista en el campo que no esté exigido y atento, al principio esos comportamientos van a ser por tu arenga, por estar tú encima, pero al final, esos hábitos el jugador acaba transmitiéndolos al desarrollo del partido. Y yo, cuando analizo a un equipo, por eso me gusta ver mucho in situ, ese tipo de comportamientos… yo cuando veo un equipo cómo compite, suelo visualizar e imaginarme como entrena. Me puedo equivocar, pero yo creo que los equipos transmiten muchas cosas en la competición que son fruto de cómo entrenan. Hay futbolistas que en un contexto determinado rinden muy bien y en otros no rinden. La respuesta va un poquito con esos hábitos que antes has dicho. Y esa, para mí, insisto eh, conciencia, responsabilidad, ver. Y luego el hábito de ser un jugador proactivo y continuamente conectado con el juego. Y esto va relacionado con lo emocional, como todo. Creo que al final todo acaba ahí. Lo táctico es importante pero el motor es eso.

 

«tengo una máxima que me cuestiono todos los días: que la calidad de mi liderazgo no la va a marcar el jugador que más juega, la va a marcar el eslabón más débil del equipo. Ése va a marcar la calidad de mi liderazgo como entrenador»

 

FdB: Estos días, leyendo un artículo, que dentro de los elementos que hay que nosotros podemos “manipular” como la persona, el entorno y esos constreñimientos que queremos hacer, sin el vínculo persona-entorno, puedes constreñir lo que quieras, pero si esa persona no se implica en ese proceso, no vale para nada. En este caso ponían un ejemplo de la danza. Tú podías poner la música, pero si la persona, por ejemplo, no quería bailar, se acababa todo. Y podrían acompañarle la mejor música, la mejor coreografía, la mejor pareja de baile… La importancia de hacer que todos los jugadores se impliquen realmente y hacerlos partícipes. Que no se vaya desenganchando nadie. Mi sensación es que si dejamos que alguno se desenganche, detrás van más.

D.M: Sí, sí, sé lo que me dices y me siento muy identificado con ello. Esto no va relacionado, volvemos a, el mandar un mensaje determinado no significa que el jugador lo va a interiorizar ni mucho menos lo va a desarrollar. Tenemos que ser “todos una piña”. Sí vale, muy bien. ¿Qué estás haciendo para que sean “todos una piña”? Tenemos que estar todos comprometidos. Sí. ¿Cómo estás generando ese compromiso? Muchas veces los entrenadores verbalizamos lo que queremos, pero no lo trabajamos, a nivel mental-emocional y a nivel de vínculo, que yo creo que es la clave de todo esto. ¿Cómo? Yo tengo una máxima que me cuestiono todos los días: que la calidad de mi liderazgo no la va a marcar el jugador que más juega, la va a marcar el eslabón más débil del equipo. Ése va a marcar la calidad de mi liderazgo como entrenador, por lo que al respecto ¿Qué trato de hacer? El concepto este que en psicología se llama “la mirada apreciativa”, el mirar a la persona desde un concepto muy amplio, no solo futbolístico sino humano y hacérselo ver a esa persona. ¿De qué manera? Primero el reconocimiento de todo aquello que aporta. Hacerle visible, no solo a él sino a todos los demás, esos comportamientos tangibles que honran esos valores que tratamos de que nos representen, y muchas veces no lo hacemos.

Y hay muchas dinámicas que nosotros queremos hacer, no solo de comunicación entre ellos sino de reconocimiento entre ellos, porque muchas veces estamos el entrenador recriminando constantemente aquello que no hacen, aquellas faltas de compromiso, disciplina… ¿pero cuántas veces hacemos visibles esos comportamientos que honran al equipo? Ese comportamiento del jugador no convocado que se desvive porque los que vayan a salir de inicio lo tengan todo a su disposición. Nosotros que hemos jugado ahora varios partidos sin público por la coyuntura, más fuera que en casa, está muy bien decir a la gente que está en el banquillo o en la grada, porque ya no están ni en el banquillo ahora, «oye chicos, animad un poquito». ¿Pero cómo consigues que animen? Fomentando el sentimiento de pertenencia. ¿Y cómo se fomenta eso? Con un montón de dinámicas, tareas, que se construyen día a día. Porque ¿tú cómo construyes que tu equipo sea organizado o que ataque, o una salida de balón? Entrenándola. ¿Cómo consigues que tu equipo sea comprometido, que tenga un sentimiento de pertenencia, que tu equipo ante la adversidad se una en vez de fracturarse? Entrenándolo. Y todo esto, si se entrena, al final tiene esa trascendencia.

De alguna manera entiendo que, en un deporte colectivo, todos los jugadores son más importantes que el entrenador, pero ningún jugador es más importante que el equipo. Y eso no solo hay que decirlo sino que hay que potenciarlo. El jugador que menos minutos tiene… a Simeone le hemos oído hablar muchas veces de los minutos de calidad y no de cantidad, algo que le compro totalmente ese discurso. Yo tuve un jugador en el Leioa en Tercera División que se pasó 32-34 jornadas en el banquillo. Y ahí estuvo. Acabó jugando los últimos 4-6 partidos por ciertas circunstancias y estaba preparado y jugó el playoff de ascenso a 2ªB. Es decir, no ha tenido el que más minutos pero sí los más determinantes de la temporada. Y estamos hablando de un portero que te has pasado 8 meses apretando. Y yo le pregunté: ¿Qué te ha hecho seguir así? Y me habló, primero, de su compromiso con sus compañeros y con este club. De ganarse el reconocimiento nuestro. Segundo, su mejora individual. Tercero hacerme cambiar de opinión. Y cuarto, estar preparado para cuando la oportunidad llegue. Un chaval joven que me dio una lección de vida con esos argumentos. ¿Qué quiero decir con esto? Que, si tú haces visible este comportamiento, yo creo que no ha habido años que, después de esa experiencia, no lo haya verbalizado en el vestuario. Y luego, ser consecuente con ello. Hacerlas visibles. Eso potencia el compromiso y el funcionamiento colectivo. Hace que cuando llegue la adversidad el equipo responda y ese jugador responda, en mi opinión.

 

«en un deporte colectivo, todos los jugadores son más importantes que el entrenador, pero ningún jugador es más importante que el equipo. Y eso no solo hay que decirlo sino que hay que potenciarlo.»

 

FdB: Un apunte final. Yo creo que estamos en el momento de los últimos años en que las personas tienen más necesidad que nunca de vínculo pero no lo verbalizamos y parece que todo el mundo es muy independiente. E históricamente estamos muy ligados y necesitados de vínculos, de pertenencia. Yo creo que pensamos que los jóvenes, parece que son muy independientes porque pasa menos tiempo con los padres, más con la tecnología y tienen, más que nunca esa necesidad de vínculo aunque no lo verbalizan.

