Nos desplazamos a Noia para encontrarnos cara a cara con el entrenador granadino Luis Jiménez Bonilla, de Motril, 40 años. Iniciamos la conversación interesándonos por su pasado y por descubrir cómo ha sido su llegada a este pequeño pueblo tras haber vivido previamente etapas profesionales.
Como jugador, nos comenta que Motril, Granada 74, Baza y La Herradura han sido los club más destacados en los que ha vestido de corto, en diferentes etapas de fútbol base, Regional Preferente y 3ª División. Ya en el apartado técnico, Imperio Albolote, Motril, Polideportivo Ejido (filial y 1er equipo) y Salamanca han sido sus destinos como primer entrenador, segundo entrenador y coordinador de cantera. En el momento en que nos encontramos, su actual equipo, el CF Noia de la Regional Preferente Grupo Norte gallega, viaja líder y está a un pasito de alzarse con el campeonato y el consecuente ascenso a Tercera División. Arrancamos…
FdB: ¿Por qué entrenador?
L.B: Bueno, como desde niño yo tenía en mi mente que mi vida tenía que estar relacionada con el deporte y con la competición. Una de mis pasiones era el fútbol y al no alcanzarlo como jugador pues me lo propuse como entrenador, vi que me llenaba muchísimo y entonces decidí dedicarme a esta profesión. Mis principios fueron claros. No tuve mucho que decidir porque ya, sin saber que iba a ser entrenador de fútbol específicamente, mi vida iba a ir encaminada al deporte y a la competición, por lo que comencé a estudiar INEF como primer paso, después los títulos de entrenador y posteriormente, la pasión me lleva a proseguir en mi formación para intentar conseguir la mejor versión de mi mismo.
«Es un camino que no es fácil por lo nómada de la profesión, sobre todo en el fútbol de élite, donde es difícil de compatibilizar con la vida familiar e incluso vivir de ello.»
FdB: ¿Cómo es tu trayectoria en los banquillos?
L.B: Hay de todo. Hay éxitos, hay fracasos, hay fracasos relativos como yo le llamo… que aún no alcanzando los resultados y objetivos establecidos como experiencias vitales y profesionales te hacen progresar muchísimo. Es un camino que no es fácil por lo nómada de la profesión, sobre todo en el fútbol de élite, donde es difícil de compatibilizar con la vida familiar e incluso vivir de ello.
FdB: ¿Cómo influyó el Imperio Albolote en tu formación y la interacción con un grupo de compañeros con los que coincidiste allí?
L.B: Fue uno de esos momentos de suerte que solo reconoces con el paso del tiempo. Creo que es una de las interacciones, junto con la de Juan Antón, el profesor de balonmano de facultad de Granada, que más ha predispuesto y condicionado mi carrera. Fue, como digo siempre, un germen que provocó que nuestra formación fuera diferente, que partiera de la colaboración, del compartir y del generarnos dudas mutua y permanentemente. En ese proceso, claro está, entra José Alfonso Morcillo y Óscar Cano, que han sido partes vitales del Imperio Albolote y de mi desarrollo profesional y personal.
FdB: ¿Qué tipo de club era el Imperio Albolote? Por hacer alguna comparación con alguno de aquí. Tenía categorías, empezasteis de cero…
L.B: Cuando yo llegué ya tenía buenas categorías. Por ejemplo, llevaban unos años en la División de Honor Juvenil, pero lo que intentamos realizar fue un proyecto de futuro con una estructura y un funcionamiento a largo plazo. Un proyecto basado en la formación, la colaboración, la inquietud y la innovación que intentó ayudar a que el club diera un salto de calidad.
FdB2: ¿Qué fue lo que hizo que esa gente tan buena acabara allí? ¿Qué atrajo a esa gente joven con ganas de trabajar?
L.B: En principio un golpe de suerte pues es lo que nos hizo encontrarnos a José Alfonso Morcillo, Oscar Cano y conmigo. Además de que en Granada hay una facultad de ciencias y la actividad física, y por lo tanto fue más fácil que en otros lugares encontrar gente predispuesta y con ganas para participar en un proyecto de esas características. Personas con vocación. Como se realiza en la configuración de una plantilla de jugadores: te entrevistas con ellos, analizas sus virtudes, capacidades, carácter, personalidad, informándonos con gente cercana a ellos del tipo de personas que son y si pueden encajar o no en el proyecto, porque al igual que los jugadores, el equipo de entrenadores tiene que compartir la misma cultura de valores: generosidad, humildad, compromiso, respeto y entusiasmo. Esto es clave para buscar un equipo de trabajo colaborativo sino… Ese perfil de gente inquieta, curiosa, capaz, con determinación y con ese conjunto de valores impresos es lo que se trató de buscar. Tanto de jugadores como de entrenadores. Y eso creo yo que fue un gran acierto.
FdB: ¿Cómo ayuda el interactuar y debatir con otros compañeros para mejorar tu formación y comprensión del juego?
L.B: Pues yo creo que es fundamental. De hecho, cuando busco un equipo de trabajo busco gente que parta del mismo paradigma de entender el juego pero que a la vez sea divergente, tengan de ideas, opiniones, enfoques diferentes y que sean capaces de confrontarlos, pues de la confrontación emerge un nuevo conocimiento. Quiero que mis compañeros de banquillo aporten, discutan, opinen, que me digan “no estoy de acuerdo”, “podemos hacerlo de otra manera”. Creo que eso es fundamental para la formación y el rendimiento, te ayuda a cambiar, a evolucionar, a innovar, a multiplicar la experiencia.
FdB: ¿Te gustaría encontrar algo parecido aquí a eso que viviste o ya lo has conseguido? Aunque evidentemente llegar a ese nivel es complicado, de ese tipo de gente.
L.B: Sí. Encontrar un círculo que reúna esas capacidades… porque además de grandes profesionales con mentes privilegiadas, son grandes amigos. Entonces es algo muy complicado. De hecho, ahora podemos llevar 4 o 5 años a 1000 km de distancia y el contacto es continuo. El seguimiento mutuo es continuo de las vidas profesionales y personales. Eso cuajó no sólo por lo profesional sino por lo personal, y eso no es nada fácil. Me gustaría encontrarlo de nuevo, pero en otros contextos. Y me encantaría encontrarlo con ellos, por supuesto.
«El entrenador debe partir de observar, no de imponer, para posteriormente proponer»
FdB: ¿Crees que hay un verdadero interés por “comprender” el juego? Entrenadores que les guste el mero juego y no el reconocimiento que trae el fútbol.
L.B: Yo no sé de los demás. Yo solo puedo hablarte por mí y por lo que me rodea. Para mí es tan fundamental como conocer jugadores: conocer al jugador, conocer sus cualidades, sus capacidades, conocer qué tipo de persona es. Con el conocimiento del juego pasa igual: necesitamos conocer el juego y luego ser capaces de situar al jugador en él. Yo creo que esa es la labor más difícil del entrenador. Quizás si nos obviamos alguno de estos dos aspectos, el entrenador estará incompleto, ya que la tarea del entrenador es partir del jugador, pero para ubicarlo en el juego, no para entrenarlo separadamente, ni entrenar el juego sin tener en cuenta al jugador. Porque si no partiríamos de la descontextualización y la imposición. El entrenador debe partir de observar, no de imponer, para posteriormente proponer. Proponer e invitar al jugador a compartir y completar las propuestas para intentar alcanzar la mejor versión de cada individuo y del equipo. Entonces conocer el juego, su estructura y funcionamiento, es para mí uno de los aspectos fundamentales de la profesión.
FdB: ¿Qué valoras de un entrenador?
L.B: De un entrenador valoro muchísimas cosas, pero sobre todo su curiosidad. Tiene que tener un gran repertorio de capacidades porque, además de entrenar y competir, convive con varios grupos de personas con diferentes niveles de interacción. Tiene que liderar, tiene que generar un proyecto de convivencia, tiene que dirigir el proceso de creación de la concepción o modelo de juego, tiene que llevar a cabo un plano estratégico a aplicar cada fin de semana en función del contexto que prevé que va a encontrar, no sólo el tipo de rival, partido y las matizaciones sobre el juego, sino también el arte de alinear coherentemente en función de la estrategia operativa planteada (de las propiedades emergentes de las interacciones entre diferentes jugadores), la utilización de los cambios, quienes, momentos, cambios de las partes y como afectan estas al todo, etc. Por tanto, tiene que saber de jugadores y de juego como hemos dicho antes. Tiene saber de convivir con, no solo con los jugadores y cuerpo técnico, sino también con un equipo directivo, con el entorno una afición, representantes y familiares de jugadores, la prensa, etc. Entonces es una profesión que demanda numerosas prestaciones, que necesita de una amplia formación con contenidos muy diversos, que requiere una actualización permanente.