Pasado este apunte final sobre eso que hablamos, hay una situación de juego que me llama bastante la atención: el centro-remate. Por una parte, es una situación de emergencia a la que recurren muchos equipos cuando se va acabando el tiempo por ser una manera rápida de poner la pelota donde puede haber peligro. Hay un montón de goles de este tipo de situaciones por una mala marca, en fútbol profesional. Son los más preparados, los que más lo entrenando, lo dicen… ¿Por qué se produce tanto? Una situación muy difícil.

D.M: Sí. El patrón más habitual es que se suele poner el foco solo en el balón. Yo aquí responsabilizo mucho al portero que es el que mejor ve esas situaciones y al último de línea, que es el que mejor está viendo todas las situaciones. Les responsabilizo porque muchas veces el remate se produce donde ya hay una desventaja clara, manifiesta. Ya no es que te gane el duelo sino que tú ya posicionalmente estás orientado a perder ese duelo porque ya no va a haber ni duelo. En esas situaciones, bajo mi punto de vista, aparte de la comunicación, el poder de influencia que tenemos entrenador, portero y jugador alejado en ese tipo de situaciones es mucho más, no tanto con la jugada inmediata sino con la segunda acción. Cuando digo la segunda acción no digo el segundo balón. La acción inmediata puede ser, por ejemplo, cuando el extremo está encarando al lateral. Esa situación, el poder de influencia que tenemos es muy reducida. Pero sí tenemos en el posicionamiento donde va a acabar esa jugada o donde puede acabar esa jugada. Y ahí es donde tenemos que poner el foco.

La tendencia, para mí el motivo, el patrón más habitual en este tipo de goles es que el futbolista observa el balón. El balón es un imán muchas veces. El jugador tiene tendencia a orientarse a balón y no está observando rival, dónde le está ganando la posición o para dónde está orientado. Y ahí tienes que, bueno, primero que eso se puede entrenar, y segunda, la comunicación es clave ahí. El portero perfectamente puede estar viendo el balón y con la visión periférica viendo para ajustar ese tipo de situaciones en marca. El último de zona. El último de la segunda línea, para cuándo se tiene que hundir y cuándo tiene que ocupar. Y eso, aparte que creo que se entrena, fundamental el nivel de comunicación. Y yo creo mucho en esos porteros que evitan más que paran. Creo que muchas veces no es tangible lo que te da un portero y lo valoramos cuando valoramos a los 2-3 que tenemos: no, es que este es mejor bajo palos. Ya, pero a éste igual le llegan menos, evita más. Y todo eso se tiene en cuenta, dentro de un montón de variables. Y ésta es una de ellas. Son de estas situaciones que por muchos vídeos que veas del rival, no percibes si no estás en el campo. Es uno de los motivos, que hay mil, para ver los partidos in situ. El nivel de comunicación que tienen los equipos. Y eso para mí es fundamental. Es el patrón más habitual. Luego hay otro tipo de connotaciones, pero para mí el más habitual es ese.

 

«creo que hacemos muchas cosas por mimetismo y sin la reflexión adecuada»

 

FdB: En las situaciones de banda, mi sensación es que antes el jugador más profundo solía ser el extremo. O esa amplitud la daban los extremos. Y veo que cada vez más equipos la dan con el lateral. Sigue siendo una altura por fuera pero esa ubicación es para el lateral. Guardiola, que quizás con su aparición provocó muchos cambios, creo, en el comportamiento de los equipos fruto de la reflexión de los entrenadores tanto para combatirlo como por imitarlo. Curiosamente en su equipo sigue siendo el extremo el que realiza esa función. ¿Por qué crees que se da esto y qué implicaciones piensas que tiene el hacerlo con unos u otros?

D.M: A ver, lo que se da siempre. Las tendencias las marcan los equipos que tienen éxito. Siempre. Históricamente en Mundiales, Eurocopas, Champions… esos equipos que tienen éxito y que consiguen títulos suelen marcar tendencia. Porque son los que vemos, y a los que de manera consciente, y a veces de manera inconsciente, tratamos de reproducir. Ahora, yo en ese sentido soy muy disruptor, en el sentido de que yo me cuestiono mucho las cosas. Por qué las hago y para qué las hago, sobre todo. En mi experiencia, hacer las cosas por moda, muchas veces no es lo mejor para tu equipo. Ahora estamos viendo un montón de equipos que meten a los laterales dentro en salida de balón. Eso, hasta que no lo ha hecho Guardiola, yo no lo había visto. Sí había habido equipos, seguro, pero yo no lo había visto. Y ahora hay un montón de equipos que lo hacen. Yo la primera pregunta que me haría, sería: ¿Tengo yo laterales para hacer esa función? ¿Esta habilidad es necesaria y complementaria con el resto de jugadores del equipo? O ¿Tengo extremos para ocupar por fuera? Hacerte ese tipo de preguntas porque el mimetismo… recuerdo cuando estuvo Bielsa en Bilbao. Un montón de entrenadores de fútbol base iban a ver los entrenamientos de Bielsa, que eran muy novedosos. La verdad es que tuve la oportunidad de ver varios y eran también muy disruptores con lo que hemos mamado. Y veía un montón de entrenadores que trataban de reproducir eso luego con sus equipos, sin contextualizarlo. Yo creo que hacemos muchas cosas por mimetismo y sin la reflexión adecuada, Hay equipos que no eh, que tienen eso muy contextualizado y es una maravilla verlos. Pero eso suele ser la excepción.

Y lo que dices de cuál es la diferencia… al final la ocupación de los espacios no la podemos… antes hablábamos el ego de los entrenadores: no, es que a mí me gusta meter laterales dentro, extremos abiertos. O al revés, laterales que doblen, extremos dentro. Te gusta hacer vale. ¿Pero ese juego que a ti te gusta hacer, hace daño al rival? Porque si no, de qué estamos hablando? Yo creo que todo esto debe ir orientado a una productividad. Y a veces la productividad o la vistosidad está más en el juego directo o el juego vertical que en el juego asociativo. Y muchas veces esa estética, que es más declarativa que intencional, es decir, que muchas veces se oye a los entrenadores hablar de mis equipos, yo, hago esto, queremos… y luego ves, analizas, y cuando el equipo ya está presionado o le sombreas un poco ya te juega directo. Va mucho en este mundo mediático, que los entrenadores muchas veces tratamos de vender una imagen de cara al exterior, no sé por qué. Entonces, para mí, descontextualizar… yo no te puedo decir si para mí es mejor extremos abiertos u ocupar con los laterales altos porque va a depender de la estructura, de tus futbolistas, de cómo te defiende el rival, de cuál es tu identidad como equipo, tu idea de juego, tu modelo de juego… depende de tantas variables que dices tú: ¿es eficaz? Vale, perfecto, como puede ser eficaz hacerlo por un lado de una manera y por otro lado de otra. Y eso mismo que tú quieres hacer al otro día no te sirva para nada y lo tengas que hacer al revés. Yo creo mucho en la versatilidad ofensiva, el tener un modelo de juego adaptable, a cuatro principios para mí básicos, una idea de juego que sí sea versátil y una identidad que sea invariable como equipo, hablando de esos valores colectivos en base a la idiosincrasia del equipo y del club. Eso es un poco lo que construye la esencia de los equipos que yo trato de entrenar.