FdB: Antes de iniciar la entrevista comentabas que le dedicas mucho tiempo a preparar el equipo, vídeo, preparar el entrenamiento… ¿Frustra a veces un poco, (dice Lillo que es un juego de probabilidades, que puedes no tirar a portería y ganar 1-0) que puedes hacer mucho y que al final te evalúan (tristemente o no) por el resultado, y hay muchos entrenadores que le dedican mucho tiempo y bien y otros que le dedican muy poco y ganan? Y a ese entrenador le sirve para tener más oportunidades. No reconocimiento a lo mejor, pero sí más oportunidades.
L.B: El tiempo brindado o la dedicación a una actividad es directamente proporcional o tiene relación exponencial a la pasión que se siente por dicha actividad. El tiempo dedicado es relativo porque también depende de la capacidad que tenga cada entrenador. Yo no me considero un virtuoso y tengo que dedicarle muchas horas al vídeo, porque tengo que detenerme con asiduidad e ir revisando con frecuencia lo visionado, volver a ver para reconocer… y supongo que habrá personas que le cueste menos, que lo ven a primera vista y le es suficiente. Entonces puede haber entrenadores que le dediquen mucho tiempo y esfuerzo y aun así no suelan acertar. También están los que le dediquen poco tiempo y suelan acertar. Por lo tanto, lo del tiempo de dedicación es relativo e irá ligado a las capacidades de cada entrenador. Por otra parte, el dedicarle muchas horas no es sinónimo de éxito, también es parte del compromiso y del esfuerzo que tienes que pagar con la tarea con la que te has comprometido.
El análisis propio del equipo te va a permitir descubrir nuevas interacciones, qué interrelaciones pueden seguir progresando y de que forma, cuáles son menos efectivas, y te va a ir dirigiendo los posibles itinerarios a seguir en el desarrollo de la concepción de juego (prefiero esta nomenclatura a modelo de juego pues es un concepto más abierto que parte de formar ideas y que procede de la escuela rumana de balonmano). En el análisis del rival te vas a encontrar posibles contextos que pueden suceder, desde la concepción de juego del equipo rival y su interacción con la propia, hasta alineación probable y cambios posibles en función de resultado, estrategias operativas, factores externos, etc. Es verdad que preparamos el partido con ciertas matizaciones sobre la concepción de juego propia en función de las características del oponente. También hay semanas que no realizamos ninguna matización sobre la concepción de juego propia. Y también tienes que generar contextos que ayuden a los jugadores a adaptarse a los cambios provocados por el juego rival en el trascurso de un partido.
Aun haciendo todo esto nada te asegura ganar, aunque si lo haces bien aumenta la probabilidad, ya que posibilidad siempre hay.
«tan importante es tener un buen grupo de jugadores como tener un buen grupo de personas, y es la relación en bucle entre ambas lo que realmente convierte a un grupo en un equipo»
FdB: ¿Qué valoras de un jugador?
L.B: Lo mismo que casi de un entrenador que va a formar parte del cuerpo técnico. Por ejemplo, este año cuando confeccionamos la plantilla y elaboramos los requisitos exigibles a los futuros componentes del equipo. Partimos de la exigencia de que fueran buenos jugadores en los diferentes puestos específicos, que tuvieran cualidades complementarias y que estuvieran lo más adaptados posible a la idea genérica de concepción de juego que queríamos proponer. Otra parte muy importante era la persona a la que contratábamos. Y en eso, como te he dicho antes, son muy importante los valores que conforman las personas que van a llevar a cabo un proyecto común: generosidad, humildad, compromiso, entusiasmo, respeto, confianza y trabajo diario y un aspecto que informa bien sobre ello es su historial como suplente, por ejemplo. Entonces este fue el perfil de jugadores que buscamos. En palabras más llanas, como yo les decía a ellos: “que sepáis jugar a esto, que seáis buena gente y que tengáis ganas de mejorar”. Y ese fue el tipo de futbolista que fuimos buscando ya que tan importante es tener un buen grupo de jugadores como tener un buen grupo de personas, y es la relación en bucle entre ambas es lo que realmente convierte a un grupo en un equipo.
FdB: ¿Qué importancia das a formarse de manera continua y de qué manera lo haces?
L.B: A mí me parece fundamental. De hecho, la lucha conmigo mismo, la autoexigencia, es lo mejor que tengo, porque nunca estoy conforme. Siempre tengo dudas de si se podría haber hecho mejor o de forma diferente, y es algo que es determinante, el inconformismo. Hay que aprender de cada partido que disputas, de cada rival al que te enfrentas, de cada persona con la que te encuentras, de cada jugador con el que convives y entrenas, de los entrenadores con los que compartes trabajo, de los profesionales a los que vas a visitar porque despiertan tu curiosidad, de las personas como vosotros que venís aquí a hablar conmigo, intento sacar provecho de todo. Luego también está la lectura, el estudio, de lo facilita internet acercándonos lo que hasta no hace mucho estaba lejano a nuestras posibilidades… Por ejemplo, ayer estuve viendo una entrevista de Valero Rivera y otra de Julio Velasco para Aspire y me parecieron espectaculares, fascinantes. Hay gente en otros deportes que nos pueden aportar muchísimo conocimiento.
FdB: ¿Qué es para ti, algo que se empezó a poner muy de moda a raíz de la llegada de Guardiola, el juego de posición?
L.B: Para mí el juego de posición tiene mucho que ver con… yo creo que tenemos una concepción confundida del juego de posición porque se le ha llamado así a una forma de jugar al fútbol cuya denominación solo representa una parte de lo que la constituye. El juego de posición tiene que ver con el juego posicional, una de las formas de manifestación y desarrollo de los sistemas de juego. Las formas de juego pueden manifestarse de dos formas, posicional o circulante. Entonces el juego de posición está encuadrado dentro de esta primera acepción en ese desarrollo del sistema de juego en el que el jugador despliega su actividad dentro de su puesto específico. Sin circular a otros puestos específicos, por eso se llama de posición. En otros deportes como el balonmano tiene esta concepción. En cuanto al jugador, se producen circulaciones de jugadores, que no son desmarques, sino que pueden ser desmarques o desplazamientos que provocan el cambio de puesto específico con o sin transformación del sistema. Porque se puede circular a otro puesto y convertir un 4-1-4-1 en un 4-1-3-2 por ejemplo, por circulación en profundidad de un media punta a puesto de delantero produciendo un cambio de sistema. O puede que haya otra circulación equilibradora por parte de otro u otros jugadores y sigamos manteniendo el mismo sistema de juego, esto es lo que se denomina juego circulante, que es más complejo. Asociamos el juego de posición con el Barça, pero realmente el juego del Barcelona empezó con un juego de posición y acabó siendo un juego muy circulante. Entonces este término engloba los medios que se utilizan en los sistemas de juego dentro del puesto específico sin desplegar la actividad del jugador a otros puestos específicos. Y dentro de eso pues es amplísimo porque el juego de posición puede disponer de una con mayor o menor circulación de balón, de una selección de medios grupales básicos y complejos, con diferentes formas de expresión del contraataque… es muy versátil. Con unos medios grupales predominantes entre diferentes puestos específicos colindantes, en función también de las características de los jugadores que los ocupan. Es decir, es un concepto general que abarca cómo va a proceder el sistema de juego en función de las características que tienen los jugadores y las manifestaciones de sus interrelaciones. Pero el juego de posición como concepto alcanza una complejidad mucho mayor de la que realmente su nomenclatura indica.
El llamado juego de posición es tratado, en muchas ocasiones de manera simplista, como si solo estuviera constituido por 4/5 conceptos como el hombre libre, el tercer hombre, atraer adversarios, distancias de relación… y esto es casi todo. Yo creo que es mucho más rico que todo eso porque refleja toda la estructura del juego ofensivo, partiendo de los principios generales del juego siguiendo por los principios específicos colectivos e individuales, las intenciones tácticas y los medios tácticos grupales manifestados, los sistemas de juego utilizados y sus formas de aplicación, todo ello tutelado bajo una concepción de juego diseñada en función de las características y capacidades de los jugadores de los que se dispone.