 

«Yo creo mucho en la versatilidad ofensiva, el tener un modelo de juego adaptable, a cuatro principios para mí básicos, una idea de juego que sí sea versátil y una identidad que sea invariable como equipo, hablando de esos valores colectivos en base a la idiosincrasia del equipo y del club.»

 

FdB: ¿Buscas que tus jugadores, bueno, en realidad se llama saber jugar, pero me refiero a lo que denominamos como polivalencia, y que se puedan adaptar a distintos puestos, transformaciones de la estructura, el buscar capacidades que tienen pero que no saben porque nunca los ayudaron a encontrarlas…? O eres más partidario de jugadores especialistas en su puesto.

D.M: Yo, si la polivalencia te da rendimiento en las 3-4-5 posiciones donde pueda jugar el jugador, yo encantado. Ningún entrenador va a negar eso. Pero muchas veces cuando hablamos de esto, en conversaciones con directores deportivos o gente de fútbol, “este chico puede jugar de…”. Y yo la pregunta siguiente siempre es: puede jugar, pero ¿Qué tal lo hace? Por poder jugar… yo también puedo jugar ahora si me pones, pero no tengo la capacidad para dar una óptima respuesta. Entonces, la polivalencia sí, pero con un nivel de rendimiento. Y luego, el provocarla, el ayudar al jugador, al darle diferentes alternativas dentro de la estructura, para mí es una riqueza táctica bestial, porque tú durante un partido, el tener la capacidad de, con la estructura, darle diferentes registros ofensivos, defensivos, en diferentes alturas del campo y fases del juego… eso te da una versatilidad brutal.

Creo que al jugador le tenemos que dotar de eso, pero también como entrenadores nos vamos al “este te puede jugar de”, incluso en la configuración de la plantilla. Tienes un lateral que te puede jugar de central. Ya, pero ¿Qué rendimiento te va a dar de central? Y esas capacidades cómo van a estar complementadas con las capacidades del equipo, porque creo que cuando empiezas a construir un equipo buscas jugadores que se puedan adaptar a ciertas cosas… pero cuando tienes 17 jugadores o bastante antes, con 11-12 tienes que ver que los jugadores que incorporas cómo se van a complementar con los jugadores que ya tienes. Y no sólo a nivel técnico-táctico sino a nivel humano. A nivel de forma de ser, de personalidad… hay mil formas de medir eso. Test de Belbin, que nosotros solemos hacer siempre, para medir esa versatilidad, esos caracteres diferentes que hagan que el equipo sea muy completo en todos los sentidos. Y si falta una personalidad determinada, trabajarla y entrenarla, eso también se puede desarrollar. Creo que al futbolista le tenemos que dar recursos para desenvolverse en diferentes registros, pero luego como entrenador, buscando el rendimiento, no estoy hablando de fútbol-formación, en fútbol-rendimiento los entrenadores debemos identificar qué respuesta van a dar los jugadores en ciertas posiciones. En fútbol base, fútbol formación, no me siento acreditado a decir o manifestar con rotundidad ciertas creencias que pueda tener porque tan solo he estado cuatro años ya muy lejanos y no tengo la experiencia ni el conocimiento adecuado al menos.

FdB: A la hora de alinear ¿tienes jugadores que digas, si está éste, a este otro lo meto seguro? O jugadores que, si falta otro jugador, es difícil que puedas meter en el equipo porque por la relación que se produce entre ellos los potencia de una manera, pero al fallar uno, ese potencial, al estar alineado con otros, se ve mermado. Si esa alineación depende, más que de forma individual sino de lo que rodea al futbolista.

D.M: Sí, yo creo que una alineación tiene que tener una visión muy sistémica. No solo el rival, el estado de forma, el estado emocional, cómo se va a complementar con los cercanos ya que suele tener una relación directa… yo creo que hay múltiples variables que tengo en cuenta a la hora de hacer una alineación. Sí que es verdad que hay jugadores que te transmiten mayor fiabilidad y mayor seguridad, que muchas veces es una falsa seguridad o falsa fiabilidad que nosotros mismos nos decimos para estar seguros, pero sí creo un poquito en lo que dices. Hay muchos aspectos. Creo que el fundamental es en qué punto está de confianza, seguridad. Si al jugador le ves alto, le ves que vibra alto, eso ya te transmite cosas. Pero luego hay otras cosas. Yo he tenido jugadores que en ciertos momentos, que porque la situación de partido era muy concreta, antes hablamos de los especialistas, y no estando en su mejor momento, tenían que jugar y los he puesto. Y otras veces he tenido dos jugadores en el mismo puesto, que estaban en un nivel altísimo y que no ha jugado alguno de ellos. O ha jugado el que estaba un poquito inferior porque el partido requería de sus capacidades. Hay muchos, muchos aspectos a la hora de tener en cuenta en una alineación, y os puedo decir que no sigo un patrón claro. No te podría decir que siempre juegan los que mejor están, y ya está. No. Ni tampoco os voy a decir que los que la estrategia operativa demanda. Tampoco. Me cuestiono todo con el cuerpo técnico cuando nos sentamos a valorar. Nos cuestionamos todo.

FdB: Dentro de tu metodología de entrenamiento. A la hora de plantear tareas. ¿Siempre le das una estructura a tus equipos o no necesariamente?

D.M: Como te he dicho antes, no sigo siempre un patrón. No hago siempre tareas contextualizadas ni siempre descontextualizadas. Varío. Depende de lo que busque. Creo mucho en los hábitos que hablábamos antes. Hay sesiones más orientadas a generar esos hábitos, esos comportamientos. Hay tareas mucho más descontextualizadas. Hay tareas que yo llamo genéricas, que pueden estar en posiciones o, más que posiciones, situaciones de juego muy extrapolables a la competición, pero que no tienen un contexto claro de la competición. Y hay tareas claramente contextualizadas a la competición. Sobre esto, tan solo decir que no sigo un patrón claro. Sí una estructura de semana más o menos ya estructurada y que se suelen repetir ciertas cosas pero dando variabilidad… variantes, mejor dicho, a esos aspectos que trabajamos.