FdB: ¿Crees que hay muchos equipos que utilizan este tipo de juego o que se usa mucho la palabra, pero se aplica poco? ¿Es una moda o convicción y conocimiento?
L.B: Yo no sé lo que hace cada uno. Sí que veo que, al fútbol, como a casi todo en esta sociedad, le afecta la moda. Y si ahora hay varios equipos jugando con 3 centrales pues habrá más propuestas de juego con 3 centrales. Y si el Atlético en algún momento jugó y ganó de una determinada manera pues habrá más equipos que jueguen así. Y si el Barça anteriormente y ahora el Madrid expresan su dominio con un determinado estilo de juego pues durante un tiempo predomina de esa manera de jugar. Es difícil encontrar equipos que expresen su juego a través del predominio del ataque porque es más complicado. Nosotros esta temporada hemos tenido la suerte de poder confeccionar un equipo con el que poder llevar la iniciativa del juego a través del ataque. Pero otros años con equipos con diferentes características con los cuales era complicado desarrollar esa forma de jugar y que para ser eficaces en el juego hemos tenido que desarrollar otra manera de jugar. El entrenador debe adaptarse al tipo de jugadores y equipo que tiene para tratar de sacarle rendimiento. Si no es así entonces hablamos de formación, donde lo realmente importante es aprender a jugar y no el rendimiento y mucho menos el resultado.
FdB: ¿Qué es lo más difícil para un entrenador en lo relativo al juego? Óscar Cano habla mucho de algo que comentabas antes: observar qué relaciones se dan entre jugadores, y crear contextos que potencien esas relaciones.
L.B: Yo creo que es la misión del entrenador es observar, incluso en formación. Debemos de ayudar al jugador a que interprete el contexto donde se desarrolla el juego y como con su intervención intencionada puede generar cambios en el entorno que beneficien a el mismo o a otros compañeros. Algunos de los jugadores del equipo sénior, que entreno esta temporada, me preguntan: “Pero cuando el balón lo tenga el central ¿voy allí o voy aquí?”. No lo sé. El concepto es éste, pero tú tienes que interpretar lo que está pasando. Va a depender del contexto, es decir, de la actividad de tus compañeros y de los defensores próximos, si te están marcando de forma individual, en zona por delante o por detrás, si esto te permite recibir superando línea defensiva y acelerar la progresión o si puedes recibir con espacio ampliado de intervención y movilizar colectivamente al equipo defensor para circular el balón a zona más despoblada de defensores o si el marcaje en proximidad no te permite recibir y puedes movilizar o fijar a tu oponente directo facilitando la participación de un compañero. Entonces en función de la interpretación que realiza el jugador podrá intervenir en el juego de una manera o de otra, siempre respetando los principios del juego, tanto generales como colectivos e individuales, lo que facilitará la eficacia de los medios predominantes de la concepción de juego en cuanto a circulación del balón, a circulación de jugadores, medios grupales básicos, procedimientos, etc y esto está muy condicionado por el cuándo, el cómo, el dónde usar cada medio. Algunos jugadores piensan, “ahora me tocaba circular”. Probablemente no, ahora no se reunieron las condiciones idóneas para circular, no es cuestión de turno, porque las circunstancias no facilitaban que el desmarque a otro puesto fuera eficaz para progresar, penetrar o movilizar y supusiera un peligro potencial para el equipo rival. El poseedor está en circunstancias similares pero tu compañero colindante no está donde estaba antes y su oponente directo tampoco, por lo tanto, las condiciones del espacio de intervención no son las mismas.
Al jugador tenemos que ayudarle a que sepa reconocerse dentro del contexto, a ser consciente de lo que provoca con su participación y facilitar el desarrollo de sus capacidades naturales, porque si no al final generas resistencias que van en contra del funcionamiento colectivo y del progreso individual. Por lo tanto, lo que tenemos que intentar es generarle contextos que los hagan conscientes de la interpretación del juego y les permitan desarrollar y potenciar su juego. No puedes dar soluciones al juego de ataque perdiendo constantemente el balón en ataque. No estás respetando el primer principio general de ataque que es conservar la posesión del balón. Entonces intentaremos ayudarle generando contextos en la que la interacción condicione el nivel de valoración del riesgo en el pase, el reconocimiento de los apoyos potenciales, las trayectorias y ubicaciones de llegada a receptor más idóneas, las bases técnico-tácticas de la circulación del balón o los principios y variables de la intención táctica de relación.
FdB: ¿Qué son para ti las relaciones y sinergias?
L.B: Las relaciones son todas las interacciones que surgen entre los jugadores que se quedan adheridas a la concepción de juego. Es decir, pasan de acontecer de forma casual y esporádica a repetirse intencionada y frecuentemente porque entre ellos esa relación reciproca tiene naturalidad y eficacia, es un atractor del sistema. Esas son las relaciones que el entrenador tiene que observar y potenciar. Las sinergias son todas esas interrelaciones de complementariedad que hacen que se potencie la eficacia del proceso. Si el valor de eficacia máximo de cada jugador es 1 y el resultado global del equipo 15, es debido a las sinergias. Porque mi trabajo más tu trabajo no es la suma de nuestro trabajo. Emerge un potencial extra generado por la organización del sistema. Esas relaciones dan esas sinergias. Y esas sinergias hacen que el equipo de un rendimiento mayor de lo que se obtendría con la suma de las partes. Son como propiedades emergentes del todo o que el todo hace emerger sobre las partes, por ejemplo el Barça de Pep, si lo observas de forma individual no es un equipo que tenga un elevado potencial en la defensa de situaciones de reanudación del juego, pero que como conjunto manifestaba eficacia y no le hacían demasiados goles. ¿Cómo puede ser? La mayoría de jugadores no tiene esa característica de forma individual, pero el equipo como globalidad si la presenta. Pues son capacidades emergentes que surgen de las relaciones entre los componentes de un sistema que configuran su organización. Y la forma de funcionar hacen que el equipo manifieste una cualidad en el colectivo que individualmente presenta pocos jugadores.
FdB: ¿Crees, por tu experiencia, que este tipo de aspectos se valoran por parte de los entrenadores?
L.B: Por ejemplo, si nos referimos al concepto anterior, de las relaciones, las sinergias, las propiedades emergentes… son aspectos tan complejos que todos los días descubro algo nuevo. Yo creo que es la misión más difícil del entrenador. Veo con complejidad el conocer el juego y estar actualizado en cómo va evolucionando, pero cuando tienes un equipo: ver lo que tienes, cómo se relacionan, potenciarlo, ver lo que eso vuelve a generar… eso me parece la labor más difícil. Y no creo que a veces no se haga porque no se quiera. No se hace más porque es de una gran complejidad. Espero en ese aspecto seguir aprendiendo. El último partido en casa hubo jugadores que me enseñaron que pueden aportar aspectos diferentes y que cuando desdoblan a otros puestos generan otras propiedades al equipo. Y eso para un entrenador es vital porque son más posibilidades que le agregan a la concepción de juego y más variables estratégicas disponibles para diferentes situaciones de competición.
FdB: Leía hace poco a un entrenador andaluz, aunque no es algo que diga él, sino más gente, que a veces nuestros miedos como entrenadores limitan a los jugadores.
L.B: Los miedos siempre limitan. A los jugadores en su actividad y a los entrenadores en la nuestra, en la forma de organizar la concepción de juego, en nuestras alineaciones, en nuestra forma de asumir riesgos, en nuestra forma de interpretar el juego durante el transcurso del partido… Esto va muy relacionado con los proyectos a corto plazo que demanda el fútbol. Es decir, los resultados van en contra de los procesos formativos. Y no debemos olvidar que los entrenadores somos también formadores en cualquier categoría. Nuestra misión es facilitar aprendizajes intentando que ellos se descubran a sí mismos, a través de un juego intencional, que reconozcan las formas de interrelacionarse de manera más eficaz, las potencien y manejen para provocar ventajas… pero no deja de ser parte de la formación. Y ahí está la dificultad de manejar la formación en estos entornos de alto estrés a causa de los resultados inmediatos. Y eso hace que haya proyectos en los que se afronte el riesgo desde la lejanía, aún con potencial para generar un juego más elaborado o de apostar por juventud con capacidades o de no tener contratiempos en el vestuario.