Y lo que la experiencia me dice, antes os he dicho que hace 10-12 años entrené a un equipo donde la táctica predominaba y estaba todo organizado y le faltaban otro tipo de cosas, llegué a la conclusión de que es importante que el jugador se vaya de la sesión sintiendo que ha disfrutado. Y cuando hablo de disfrutar no hablo de cachondeo, sino que sienta que le ha servido, que sienta que ha estado conectado con la sesión, que sienta que ha sido dinámica… considero que mucho contenido táctico y contextualizado, donde tiene una carga cognitiva elevada el jugador, durante mucho tiempo o durante muchas sesiones, creo que puede llegar a ser contraproducente. Bajo mi experiencia. Entonces, ahora mido mucho. De hecho, trabajo mucho menos la táctica ahora que hace diez años. Porque os he dicho que prefiero que el equipo en determinados momentos tenga cierta desorganización o no tenga ciertos aspectos muy trabajados respecto a que el equipo vibre en una energía alta. Que tengan ganas de entrenar. Y para eso hay muchos aspectos que trabajamos, y puedo decir con orgullo que en los últimos años siento que los jugadores están deseando ir a entrenar y que jueguen o no jueguen, al menos son felices seis días a la semana en el equipo. Luego llega el séptimo que es la competición y evidentemente los que más juegan son más felices y los que menos juegan algo menos, está su aspecto individual, pero predomina también el grupal.

FdB: ¿Cómo es el proceso, tanto dentro como fuera del campo, de esa semana de entrenamiento?

D.M: A ver, una semana tipo, varío mucho. Lo que es trabajo en campo, luego hablo del trabajo fuera, lo que es en campo, lunes pues lo que creo que hacemos casi todos: compensatorio-regenerativo en base a los minutos jugados, aunque tratamos de que mucha parte del trabajo esté todo el equipo junto. Sino todo, gran parte. Y el inicio y el final siempre, o casi siempre, pero que esté integrado.

La segunda sesión, normalmente miércoles, vamos a entrenamientos, yo le llamo, más genéricos, donde van, aparte del objetivo condicional, que muchas veces está integrado en los aspectos tácticos, el principal objetivo es generar hábitos y comportamientos tácticos colectivos que podamos extrapolar a la competición de manera genérica, no contextualizada. Normalmente.

Los jueves, la tercera sesión, tratamos de, o el objetivo principal es, aparte de otros contenidos u objetivos secundarios, el principal suele ser desarrollar a nivel defensivo aquellos patrones de juego o aquellos aspectos de juego que se va a reproducir en la competición. Es decir, dar respuesta táctica defensiva a aquello que el rival nos va a plantear y que el equipo no tiene interiorizado. Nosotros, si vamos a presionar la salida del balón que hacen 2+2, que suelo llamar yo, y ya eso lo tenemos interiorizado de semanas anteriores y esa semana nos vamos a encontrar lo mismo, lo podemos recordar, si veo que cambias varios jugadores lo podemos trabajar, pero no siempre lo entreno. Yo no creo que todas las semanas puedas trabajar todos los contenidos del juego. Entonces, trabajamos aquellos aspectos del juego que entendemos que pueden ser diferenciales o diferentes a lo que el equipo viene desarrollando, a nivel defensivo.

Viernes, hacer lo propio a nivel ofensivo. Lo propio como objetivo principal. Hay veces que metemos el jueves las dos, o metemos miércoles y jueves, pero por norma suele ser jueves y viernes. Sábado descansamos y domingo la sesión en campo es de 35-40 minutos, no acumulamos fatiga. Haces un acondicionamiento general, un poquito de velocidad de reacción, una activación y puedes recordar o trabajar algo de balón parado. No lo trabajamos más en campo.

Fuera del campo. Lunes, solemos hacer, no siempre, antes era muy de analizar el lunes el partido a nivel táctico, errores… ahora lo hacemos más, este año, porque el año pasado en Tercera lo hacíamos puntualmente, lo hacemos más desde el aspecto emocional, cómo lo han vivido, en qué energía han vibrado, si hemos honrado nuestros valores, nuestra identidad… no tanto al desarrollo táctico, que lo hacemos más avanzada la semana, o incluso extrapolamos ciertas cosas al partido que nos vamos a encontrar. Y solemos hacer alguna dinámica orientada a potenciar el vínculo entre ellos. Normalmente los lunes o los miércoles. De muchas maneras. La segunda sesión, solemos trabajar dinámicas más orientadas al aspecto mental. Bien a nivel de conciencia, bien a nivel de desarrollo. Y a nivel táctico solemos hablar, muy por encima, o podemos dar alguna pincelada, de qué es lo más característico que nos vamos a encontrar o del partido que nos vamos a enfrentar.

Es decir, yo le llamo las cuatro fases de adaptación a la competición. Esa es la primera fase, que es comprensión de lo que el rival nos va a exigir, comprenderlo. La segunda fase, yo le llamo visualización. Es decir, visualizar con imágenes aquello que hemos transmitido y que el jugador… esto que se suele decir de que vale más una imagen que mil palabras, más que explicar lo que hacen, que lo visualicen. La tercera fase es experimentar. Experimentar aquellos aspectos del juego que ellos han visualizado, desarrollarlos y ver qué respuesta táctica se da. Y la cuarta fase, que la hacemos más los domingos, el día de partido, en el vídeo, está la charla de la alineación, la charla de la estrategia operativa más el vídeo, y ahí es visualizar lo experimentado. Es decir, alternar la imagen de salida del balón del rival, por ejemplo. Hacen esta salida, vemos una imagen del rival y seguido metemos (grabamos todos los entrenamientos), la respuesta que nosotros damos. Y muchas veces también metemos, en los partidos de vuelta, imágenes del partido de ida, pero en los partidos de ida, imágenes de otros partidos que hayamos dado una respuesta similar. Entonces, esas cuatro fases que yo llamo: compresión, visualización, experimentación y visualizar lo experimentado, hace que el futbolista se adapte, o interiorice muy bien esos aspectos que se van a dar en la competición. Y eso es un poquito el aspecto táctico que hacemos. Como os he dicho, miércoles de aspectos mentales, jueves de aspectos más emocionales y normalmente el viernes, yo le llamo el cuarteto de la felicidad, que son dinámicas orientadas a bueno, creo que la felicidad, la neurociencia ha demostrado que hay cuatro hormonas que se pueden segregar a través de ciertas actividades dinámicas que van orientadas a estar más feliz. Considero que todos, en nuestros trabajos o en cualquier ámbito de la vida, rendimos más si estamos felices. Y creo que eso también se puede entrenar. Los viernes lo orientamos más a eso. esto como una semana tipo, porque también os digo que puede fluctuar. Aspecto mental, emocional, ese cuarteto de la felicidad, esos vínculos entre ellos, luego lo táctico, esas fases de adaptación, y luego en campo, lo que os he dicho de la semana.

FdB2: Hablando de lo que metes a nivel de entrenamiento mental. Entiendo que eres rompedor en eso. Es decir, para el jugador eres diferente. Seguramente algo hicieron o nunca hicieron algo semejante. Pero me parece novedoso cuanto menos. ¿Te encuentras con alguna traba? A la hora de plantear eso. Y si tiene relación con la edad de los jugadores.

D.M: Buena pregunta. A ver, no sé si es rompedor o diferente. Yo creo que el fútbol va a evolucionar por ahí. Hay muchos equipos a nivel profesional que tienen una figura como coach o un psicólogo externo, creo que si es externo tiene que estar en el día a día del equipo. Esa persona que llega un día, da una charla o hace una dinámica, creo que no tiene ningún impacto. Es más, se le percibe como un intruso en el vestuario, y creo que hay rechazo. Debe ser algo interno. Si están en otra figura como el segundo entrenador, genial. Pero todo tiene que estar en la planificación, contextualizado. Creo que no podemos extrapolar la planificación mental, social, emocional, del aspecto táctico. Creo que va todo vinculado. Es como disociar el ataque de la defensa. Va todo asociado. ¿Trabas? Todo lo contrario. De hecho, el entrenar el día de partido, llevo 12 años haciéndolo y al principio al jugador que no lo ha hecho nunca le choca. Damos descanso el día anterior. Es decir, de domingo a domingo entrenaríamos lunes, miércoles, jueves, viernes y domingo. Creo que la sesión de sábado no tiene ningún efecto. El trabajo de la velocidad de reacción no tiene ningún efecto. O lo que he hablado con preparadores físicos, no tiene ningún impacto a 36 horas del partido.

Entonces, no solo eso, sino que también yo hablo de la desconexión mental para luego conectarte. Tú el sábado desconectas, ni veáis partidos que se suele decir, para luego conectarte desde la mañana. Yo no creo en las charlas tácticas hora y media antes del partido. Creo que el jugador no tiene la capacidad, desde mi experiencia al menos, de asimilar toda la información que le damos hora y media antes, que está con los nervios de la competición. Y creo que el mismo día, por la mañana, tiene la serenidad y sabe que el partido está ahí, sabe que toda esa información va a ser útil para él rendir, por lo que el jugador está mucho más receptivo. Nosotros, la charla pre-partido de la mañana puede durar 35-40 minutos con el vídeo incluido. Eso antes de un partido… yo la reduciría bueno, pero hora y media antes a mí me parece… Esto es como el jugador que le vas a sacar en el minuto 80 y le coges y le empiezas a contar lo que tiene que hacer. No te está escuchando. Yo creo que el jugador está diciendo: sácame que quedan diez minutos. Para eso, cuando puedo, yo intento darle las instrucciones cuando sale a calentar o antes de que termine el calentamiento que está haciendo en la banda para que él lo vaya digiriendo. Esto es lo mismo. Y lo que te decía de entrenar el día de partido, yo les pregunto y los jugadores están encantados. De hecho, jugadores que ya no entreno, que vuelven al método más tradicional del día antes y que echan de menos esto. Desde mi experiencia o desde el feedback que recibo de ellos.

¿La juventud? Llevo muchos años entrenando, he entrenado hasta no hace muchos años a jugadores más mayores que yo porque con 23 años ya estaba entrenando en 3ª División y muchos ya eran mayores que yo. Y creo que en ese sentido el jugador, al principio te observa, te analiza, es como todo, pero luego ve el impacto que eso tiene. Y claro, tú no puedes llegar a un club, creo, y ser rompedor con todo. Yo cuando he llegado al Zamora el 1 de octubre hace dos años, empecé poco a poco, empecé observando. De hecho, la primera semana no competíamos porque descansaban. Yo llegué en la jornada 6 creo. Y yo no hice nada más que tomar nota. Iba con la libreta… y los jugadores alucinaban porque no les decía nada. Porque quería observar qué se venía haciendo para rescatar aquello que podía integrar, no romper con todo. Estaban los preparadores físicos que había antes y les dije: seguid como estabais. Yo les había visto competir, me hacía una idea de cómo entrenaban, la constaté, y a partir de ahí fui metiendo aquellos elementos de mejora que entendía y manteniendo aquello que bajo mi criterio hacían bien. Entonces, no entrar como un elefante en una cacharrería pero sí ir metiendo, ir metiendo. E ir percibiendo.

Ahora yo, este año estamos haciendo una dinámica que el primer año el equipo no estaba preparado para hacerla. Una dinámica que me parece muy potente, que tiene que empezar el entrenador. Por poner un ejemplo, va de… yo le llamo la vulnerabilidad. Mostrarnos vulnerables. Eso tiene una conexión emocional con los compañeros y entre todos brutal. Demostrar tus miedos, tus inseguridades, demostrar aquellos momentos trascendentales o memorables que has vivido en tu vida, hacer una línea del tiempo, una línea de vida, y explicarlo. Un fallecimiento de un ser querido, una larga enfermedad, y compartirla. Qué te hizo sentir, qué aprendizaje sacaste de eso. O hitos que tú has tenido, a nivel deportivo o personal. Y es una exposición que primero hago yo como entrenador. Evidentemente el líder tiene que ser ejemplo los primeros días. Y yo hablo de mi vida, de mis miedos, de mis inseguridades, de mis desengaños… incluso amorosos. De todo. De todo. Y me abro. Cuando digo que el equipo hace dos años no estaba preparado para esto… este año mantenemos 17 jugadores del año anterior en Tercera y 10-12 que estaban hace dos años.

Entonces, el equipo ya ha cogido un nivel que decía: vamos a dar un paso más. Y después de hacerlo yo lo han ido haciendo. Ahora lo habrán hecho la mitad de la plantilla. Cada semana, normalmente hay uno que sale. Y sale delante de todo el vestuario y cuenta cosas muy, muy, muy potentes suyas. Se muestran y se muestran de verdad. Y cuentan cosas que queda en la intimidad, que no sale de ahí del vestuario. Uno de los valores, de los pactos que tenemos es la confidencialidad. Pero que se muestran y el nivel de vínculo que genera eso es de lo más potente que hay. Y esto es entrenar el vínculo. Entonces cuando dices de las trabas en base a la edad y tal, creo que esto si lo hubiese hecho el primer año…ufff. Yo creo que no hubiesen… Los que han venido nuevos este año van a ser los últimos en salir. También es voluntaria eh. No se obliga a nadie. Pero todo el mundo… de hecho hay algunos que me dicen: ¿Oye, yo cuando salgo?. Porque se genera una energía de confianza y complicidad que esto luego trasciende en el verde, trasciende. Y ellos son conscientes.