FdB2: Vía rápida.
L.B: Sí. Pero sabiendo que de todas formas algún día nos echaran prefiero haber intentado convencer al grupo por apostar por una determinada concepción de juego, para la cual tengan potencial, y por ayudarlos a llevarla a cabo. Porque creo que sin correr riesgos no podemos llevar a cabo proyectos ambiciosos.
«Si no arriesgas y te equivocas no avanzas, no evolucionas.»
FdB: Te evalúan a corto plazo, trabajas a corto plazo.
L.B: Pero también limitas tu aprendizaje. Si no arriesgas y te equivocas no avanzas, no evolucionas. Prefiero no pensar en los resultados. Prefiero pensar que los resultados van a ser consecuencia del proceso y que al final sea el proceso el que nos lleve a los resultados y a los objetivos. También soy consciente de lo efímero de las consecuciones inmediatas a través de tener una concepción de juego simple. Su eficacia tiene caducidad y cuando lleguen circunstancias adversas no sabrás a qué acudir porque no se dispone de variabilidad o no se podrá hacer ajustes, modificaciones o cambios en una estructura y organización tan simplificada.
FdB: Tu modelo de juego lo elaboras, como decías, a raíz de las relaciones que ves entre tus jugadores. ¿Cómo organizas eso? ¿Cómo eres capaz de ir dándole una evolución a tu equipo?
L.B: Si partimos de la pretemporada, la primera semana del periodo preparatorio, el primer ciclo se denomina análisis y observación de los jugadores. Donde se plantean situaciones generales que nos hagan ver cómo se muestra cada uno en su puesto específico y cómo se relacionan entre ellos. A veces son tareas más globales, de juego 11vs11, y a veces son tareas en el que hay ciertas demandas dentro de algún puesto específico o se dan valor a ciertas relaciones entre diferentes puestos específicos o en las que se van cambiando la ocupación, por parte de los jugadores en los puestos específicos para observar que tipo de relaciones se establecen entre diferentes jugadores y contra diferentes rivales.
Por ejemplo, algunos juegos de posición en el que hacemos recibir a los medios centros constantemente de espaldas o se relacionan de forma preferente el medio centro y dos medias puntas o en los que vamos variando los jugadores que participan en los diferentes equipos. Vamos modificando el contexto a través del espacio, las relaciones de oposición, observamos sus capacidades a nivel de desmarque, de movilización, de relación y su continuidad en el juego como poseedores: si son capaces de recepcionar de espalda, girar y superar línea rival, cómo se asocian entre ellos para ver qué tipo de circulación de balón y jugadores podemos realizar. Lo mismo hacemos con centrales y laterales. También lo hacemos con los puntas: los ponemos en situaciones en las que tengan que recibir el balón de espaldas, más o menos largo, en situaciones que tengan que buscar desmarques constantes de penetración, cómo son capaces de finalizar en situaciones de centro, de pase atrás, en situaciones de 1vsportero tras desbordar a un oponente o tras recepción ante un desmarque de penetración… y en función de observar los contextos que se generan vamos viendo cómo podemos hacer que esas cualidades e interacciones surjan para potenciarlas. La evolución del modelo de juego a lo largo de la temporada esta relacionada por lo que ves a diario entrenando y en competición, y debe configurar la idea de lo que es y puede llegar a ser.
FdB2: Más por sensaciones que por algo…
L.B: Sobre por lo que vas constatando. También por los rivales a los que te vas enfrentando. Los oponentes te plantean problemas diferentes, circunstancias cambiantes a las que tienes que dar respuesta y adaptarte y estos problemas acaban convirtiéndose en contenidos de entrenamiento de la concepción de juego.
La evolución o adaptación de los equipos en la segunda vuelta del campeonato también es un aspecto a tener en cuenta. Poniendo el ejemplo del transcurso de esta temporada, la primera mitad de la liga fue muy diferente de lo que nos estamos encontrando durante el segundo tramo. Nos están haciendo propuestas mucho más cerradas, defensas más cercanas al área y nos atacan en espacios muy amplios. Tenemos que posibilitar la aparición de nuevos medios y procedimientos dentro de la concepción de juego, tenemos que descubrir qué posibilidades tiene el equipo con tan poco espacio entre líneas y en función de esto cuales son las posibilidades más eficaces de equilibrio defensivo ante una posible transición rival, y ha habido que ir evolucionando el modelo hacia esas nuevas circunstancias, ya que por ejemplo el funcionamiento en cuanto a circulación del balón no es igual ante defensas altas, con mucha profundidad, es decir, que nos van a defender muy cerca de nuestra área, y si son defensas altas reactivas con acosos intensos sobre poseedor o presionantes en bloque.
Por ejemplo, esta semana nos vamos a encontrar una defensa profunda con dos delanteros que alternan sucesivamente acoso sobre centrales con disuasión sobre medio centro. Por lo tanto, van a ser diferentes la función y las posibilidades de intervención que va a tener el medio centro que con dos avanzados que alternen acoso sobre central poseedor con disuasión sobre central no poseedor, al igual que modificará las posibilidades de intervención de los medias puntas. Y las posibilidades de los dos centrales con el portero, las relaciones, van a cambiar totalmente, ya que suponiendo que tras pase al portero en ambos funcionamientos defensivos se produjeran ataque al impar sobre portero en la segunda forma de defensa el guardameta tendría menor tiempo de respuesta para encontrar una relación favorable. Entonces todas esas circunstancias hacen que el modelo vaya evolucionando y que ellos vayan reconociendo en qué circunstancias hay que utilizar un tipo de soluciones u otras. Hay equipos que disuaden en una zona para luego provocar igualdad numérica en otras, y eso presenta más dificultades todavía y el equipo tiene que gestionar y saber qué tipo de posibilidades son más eficaces para nosotros en ese tipo de contextos. Por lo tanto, la evolución depende de nosotros, de la evolución de los jugadores y sus relaciones, y de los rivales también.
«Para mí el diseño de situaciones debe estar, la mayor parte del tiempo, llevado a un contexto natural del juego»
FdB: Dice Óscar Cano un par de cosas que me parecen interesantes: que muchas veces jugamos al concepto y no al juego. Y también que hay un exceso de movilidad que hace que estemos muy bien preparados para jugar mal. Yo creo que a veces estamos tan pendientes de que se haga visible el concepto y vamos en contra de lo que demanda el juego.
L.B: Sí. Porque cuando planteamos situaciones de entrenamiento tenemos que generar contextos que no desnaturalicen el juego. Entonces, en muchas ocasiones nos centramos tanto en el desarrollo del concepto, que no queda englobado en el juego presentando un contexto es antinatural para su manifestación, muy alejado de lo que vamos a encontrar en la competición. Entonces lo que tenemos que intentar es que el contexto no pierda las características del entorno donde se desarrolla, es decir, mantenga su identidad ecológica, y facilite al jugador su progreso, que no se pierda la esencia del juego en el contexto que hemos diseñado. Por ejemplo, si vamos a entrenar el contraataque en primera oleada y de forma recurrente dicha acción acaba en pase largo en profundidad más pérdida de la posesión puede que el contexto que hemos diseñado demande estas repuestas por parte de los jugadores ya que no contempla posibilidades de contraataque en segunda o tercera oleada o renuncia a llevarlo a cabo para pasar a fase de ataque organizado. En contexto no respeta la esencia del juego ya que está obviando uno de los principios generales del juego en ataque, el principio de conservación del balón. ¿Conservación del balón significa no contraatacar? No. Significa que hay que asegurar la posesión también en esta fase. Y que primero antes de lanzar el contraataque debemos asegurar la posesión y ver por qué zona es más conveniente provocarlo. Entonces muchas veces sí que diseñamos situaciones donde entrenamos el concepto y desnaturalizamos el juego, no se trata de extraer el medio del juego para entrenarlo sino de entrenarlo situándolo dentro él. Para mí el diseño de situaciones debe estar, la mayor parte del tiempo, llevado a un contexto natural del juego.
Y con respecto a la movilidad. Hay que comprender en profundidad el concepto de circulación de jugadores. No significa que cada uno se mueva por donde quiera, para generar incertidumbre sobre el rival, pues un exceso de movilidad que provoca desorganización colectiva e impide cumplir algunos de los principios específicos de la táctica colectiva, como son el de mantenimiento de los puestos específicos y la distribución equilibrada de los espacios de juego, en anchura y profundidad. Significa que la movilidad debe desarrollarse de forma coordinada. Es decir, la movilidad de un jugador en la circulación debe ir coordinada con la movilidad y el estatismo de los compañeros y debe tener una intencionalidad. No es moverse por moverse, porque probablemente se produzca aglomeraciones en determinados espacios y queden otros desocupados en los que nadie pueda intervenir. Es decir, si circulamos, ¿quién compensa ese espacio? Hemos transformado el sistema y ahora el extremo ha pasado a ser otro delantero. Pero ese espacio ¿quién lo equilibra? ¿lo equilibra el media punta que circula por fuera? ¿lo equilibra el lateral y seguimos transformando el sistema y quedamos con 3 centrales y 2 delanteros? En función de las características del equipo debemos decidir quién o quienes circulan, cuándo circulan, quién o quienes reequilibran o transforman el sistema… Es decir, si no tenemos una ocupación equilibrada, y posteriormente a través de la circulación del balón conseguimos llevar el balón a zona liberada de oposición pero, no disponemos de ningún jugador para intervenir y aprovechar la ventaja momentáneo obtenida. Debemos saber cómo movernos, quién reequilibra y cómo se reestructura el equipo en función de esas circulaciones.
FdB: Puede ser esta mala movilidad que muchos equipos…
L.B: Si el exceso de movilidad produce desequilibrios e incertidumbre sobre quien la realiza.
FdB: Que tienen altos porcentajes de posesión de balón, hay mucha movilidad y de repente la pierden y les meten gol. Qué mala suerte que cada vez que la pierden le crean una ocasión de gol. ¿Pueden ser estos desequilibrios, pero que no están reequilibrados, los causantes?
FdB2: Tuvieron el balón todo el partido y la pierden y es gol. Muchas veces se da esa situación.
L.B: Claro.
FdB: Que muchas veces no es por eso. Pero sí que veo muchos equipos que sí que tienen exceso de movilidades y pierden un balón y se ven muy expuestos.
L.B: Siempre hay una estructura más fija del bloque que es responsable del equilibrio en la posible transición, que debe estar atenta al control de los oponentes próximos que pueden facilitar el contraataque rival, cuando la situación del balón no demanda la participación de dicha estructura. Y luego hay otra estructura más flexible y móvil del sistema de juego que puede presentar una circulación de los jugadores más o menos compleja. Pero esa circulación, si es movilidad en general, a veces te desorganiza, y no solo no te permite tener una ocupación equilibrada de los espacios de juego durante la fase de ataque sino que también dificulta la transición defensiva, la presión tras perdida por ejemplo.
«en el fútbol base…el resultado no es importante, lo trascendente es que se sienten seguros y autónomos para intentar expresar y desarrollar todo su potencial en el juego y que entiendan que el error es parte del proceso, aprendan a convivir con él y sus consecuencias, asumir riesgos con respeto, pero nunca con miedo. El miedo coarta la formación.»
FdB: Los conceptos surgen de los jugadores. Pero muchas veces pecamos de imponer conceptos independientemente de los jugadores.
L.B: El entrenador tiene que ser consciente que para articular una concepción de juego debe partir de lo que los jugadores son y proyectar lo que podrían llegar a ser en función de lo que son actualmente. Sin embargo, en el fútbol base, aunque los jugadores no tengan esa eficacia, la única forma de que las adquieran es haciéndolas y equivocándose. El resultado no es importante, lo trascendente es que se sienten seguros y autónomos para intentar expresar y desarrollar todo su potencial en el juego y que entiendan que el error es parte del proceso, aprendan a convivir con él y sus consecuencias, asumir riesgos con respeto, pero nunca con miedo. El miedo coarta la formación. ¿Qué más da ganar 20-0 en alevines y que luego ningún jugador de ese equipo juegue ni en Preferente? Es la mentira del fútbol base. Da igual perder o ganar. Lo más importante es formar, personas con valores y jugadores que comprendan el juego. Por lo tanto, menos en esos casos, que debemos fomentar el desarrollo multidireccional de jugador para ir descubriendo su potencial global. En el deporte de rendimiento los medios que constituyen la concepción de juego parten de los jugadores y no deben imponerse pues solo generan resistencias, deben potenciarse los que manifiestan de forma natural y prever potencia prospectiva. Pero si nos referimos a los principios del juego tanto generales como específicos individuales y colectivos hay que, no diría imponer sino más bien asegurar, su cumplimiento ya que son de una importancia extrema para facilitar la eficacia tanto individual como colectiva de los medios que expresa el modelo de juego.
FdB: Hablabas del profesor Juan Antón, que tiene muchas publicaciones en balonmano. ¿Crees en aplicar aspectos de otros deportes al fútbol? Mi impresión es que hay poco interés en buscar en otros deportes. Luis Fradua, hablaba de que el futuro del ataque posicional del fútbol estaba mucho en el balonmano.
L.B: En cuanto al ataque posicional dependerá de la concepción de juego que los equipos manifiesten para la fase de ataque organizado. Equipos como el Manchester City, el Bayern de Múnich, el Barça… que son equipos que, por su modelo de juego, acaban incrustando contra el área propia al equipo rival, van a tener muchas similitudes con un ataque posicional de balonmano porque el contexto es bastante parecido: equipos poco profundos, aplastados cerca del área… y en otras situaciones pues tendrá menos trascendencia.
Lo que sí que tenemos es que beber de los grandes profesionales que hay en otros deportes. Digo Julio Velasco, Toño Santos, Aurelio Ureña en voleibol; digo Juan Antón, Juan de Dios Román, Valero Rivera en balonmano… y otros muchísimos que hay en otros deportes. Es fundamental aprender de otros. No sólo porque el juego tenga analogía con el nuestro sino por las formas de hacer en otros deportes colectivos, por la manera de funcionar, de entrenar, de convivir… por ejemplo, creo que es fundamental que aprendamos la educación y la forma de convivencia que el rugby transmite. Esos sí que se pegan jugando, pero la integridad y honestidad que expresan en el juego hace que cuando acaban el partido puedan abrazarse, charlar tranquila y respetuosamente en el tercer tiempo sin interferencias del resultado del encuentro, tienen un respeto extremo por el rival… ¿Qué el juego se parece menos? Pues no aprenderemos tanto sobre el juego, pero seguro que un entrenador tiene mucho que aportar en cuanto a los valores que ese equipo representa, la forma de convivencia de ese vestuario, la forma de trabajar con su equipo, etc.
No hace tanto tiempo leí un artículo sobre la convivencia y el cambio de los All Blacks de rugby. Esas cosas que te ponen los pelos de punta y que dices, es que no me extraña que ese equipo sea una leyenda porque esa forma de convivir no es normal, es extraordinaria. Y eso fue un cambio impulsado desde la dirección.
FdB: ¿Un entrenador “desconocido” a conocer?
L.B: Me lo pones difícil.
FdB: Muchas veces hay gente muy preparada que por no tener ese “reconocimiento” se queda. Hay equipos humildes, con entrenadores muy buenos, que por no tener la oportunidad no llegan más arriba porque no los conocen.
L.B: Voy a ser incongruente porque es conocido. Pero a mí me parece que Juanma Lillo es el gran desconocido del fútbol español. El que haya tenido la suerte de charlar con él y de convivir alguna experiencia cercana no tendrá duda… y ya si lo has visto entrenar ya no te quedará ninguna. Y no porque utilice una metodología fuera de lo común. Sino porque sabe en cada momento de lo que está hablando. La información que da al jugador es espectacular. No hay una palabra pronunciada que no sea un acierto. Es un entrenador que conoce el juego en una profundidad bárbara y que luego tiene una forma especial de comunicarla al jugador, ayudando y facilitando su labor, en la forma de relacionarse, en la humildad que transmite. Y es penoso para el mundo del fútbol que haya tenido que llegar al Sevilla de manos de otro. Por favor. ¿Dónde miramos? ¿Qué buscamos para firmar a un entrenador? ¿Qué formación? ¿Qué virtudes? …..
«Creo que estamos en los primeros avances y que esto no va a parar de evolucionar. Es más fácil decir que está todo inventado que seguir evolucionando.»