Entonces, yo creo que el jugador, esto es como cuando entrenas la táctica, si ven que tiene una utilidad, creen en ello y van a muerte. Y si ven que sus relaciones, antes hemos hablado de las redes sociales y tal. Si ven que eso está generando unas relaciones de calidad entre ellos y eso fomenta que son seis días a la semana felices, que saben que tienen un compañero que ante la adversidad va a estar ahí, es que te lo demandan. Y lo quieren. Y luego las cenas es lo de menos, ¿me explico? Esto no se trabaja con cenas. Y mi experiencia ha sido esa. Luego he tenido conversaciones con entrenadores: no, esto en el fútbol profesional, en la élite, tal… los egos. Yo no he estado en la élite. Hablo desde mi creencia. Pero yo creo que, por hablar de egos o status, ¿tú crees que Messi y Cristiano Ronaldo no tienen sentimientos o emociones? ¿Son robots? Es decir, si conectas desde aquí (señala el corazón), todo el mundo, todo el mundo, llega a tener un nivel de relación a otra dimensión. Es lo que tratamos de fomentar. No siempre lo conseguimos. Hay gente que le cuesta más, otros menos, pero ya la energía en la que vibramos nosotros… hemos hecho cuatro incorporaciones ahora en diciembre y desde el primer momento dicen: ostia, aquí hay algo especial. Desde el primer momento ven estas cosas y también quieren ser partícipes. Mi experiencia es esa. Igual llega un año y te digo: macho, he llegado con esto y me lo han tumbado a los dos días. No me ha pasado. Llevo ya unos años ejerciendo desde ahí y creo que esto es extrapolable a cualquier ámbito o a cualquier categoría o a cualquier nivel empresarial.

Yo, en formaciones que he estado de PNL, de coaching y tal, con altos cargos directivos, y los problemas que tenían ellos en la gestión de los recursos humanos son los mismos que tenemos nosotros gestionando jugadores. Los mismos. He aprendido un montón de cosas compartiendo con gente que no había visto un balón de fútbol en su vida. Pero tenían gran experiencia, grandes habilidades en la gestión de recursos humanos, por eso te digo que creo tanto en ello… De hecho en grandes multinacionales, hoy en día la evolución, no solo en el fútbol, está yendo por ahí.

FdB2: Creo que se están acercando mucho al mundo del deporte por la experiencia que les podemos aportar. Dicen que la única diferencia que hay es que en el deporte es semana a semana el triunfo o la derrota y en la empresa es quizás, año a año, o más largo el recorrido.

D.M: Yo añadiría una a la que dices. Que en fútbol juegan 11. Le da una complejidad mayor. Bueno, 11 más los cambios. Y eso le da una complejidad mayor. Eso es lo que me dicen, gente de la empresa: ostia, es que lo vuestro es jodido porque claro, en una empresa tienes 20, que cobran lo mismo, lo que quieras, pero aquí todas las semanas hay 8 jugadores que no juegan nada. Hay que gestionar eso. Para mí es la mayor diferencia junto con lo que has dicho. El ganar semana a semana.

 

«Ya no creo en buenas y malas personas, porque todas las personas, como líderes, tenemos la responsabilidad de sacar su mejor versión cuando están con nosotros.»

 

FdB: Una duda, fruto de lo que dijiste que incorporasteis jugadores ahora en invierno, ¿es un aspecto importante el intentar saber a nivel personal cómo puede ser esa persona a la hora de meter en el grupo? A lo mejor futbolísticamente sí pueda aportar mucho pero personalmente pueda “estropear” ese ambiente.

FdB2: Y cómo llegáis a esa información.

D.M: Ahí está una de las claves, que no iba a empezar por ahí. Primero, las referencias que nos llegan o la información que nos llega, la tenemos que relativizar. Yo del mismo jugador he oído hablar perrerías y maravillas. De mí como entrenador, César me decía, ha habido gente que te ponía a parir y otros… ¿A qué le das credibilidad? Mi evolución ahí, porque antes, en ese proceso, con esa temporada en mi segundo año en Tercera División, ese equipo que no transmitía y que trabajaba la táctica, echamos a varios futbolistas por temas disciplinarios, extra deportivos. Mi creencia fue: hay que fichar buenas personas. Desde ahí. Buenas personas. Entrevista y buenas personas. Luego he fichado buenas personas y decía: tiene que haber algo más, tiene que haber algo más. Creía que fichaba buenas personas. Ahora ya no creo en eso. Ya no creo en buenas y malas personas, porque todas las personas, como líderes, tenemos la responsabilidad de sacar su mejor versión cuando están con nosotros.

FdB: Porque todos tienen esa buena versión.

D.M: Claro. No creo que haya un ser humano que, si lo conectas con lo mejor de sí mismo, no esté dispuesto a dar lo mismo por ti. Por ti o por el equipo, mejor dicho, más que por ti. Creo que mi evolución como entrenador ha sido cambiar ese paradigma. Buenas personas no, la clave es la mirada apreciativa, este concepto psicológico de mirar a las personas por lo que tienen y no por lo que les falta. Reconocérselo, hacerles valiosos, hacerles sentirse únicos… eso hace que vibren en esa energía, y que su oscuridad, que todo humano tiene su oscuridad, entendiendo oscuridad por sus defectos, sus manías, sus egoísmos, por lo que sea. Que al menos, cuando vaya y esté con el equipo, que esa oscuridad no prevalezca. Que prevalezca su luz. Y ahí creo que tenemos mucho que hacer. Y en la energía que vibre el equipo. Lo difícil de esto es empezar. Yo hablo con el cuerpo técnico y lo difícil es construir lo que empezamos hace dos años, lo que seguimos construyendo el año pasado… ahora mantener eso con 17 que ya vienen e integrar a los nuevos, no es difícil. No te puedes relajar, tienes que seguir trabajándolo porque los equipos evolucionan o involucionan.

Pero para mí, mantener o seguir creando esta energía es relativamente sencillo, porque el que viene, sin explicársela, la percibe y se adapta, y se siente feliz en ello. Y se siente en ocasiones sorprendido: ostia, yo nunca he hecho estas cosas. Cada vez se van a ir haciendo más. De manera directa o indirecta, porque hay veces que no somos conscientes que estamos trabajando eso. Cuando metemos un juego de vuelta a la calma también estamos haciendo que el jugador se vaya feliz a casa. Es decir, que igual claro, porque no les ha ido bien el partidito o el entrenamiento, pero acaba echándose unas risas. O al principio de la sesión. Nosotros solemos meter un juego al inicio y otro al final. Ahora parece que meter juegos va relacionado con el cachondeo. Y no, que luego hay que conectarse con la tarea. Y la tarea puede tener disfrute claro, ¿por qué no? De hecho, si hay disfrute va a salir mejor. Yo antes, en mis inicios era muy rígido: la tarea, seriedad, tal… estas cosas, que con el tiempo vas suavizándote y dándote cuenta qué es lo importante.

 

«creo que el elemento diferencial de los entrenadores no está ahí, está en su liderazgo. Liderar como la capacidad para inspirar. Liderar, para mí, no es que te sigan, ni es dirigir ni es guiar. Para mí es inspirarles a que den su mejor versión. Inspirar a que estén conectados, a que se sientan que pertenecen a un grupo, a que emocionalmente vibren alto»

 

FdB: ¿Qué valoras de un entrenador?

D.M: Muchas cosas. Esta pregunta hace diez años te hubiera dicho que el conocimiento del juego. El dar respuesta táctica a las situaciones que el rival plantee, el tener una metodología eficaz y que pueda hacer una transferencia a la competición. Hoy el David Movilla de hoy, todo eso lo pongo… también, creo que todo eso hay que tenerlo, pero creo que el elemento diferencial de los entrenadores no está ahí, está en su liderazgo. Liderar como la capacidad para inspirar. Liderar, para mí, no es que te sigan, ni es dirigir ni es guiar. Para mí es inspirarles a que den su mejor versión. Inspirar a que estén conectados, a que se sientan que pertenecen a un grupo, a que emocionalmente vibren alto, que suelo decir yo. Vibrar alto es llegar a la emoción que optimiza tu rendimiento, que te hace empoderarte, que te hace fluir. Lo que más valoro ahora de un entrenador es eso, pero debe tener conocimientos futbolísticos. No puedes poner a cualquiera que no sepa. Pero lo diferencial, dentro de unos mínimos conocimientos, porque al final, el conocimiento del juego dentro de ciertos niveles, estamos todos muy parecidos. Unos podemos tener más sensibilidad, más capacidad o a nivel de metodología tener más recursos, o a nivel de estrategia operativa… pero para liderar requieres de inteligencia emocional. Qué capacidad tienes para gestionar tus emociones y en el partido no te nubles y seas capaz de ver lo que ves cuando estás en la grada. Qué capacidad tienes de gestionar tus emociones para comunicar desde donde tienes que comunicar, con la asertividad suficiente y no dejarte llevar por el resultado o por la expulsión que antes hemos hablado o lo que sea. Yo creo que el liderazgo, esa palabra amplia, de un entrenador, no va con respecto a que le sigan a él, que muchas veces esto va relacionado con el ego del entrenador: “tienen que hacer lo que yo les diga!”. Hay veces que es mejor que hagan lo que ellos sienten. Como se suele decir, más vale una mala idea que once buenas. Que prevalezca la palabra equipo por delante de individuo. Eso lo solemos decir muchas veces, pero ¿Qué hacemos para desarrollarla?, ¿Cómo lo hacemos? Y para mí eso es el elemento diferencial de un entrenador en el año 2021 y en los próximos años, yo visualizo al entrenador en el año 2030, en el año 2040, si no está dotado de habilidades o recursos en la gestión de recursos humanos, inteligencia emocional… yo, aunque me he formado como coach, no tengo ninguna intención de ser coach ni utilizo el coaching. Sí utilizo recursos del coaching para la gestión individual, grupal y colectiva. Es decir, de PNL lo mismo. Utilizo herramientas de anclajes, herramientas para generar cambios de paradigma, de creencias, de empoderamiento… ciertas cosas que he aprendido y las utilizo, pero este es un mundo que va vinculado al desarrollo personal, es decir, tú no puedes liderar a nadie si no te lideras a ti mismo. Tú no puedes hacer que tu equipo tenga un equilibrio emocional si tú no lo tienes y creo que eso requiere una introspección previa tuya para luego desarrollarla. Y lo que más valoro es eso, por encima de la táctica y me hice entrenador por la táctica, insisto, pero ahora creo que la táctica, la experiencia me dice que no me ha ayudado a ganar tanto. Suelo decir a los jugadores que prefiero un equipo desordenado que va, que lo quiere, que lo busca, que está convencido, que la mejor organización del mundo en un equipo con dudas, dividido… ahora, si puedes tener las dos cosas, genial. Pero lo que no podemos perder es lo otro.

FdB: ¿Y de un jugador?

D.M: Yo creo que los que más valoro son aquellos que tienen dos virtudes: que prevalezca el interés colectivo al individual. Muchas veces para saber lo que más valoras tienes que saber lo que más rechazas. Y lo que más rechazo es el egoísmo, entendiendo que todos tenemos nuestros intereses legítimos individuales, pero nunca tienen que prevalecer sobre el grupo. Y luego los que tienen una gran personalidad. Muchas veces cuando hablamos los entrenadores de jugadores con representantes de capacidades técnicas, tácticas, condicionales… pero esos jugadores que en la adversidad demuestran esa personalidad. He tenido en 22 años muchos jugadores, pero ahora me viene, por ejemplo, Aitor Córdoba, que está en el Burgos. Un chico que con 17 años debutó con nosotros en el Leioa. Una gran madurez. Un gran sentido de la responsabilidad. Una gran personalidad. No estoy hablando de aspectos futbolísticos. Y luego un gran sentimiento colectivo. Me viene él como podría decir muchos. Tengo unos cuantos.

 

«los entrenadores evolucionamos o involucionamos. Somos seres vivos, como los equipos, que tenemos que desarrollarnos»

 

FdB: ¿Qué importancia das a la formación y de qué manera lo haces?

D.M: Mucha, toda. Yo creo que así como los equipos, os he dicho antes, evolucionan o involucionan, los entrenadores evolucionamos o involucionamos. Somos seres vivos, como los equipos, que tenemos que desarrollarnos. Cuando me veo como entrenador y visualizo hacia atrás, siempre lo hago, y siento pequeña vergüenza del entrenador que siento que era hace unos años. Y espero dentro de unos años sentirla respecto del entrenador que soy ahora. Y esto va relacionado con la introspección, la autocrítica constructiva, no esa de fustigarte… Y sobre la formación, antes era de ir a todas las formaciones, titulaciones, máster, congresos, análisis, formación de scouting, formaciones de metodología… todo lo que había. Todos los congresos en verano cuando no entrenaba… iba a todo. Hacía todo. Ahora ya, creo que todavía tengo mucho que aprender en ese sentido, pero creo que mi margen de mejora… la rentabilidad que saco a ese tipo de formaciones con respecto al tiempo que le dedico no es tanta como la rentabilidad que saco a formaciones que no tienen nada que ver con el fútbol, tienen más que ver con lo que os he dicho antes. Y ahí, todos los años hago una formación intensa. Este año he estado 15 días en una formación de PNL. 15 días intensivos en una formación de 10 horas diarias. Dormíamos allí y todo. Hace dos años hice de coaching sistémico. Hace tres años hice de coaching personal y ejecutivo… Todos los años hago una formación de esas en verano. Y aparte soy muy autodidacta con libros, con vídeos… me encanta, cuando hago viajes para ver partidos, ir escuchando vídeos de personas que me inspiran. Y no tienen nada que ver con el fútbol eh. Mario Alonso Puig, Juan Bautista Segonds, Fredy Kofman, gente que va más relacionado con aspectos de liderazgo, de la vida, neurociencia… y de eso tengo un montón de referentes y mi formación, en ese sentido, durante el año, es más autodidacta y cuando acaba la temporada siempre busco una formación de ese tipo.