FdB: Hablando de él, es una persona que estuvo insultada con calificativos como Juan “Malillo” y que curiosamente tiene una manera de hablar que llama mucho la atención y es objeto de muchas críticas por ello. Decían que lo bueno de Lillo no era la manera de verbalizar sino su manera de entrenar, lo eficaz que era a la hora de entrenar para que luego los jugadores aprendieran y lo desarrollaran en los partidos.
L.B: En este mundo del fútbol hay una cosa bastante arraigada y es que al que innova, al que quiere mejorar, al que quiere evolucionar, simplemente por el hecho de satisfacción personal, no por demostrarle a nadie nada, enseguida es tachado de listo, prepotente, filósofo, “en el fútbol está todo inventando”, “¿a qué ha venido éste?”. Yo, como decía Juan Antón: si la medicina lleva evolucionando miles de años y no paran de innovar, en el fútbol y en el balonmano que tienen 100… ¡Cuánto nos queda! No está todo inventado, cuanto por descubrir. Creo que estamos en los primeros avances y que esto no va a parar de evolucionar. Es más fácil decir que está todo inventado que seguir evolucionando.
FdB: En el mundo del fútbol somos muy poco respetuosos, yo creo, con respecto a otros deportes, entre nosotros… ¿Crees que, ahora que hablamos de Lillo, a la gente que utiliza un lenguaje “cuidado” dentro del fútbol se le critica mucho por eso?
L.B: Supongo que como en todo. Habrá entrenadores que tengan buen discurso y luego se quede simplemente en eso. Y habrá entrenadores que tengan buen discurso, buen método y sean buenos profesionales. También habrá entrenadores que no tengan buen discurso, ni sean buenos comunicadores, pero sepan hacer y en los entrenamientos y partidos sean muy eficaces.
Lo que pasa que al ser humano nos da miedo el diferente. El que pueda sacarnos las vergüenzas y preferimos tenerlo lejos. Yo, sin embargo, prefiero tener los mejores colaboradores que pueda, que me cuestionen, que me hagan dudar y aprender de ellos todo lo que pueda.
FdB: ¿Cómo de importante es para ti el feedback que dan los entrenadores en las tareas? Más que la propia tarea en sí.
L.B: Es muy importante. Y en eso el número uno es Juanma Lillo. El hacer consciente al jugador. El porqué, el cómo y el cuándo de cara a esas circunstancias.
La semana pasada hacíamos una situación para el desmarque de los delanteros en esas situaciones en el que el equipo contrario defiende muy poco profundo, muy cercano al área, para que reconocieran los momentos del desmarque. No vale cualquier momento. Hay que reconocer el cuándo, esperando el momento preciso y ser paciente hasta que se generen las condiciones favorables, el dónde reconociendo el intervalo entre los jugadores de la última línea más idóneo en función de donde estaba el balón o de por dónde venía conduciendo el poseedor y la actividad defensiva, reconocer el cómo y seleccionar la trayectoria más idónea en función de mi ubicación de salida, el poseedor del balón y la portería rival. Porque si no vamos a desafinar en muchas ocasiones. Recibe extremo por fuera con el oponente a distancia que le permite girar, pero está todavía perfilado de espaldas y ya le estamos realizando el desmarque. El momento no es el correcto. Aunque la trayectoria, por dónde y el cómo, hayan sido correctos. Pero el momento no. No está ajustado al resto de circunstancias.
Ese feedback es el que tiene que intentar ayudar al jugador a reconocerse y a reconocer en el juego sus intervenciones. Es decir, el que, el cuándo, el cómo, el dónde, por qué en esta situación así, por qué en ésta que es casi igual no, porque tiene este matiz y es diferente por la orientación corporal del extremo. Las circunstancias son similares a la situación anterior, pero la orientación corporal del poseedor varía y ese matiz condiciona su intervención y la tuya. En ésta está junto y en la otra está más por fuera. Esas son las diferencias. Cuando separarse de la jugada. Cuando acercarse. Cuando separarse para agrandar el intervalo del que posteriormente vas a beneficiarte. Comprender todos esos detalles es comprender el juego y tu participación en él. Por ejemplo, una tarea individual dentro de un contexto colectivo en el que el delantero vaya consiguiendo hacerse consciente del por qué, del cuándo, del dónde y del cómo. Que es básicamente lo que define la táctica individual del desmarque en ese puesto específico y que posteriormente tendrá que saber alternar y encadenar con el resto de intenciones tácticas en el rol de compañero del poseedor.
FdB: Retomando un poco lo que hablábamos antes. ¿Crees que hay demasiados ejercicios o tareas y poco juego?
L.B: Yo no puedo separar una cosa de la otra. Si nosotros diseñamos una tarea es para incidir en el juego. Lo otro, es descontextualizar. Que es lo que hablábamos antes. Es jugar a conceptos o hacer cosas prefabricadas que luego no van a tener reconocimiento en el juego.
Por ejemplo, a mí no me gusta hacer evoluciones y menos sin oponentes. ¿Por qué? Porque luego, ¿quién decide? ¿En función de qué decide? Ahí estás decidiendo siempre bien, no hay nadie que te obligue a decidir. El pase va allí, yo voy allí, luego toco aquí. ¿Y después que va a pasar? Porque después en competición va a haber 11 defensores que se van a intervenir, que te van a dificultar y tus decisiones estarán también condicionadas por su actuación. Tenemos que ir, en función de lo que queramos trabajar, modificando la variable oposición de manera que a ellos les permita progresar y les genere un contexto incierto, que luego es lo que nos vamos a encontrar en el partido y tengo que estar preparado para decidir. El por qué me relaciono con este compañero, reconocer las circunstancias, y por qué la fijación de un tercero va a facilitar su intervención y puede provocar un espacio libre al que desmarcarse tras la recepción de dicho compañero.
Entonces eso sólo ocurre si las situaciones respetan los principios metodológicos de especificidad e identidad situacional. Si el entorno que hemos configurado para el entrenamiento no respeta los principios metodológicos al final entrenamos una cosa que no sabemos si nos puede ayudar en el juego, en el partido, que es realmente para lo que entrenamos.
«Es imposible mejorar colectivamente si no se mejora individualmente al igual que es imposible mejorar individualmente si no se mejora colectivamente.»
FdB: ¿Crees en una mejora individual para acabar mejorando lo colectivo (para que la circulación de balón fluya, hay que mejorar pequeños matices, por ejemplo), o crees en no centrarte tanto en esos pequeños detalles sino a “grandes rasgos”?
L.B: Creo que es indisociable una formación de la otra. Tiene que ir a la par. La metodología compleja del entrenamiento que estoy intentando desarrollar está constituida por una serie de principios que rigen el proceso de entrenamiento, otro de los que aparecen con el principio dialógico que rige el desarrollo de conceptos que son a la vez antagónicos e indisociables como en este caso es la formación individual/colectiva. Es imposible mejorar colectivamente si no se mejora individualmente al igual que es imposible mejorar individualmente si no se mejora colectivamente. De forma similar ocurre con contenidos de ataque y defensa. Si el equipo no mejora defensivamente en ataque no va a mejorar porque el equipo defensor no generará las dificultades necesarias que provoquen desequilibrios y adaptación al ataque, y viceversa. Esa interrelación entre juego individual y juego colectivo es fundamental. Y es parte del proceso a partes iguales. Porque al final si entendemos el juego como niveles jerárquicos de organización, los principios generales del juego marcan unas reglas que deben manifestarse de forma permanente en el juego.
Las intenciones tácticas de los jugadores determinan las posibilidades de intervención en función del rol que representan. ¿Qué pueden hacer cuando son poseedores del balón? Pueden relacionarse, lanzar a portería, fijar o desbordar. Y cuando no son poseedores, sino que son compañeros del poseedor, pueden fijar o desmarcarse… entonces, a través de la interrelación en la manifestación de intenciones tácticas por parte de varios jugadores de forma coordinada, surgen los medios grupales. Por ejemplo, si el poseedor fija a su oponente directo, posteriormente se relaciona a través del pase con un compañero y lo encadena con un desmarque de progresión-penetración, y simultáneamente el compañero no poseedor manifiesta intención de desmarque de apoyo encadenado con relación sobre el previo poseedor, a esa interrelación de intenciones tácticas entre varios jugadores genera el medio grupal llamado pared. Si entendemos esta interconexión entre los diferentes niveles jerárquicos de la táctica, comprenderemos que los medios grupales generan el funcionamiento de los diferentes sistemas de juego que el modelo de juego engloba. Entonces, si entendemos, desde la complejidad, esa estructura organizativa por niveles de complejidad interrelacionados que es el juego, es imposible que no esté conectado la mejora individual con la mejora colectiva y viceversa. Porque son niveles de interconexión en bucle, siempre circulante. Lo uno retroalimenta a lo otro.