FdB: Un libro a recomendar.

D.M: Mira, uno que siempre recomiendo. Se lo recomendé a mi pareja y le ha encantado: El hombre en busca de sentido de Viktor Frakl. Es un libro para cualquier ámbito de la vida. De lecciones de vida. Y sobre liderazgo, por ejemplo, uno que me gustó mucho de Mario Alonso Puig que se llama Madera de líder. Es un libro sobre liderazgo muy potente. Ahora estoy leyendo Diario para estoicos, el tema del estoicismo, que bueno, es extrapolable a cualquier ámbito. De ese tipo. Tengo varios de Mario Alonso Puig para leer, que es una persona que me inspira un montón…

FdB: Un entrenador desconocido a conocer.

D.M: Aquí no sabría decir y lo contextualizo. Todos los años que he ido entrenando he tendido a idealizar a muchos entrenadores que luego, tal vez, que te hayas enfrentados a ellos y no… porque cuando idealizamos o tenemos referentes lo hacemos desde lo que nos transmiten pero desde una ignorancia absoluta de cómo trabajan, solo vemos el resultado que va muy relacionado con la potencialidad de sus jugadores y un montón de elementos. Entonces, aprendo de muchos entrenadores, escucho las ruedas de prensa previas de todos los entrenadores. Y las escucho porque identificas cosas y hay algunos que te generan más interés que otros, más inquietud, pero no sé cómo trabajan, no sé cómo entrenan, no sé cómo llevan el día a día. Me encantaría, por ejemplo a Yago que lo conocéis, para mí a nivel de táctica ofensiva es top. Es un equipo que cuesta neutralizarle la vida. Me encantaría saber y preguntarle cómo trabaja esto, cómo ha generado estos desarrollos, estas variantes… pues tengo esa curiosidad, pero como tengo con Yago sobre esa, pues tengo con otros entrenadores sobre otras cosas. Pero no te sé decir porque no sé cómo trabaja Yago. Sé el resultado de Yago. Como sé el de Hernán en Unionistas, que en la fase defensiva tiene ciertas cosas interesantes, que pueden ser extrapolables pero que igual en otro entorno, en otro contexto, en otro equipo, desarrollaría otras cosas, o igual el equipo las tiene y no es tanto el trabajo del entrenador… Incluso entrenadores que tenemos ahí en la élite que tenemos como referentes: Klopp, Guardiola, esta gente… ahora que tenemos el Amazon este, que tenemos del Tottenham, he visto de Bielsa, de Mourinho, de Guardiola… Sé que no se profundiza, se aprenden cosas, pero todo se humaniza. Hay entrenadores en la base top que no conozco, seguro. Y hay entrenadores en Tercera y 2ªB top. Y hay entrenadores en Primera División, ya sabes cómo funciona esto, que igual no son tan top. Igual tienen otros recursos. Entonces, no te sé decir porque no conozco. No he estado de segundo entrenador de nadie… es algo que no descarto en un futuro.

FdB: ¿Cómo afecta toda esta dedicación que realizas al fútbol a tu vida personal? Tendemos a idealizar, como decías ahora, pero quita tiempo de otras cosas, cosas que te pierdes y no puedes volver a vivir, planes que tus amigos realizan en su día a día o el fin de semana y tú no puedes realizar por tu profesión.

D.M: Sí, total. He vivido mi vocación de manera exagerada. Pero exagerada es que ahora con 41 años que hice ayer, haría cosas diferentes porque sacrifiqué mi vida personal, sentimental, mi vida social, mi vida familiar… lo he sacrificado todo. Pero a unos niveles que no había otra cosa que el balón, que ver partidos… Desde los 26 años. Hasta los 26 años pues bueno, más o menos. Desde los 23 ya en Tercera División, un nivel de exigencia muy alto. De 19 a 23, cuando empecé también pero era más… Pero desde los 23, y sobre todo, desde los 26 hasta mi destitución en Barakaldo, era prácticamente imposible conciliar una relación sentimental. Ahora bueno, he vuelto con mi pareja de entonces. Y ahora soy consciente, con todo lo que me gusta el fútbol, con esos 19 meses que pasé en paro me di cuenta de que si solo el fútbol era el motor de mi vida, iba a tener muchas carencias. Y hay una frase que ahora utilizo mucho: el que solo de futbol sabe, ni de fútbol sabe. Y creo que mi equilibrio personal va relacionado también con cuidar mi vida personal, mi vida sentimental, mi vida familiar. Y de ahí conecto con mi mejor versión como entrenador. Creo que ahí he mejorado mucho, me quedan cosas, pero el David de hace diez años era un David enfermizo, obsesionado y que bueno, tuve amigos que incluso me dijeron: David, se te está yendo la olla. No os exagero, estoy hablando de 16-17 horas diarias. Sin espacio para nada más. Donde me abandoné personalmente. Ni alimentación, ni descanso, ni ejercicio físico, ni relaciones.

Como antes has dicho somos seres sociales que necesitamos relacionarnos pero era todo fútbol, fútbol, futbol. Y ahora creo que tengo un mayor equilibrio personal. Lo estoy gestionando mejor, dentro de que estoy a 400 km de mi lugar de origen. También me doy cuenta de ese efecto narcisista de cuando ves a un rival y le has visto 3-4 partidos, ya identificamos los puntos claves, vemos el 5º y el 6º para ratificarnos que lo que pensamos es lo idóneo. Y digo: David, no te hace falta más. Y ahora le doy mucho más valor a tener una conversación con un jugador, por ejemplo. Llega un viernes y digo: ¿voy a ver un partido del rival para qué? Ahora con el tema de la pandemia es más jodido, pero a lo mejor quedo con un jugador para tomar un café, pero para no hablar de fútbol sino de la vida, de cómo está él, cómo le va la vida en Zamora… Conversaciones que creo que son necesarias en un líder, en un entrenador y mi paradigma ahí ha cambiado. Antes yo me preguntaba cómo puedo ser el entrenador perfecto, el ideal que pretendía ser. Y ahora mi paradigma es otro. No tratar de ser el mejor entrenador que creo que debo ser sino el que mis jugadores necesitan que sea. Cuando cambias ese paradigma, ya las respuestas son otras. Las actitudes son otras. Igual más que ver un partido más del rival es tener una conversación o tomarte un café con un jugador. Igual lo va a agradecer más, lo va a necesitar más y se le va a ayudar más. Y cuando cambias ese paradigma, tus respuestas son otras.

 

Muchas gracias David!

@DavidMovilla

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