FdB: ¿Prefieres tareas con muchos o con pocos jugadores?
L.B: Depende del objetivo que pretenda la tarea, del nivel de los jugadores y del tipo de información a administrar a los jugadores. A veces son tareas más o menos colectivas pero están centradas en determinados jugadores y la información va sólo hacia los que ocupan esos puestos específicos aunque el contexto sea más colectivo. A veces son tareas con pocos jugadores. Pero pocos jugadores me refiero… rara vez entiendo tareas con 2 jugadores o con 3, porque la situación de entrenamiento tiene que estar contextualizada. Pocos jugadores es una tarea de 6-10. Y el número de jugadores no deja de ser parte, dentro de la metodología, de una de las variables de uno de los elementos estructurales que manejamos para modificar el tipo de situación que diseñamos. Otros puede ser el espacio, los subespacios, la relación de oposición (cuántos atacan, cuántos defienden), las reglas, las fases del juego (si estamos en una sola fase, si hay cambios ataque-defensa, si hay secuencias ataque organizado-repliegue-contraataque), el número de partes del ciclo de juego que se manifiestan, etc.
Toda esa interacción entre elementos estructurales del juego y cómo los manejo (si hay porterías, el espacio que hay, cómo está organizado el espacio, los jugadores que hay, compañeros y adversarios cómo están organizados, qué nivel de oposición hay entre atacantes y defensores, no sólo en número sino en calidad. Puedes poner, en función de las necesidades, defensores con unas determinadas características y capacidades para modular el nivel de exigencia. Qué reglas de juego están presentes en la tarea, que reglas de provocación aplico a la tarea para provocar que, sin perder esencia…). La manifestación e interrelación de los elementos estructurales del juego, formales y los organizacionales, determinarán la complejidad de la tarea, que a su vez estará influenciada por los contenidos, el funcionamiento de la oposición y los condicionantes externos.
FdB: Como entrenador del Noia, ¿cómo es tu semana tipo?
L.B: Las semanas tipo van condicionadas por varios aspectos. Sí que hay un morfociclo patrón que más o menos vamos siguiendo que está condicionado por la planificación general, que es bastante flexible ya que la dinámica del fútbol es cambiante. Y luego en función del tipo de semana que es. Si atendemos a elementos condicionales, si la semana es más general hay un tipo de contenidos; si es más dirigida, hay otro tipo de contenidos; y si es más específica, hay otro tipo de contenidos. De lo más general vamos desde lo más preventivo a lo más específico que es todo lo que tiene que ver con la competición en sí. Hay semanas más especiales en los que los volúmenes bajan y casi todo está en situaciones especiales de juego. Es decir, que se parezcan mucho al partido durante toda la semana. Y luego hay otras semanas en las que los contenidos son más generales y las situaciones no son tan parecidas al juego, aunque siempre hay situaciones análogas al juego. Y en cuanto a los contenido táctico que constituyen la concepción o modelo de juego pues van variando en función del grado de desarrollo y la dirección en su evolución que vaya manifestando el proceso. Entre contenidos que sigan haciendo evolucionar el modelo de juego y la formación general de los jugadores a contenidos que la competición nos ha demandado, a contenidos relacionados con el rival. Y así vamos estructurando los microciclos.
FdB: ¿Dónde ves tu límite como entrenador?
L.B: Mi límite está en mí y lo que yo sea capaz de manifestar con los equipos. No tengo metas. Nada más que ser feliz siendo entrenador. Es lo que siempre he querido ser y me siento muy afortunado de que mi vida profesional pueda desarrollarse exclusivamente con el fútbol ya que es una de mis pasiones. Yo ahora me levanto y si no estuviera aquí con vosotros estaría en el ordenador viendo el partido del otro día, viendo el partido del siguiente rival, buscando estrategias para la segunda vuelta de la liga, leyendo el nuevo libro de Pep Marí o de Francisco Mora… no sé, todo lo que me enriquezca como entrenador y persona alimenta mi curiosidad. Mis metas son inciertas, la única que me mueve es ser lo más competente posible como entrenador. Además mi vida profesional va muy ligada a la familia, que es mi otra gran pasión y toda meta que pueda interferir en ella queda descartada.
FdB2: ¿Cómo fue tu paso de Salamanca a Noia?
FdB: Estuviste en Segunda División, y durante un tramo con opción de llegar a Primera. No sé si fue casualidad o no, pero desde el desplome de aquel chico, Miguel García, el equipo empezó a caer.
L.B: Todo afecta. Yo creo que era un equipo que hubiera podido mantener la categoría con facilidad pero sí que es verdad que el principio de la temporada fue espectacular. Y después, si la dinámica de derrotas, es mi pensamiento eh, no digo que hubiera pasado; si la dinámica de derrotas no nos hubiera sumido en esos miedos, es decir, que hubieran sido de forma más aleatoria y alternada no tantas consecutivas, ganas 2, pierdes 3, vuelves a ganar 1, empatas otro, ganas 2… Yo creo que el equipo hubiera, por el juego que demostro, mantenido la categoría sin problema. Pero es lo difícil.
En el deporte de competición, el soportar la presión y el ser capaz de hacer lo mismo bajo presión y con miedo es la diferencia entre deportistas de élite, entrenadores de élite y deportistas de otro nivel. Y ahí es donde yo creo que estuvo la dificultad de esa temporada. Y luego cuando mi vida profesional acaba en Salamanca…
FdB2: ¿Estabas con la familia en Salamanca?
L.B: No. En Salamanca estaba sólo. La familia en Granada. Mi mujer trabajaba en Almería aunque vivía en Motril. La trasladan justo al mes siguiente aquí, a Noia. Entonces como mi vida estaba siendo un poco nómada en el fútbol y los contratos no permitían que pudiéramos ir la familia al completo decidimos permanecer juntos en un lugar. En mi andadura por Salamanca a nivel familiar lo pasamos mal, no a nivel deportivo, porque trabajar con Óscar Cano es maravilloso. Además, la amistad que tenemos es espectacular, es decir, para no estar con la familia no estuve nada mal. Pero mi mujer y mis hijos para mí son importantísimos y decidí que la próxima vez que saliera tenía que ser con ellos.
Hubo varias ofertas, incluso algunas para trabajar con Óscar o con José Alfonso Morcillo, personas a las que admiro profesionalmente y con las que me une una gran amistad, pero decidí no volver salir sin la familia. Este año incluso me llegaron dos ofertas de Segunda B y las descarté. Ahora vida profesional y vida familiar deben ser totalmente compatibles, lo siento así y lo quiero así. Tengo unos hijos fantásticos con los que quiero compartir su infancia, verlos crecer, participar de su vida cotidiana y una mujer maravillosa que me hace realmente feliz, y todo ello requiere de relaciones continuas y permanentes. Entonces cuando vine a Noia fue empezar de cero porque aquí que no conocía a nadie, nadie me conocía. Me brindé a entrenar a un equipo benjamín en el club del pueblo y poco a poco, entrenando y trabajando pude ir creciendo en un entorno que me permitiera desarrollarme profesionalmente, ganarme la vida dignamente y a la vez poder compartirlo con la familia. No ha sido fácil.
FdB: ¿Qué diferencia ves a nivel sénior y nivel base, entre el fútbol andaluz y el gallego?
L.B: No hay mucha diferencia a nivel estructural. Está bastante parecido. La diferencia que hay es que Andalucía es más grande y tiene más fichas federativas. Aunque Galicia creo que es la tercera comunidad en fichas. Es decir, que para lo pequeña que es, como Cataluña, tiene un número de fichas altísimas. La diferencia, sobre todo reside en la disimilitud social y cultural que hay entre ambas comunidades.
FdB: ¿Crees que a los entrenadores les falta “horas de despacho”? De reflexión…
L.B: No puedo hablar por el resto de compañeros. A mí me faltan. No me llegan las horas. A veces necesito días de 36 horas. A veces se va Fredi de mi casa, que es el segundo entrenador, después de estar toda la mañana trabajando y luego por la tarde lo vuelvo a llamar y le digo “ostras, le he dado otra vuelta y esto…”. A mí no me llegan las horas porque hay tantas cosas que ver, leer, estudiar, reflexionar, que siempre tengo cosas pendientes… Supongo que con un cuerpo técnico más amplio en el que puedas delegar el reparto de las tareas en más personas, podría disponer de más tiempo. Aunque estoy seguro de que me seguiría faltando el tiempo. Pero a día de hoy creo que nos faltan a todos. Para mí por lo menos no son suficientes.
«Leer el partido requiere ser consciente del contexto y de sus posibilidades de evolución para intentar incidir de forma que se pueda mejorar el rendimiento del equipo.»
FdB: ¿Qué es para ti, como se suele decir, “saber leer un partido”? Leía en Twitter la reflexión de un chico que decía que al que gana siempre se le adjudica una mejor interpretación del partido. A veces el que pierde puede acertar en los cambios o lo que sea pero perder. No hay una causa-efecto.
L.B: El fútbol es un deporte en el que, normalmente, el resultado a largo plazo va a depender de los merecimientos. Y a veces, incluso a largo plazo, se dan muchas sorpresas que en otros deportes de equipo son impensables. En balonmano que haya sorpresas es poco probable y a largo plazo menos. Y en baloncesto de igual forma. El fútbol tiene un nivel de incertidumbre tan grande que puedes no haber tenido el balón, haber llegado una sola vez a portería, jugar con 10 o con 9 y encima ganar el partido. Entonces es difícil de predecir.
Leer el partido requiere ser consciente del contexto y de sus posibilidades de evolución para intentar incidir de forma que se pueda mejorar el rendimiento del equipo. En fútbol y en los deportes de oposición en los que te enfrentas interactuando contra alguien no sólo hay que rendir, hay que rendir mejor que el contrario. Entonces esa adaptación constante para ver en qué factores puedes incidir, qué estructura puedes modificar, qué composición del equipo puedes modificar para favorecer su funcionamiento y que sea mejor que el contrario, este proceso de prospección/análisis-síntesis/previsión es permanente.
A mi entender la lectura de partido comienza el lunes y acaba el domingo. Vuelve a empezar el lunes y vuelve a acabar el domingo. Empieza el lunes con el estudio del partido del día anterior. Evaluando los planteamientos realizados y su eficacia, para intentar determinar en qué podemos ser más eficaces y competitivos y posteriormente comenzando con el equipo contrario, qué estrategia operativa vamos a plantear en función de las características del rival y el entorno, en que aspectos vamos a incidir más de todo lo que hacemos, a qué le vamos a dar más énfasis en función del funcionamiento rival, qué alternativas pueden proponer, qué alternativas podemos plantear nosotros, qué alineación es más probable, qué posibles alineaciones y sistemas de juego podemos proponer en función de la disponibilidad de jugadores, si llegamos perdiendo al descanso qué alternativas tenemos en el banquillo y que posibilidades nos brindan, si llegamos ganando al descanso qué alternativas tenemos, si nos expulsan a un jugador, en función del puesto, cómo reconstituimos al equipo (si vamos perdiendo, si vamos ganando)… Toda esa planificación del partido se hace semanalmente. Luego leer el partido supone aplicarlas in situ, improvisar también in situ. Muchas veces te das cuenta a posteriori de cosas que podías haber hecho que no has sido capaz en el momento. Y lo que tienen es que servirte para la próxima vez que se den circunstancias similares, reconocerlas con prontitud. ¿Por qué defendemos a una altura u otra? ¿Por qué proponemos unos medios más activos en defensa o más reactivos? En función de cómo ataca el rival o cómo no, pero si cambia, ¿cómo hacemos? ¿cambiamos o no cambiamos? Entonces esa previsión que he realizado durante la semana hay que llevarla a cabo durante el partido. Pero es un proceso que no para de cambiar, siempre inacabado, que no permite que la cabeza del entrenador puede dejar de funcionar. Por eso es tan importante y necesaria la participación del personal del cuerpo técnico exigiéndoles un continuo proceso de prospección/análisis-síntesis/previsión. Están aquí para aportar. Luego le tocará al entrenador decidir. Pero es de gran importancia tener variabilidad en las alternativas de intervención sobre el partido.
FdB: ¿Utilizas alguna metodología en concreto (periodización táctica, microciclo estructurado…) o un poco lo que más te convence de cada una para elaborar la tuya propia sin seguir nada a rajatabla?
L.B: No sigo ninguna en particular. Mezclo un poco de todo lo que me nutre, intentando integrarlo en la elaboración de una metodología compleja y sistémica, conceptualizada desde el paradigma de la complejidad, que nos permita interpretar mejor el fútbol y su entrenamiento. Tenemos que intentar mirar el fútbol desde con un enfoque nuevo intentando entender la red de relaciones entre subsistemas, sistemas, metasistemas, ecosistemas en la que se encuentra inmerso. Estamos entrenando sistemas, no solo de juego, sistema jugador, metasistema equipo, etc. entre cuyos constituyentes se establecen interrelaciones que generan una determinada organización que a la postre es lo que origina el sistema. También creo que por ejemplo, la periodización táctica, hay principios que algunos tienen que ver más con la metodología y otros tienen que ver más con la concepción de juego. Y a mí me gusta hacer una estructuración diferente, en el que cada uno rija esas determinadas… no quiero decirlo para que no suene mal. Que alguna debe regir esos determinados apartados que engloba el fútbol pero que están interrelacionados.
Al final cogemos parte de la microestructuración de Seirul.lo, parte de la periodización táctica, parte de la estructuración y metodología que se aplica en el balonmano, parte de los principios que se aplican en el baloncesto. Todas estas ideas se van incorporando y asociando con nuestros pensamientos y reflexiones y las vamos integrando en nuestra estructura de conocimiento para poder construir una metodología compleja del entrenamiento aplicada al fútbol. Por ejemplo, recientemente hemos propuesto, desde el paradigma de la complejidad, 6 principios que guían el proceso de entrenamiento y hemos establecido niveles jerárquicos de organización de las situaciones de entrenamiento, que van a determinar el grado de complejidad de cada una de las formas y su introducción en el microciclo en función de la tipología y del nivel de complejidad que tienen. Y ahí sí que hemos tenido un poco que innovar y ver qué tipo de nivel organizacional necesitaba para cumplir con los requisitos de la complejidad. No podemos seguir organizando las tareas ni las sesiones como se hacía antaño, ni tampoco los microciclos. Nuestras sesiones no tienen ni calentamiento, ni parte principal, ni nada de eso. Nuestras sesiones tienen mucho que ver con la estructura del jugador y del juego, con el nivel jerárquico de la complejidad de las tareas (cómo se va introduciendo) y con el nivel de contenidos tácticos que vamos a tratar y su interacción con el jugador y sus procesos. Hemos dado ciertos pasos que nos aproximan a este paradigma, pero creo que todavía nos queda muchísimo que hacer.
FdB: Volviendo al juego de posición. Tan complicado y complejo como es, hay veces que te encuentras que los jugadores no quieren ni pensar en el entrenamiento. En fútbol sénior, con gente que viene de trabajar todo el día o estudiar, y que vienen a “divertirse”. ¿Cómo lidias con eso? El dar esa complejidad y enganchar a tus jugadores y que sí se presten a ello.
L.B: Creo que eso tiene mucho que ver con el proceso de selección de los jugadores que configuran la plantilla. Como te dije antes, no es sólo que sean buenos jugadores sino que reúnan unos requisitos como personas. Y ahí está un poco esa ambición, ese compromiso, ese esfuerzo que tiene que ir ligado con sus cualidades de expresión del juego. Si tiene ambición porque le gusta, por querer ser mejor, por mejorar… normalmente ese tipo de jugador lleva consigo ese compromiso. Si la selección ha sido buena tienes mucho ganado. A veces es imposible convencerlos o no se da con la forma de cómo convencerlos, y otras veces es que no has seleccionado el jugador idóneo. No por el fútbol pero sí por otro tipo de características que configuran la personalidad del jugador.
FdB: ¿Crees que es imprescindible haber sido jugador para poder entrenar?
L.B: Pienso que no, pero sí es cierto que el que ha convivido en ciertos contextos puede tener alguna ventaja… no he estado nunca en un vestuario de Primera, ni en un vestuario de Champions e imagino viendo los problemas que hay en equipos profesionales en cuanto egos, renovaciones, convivencia, intereses, entorno del jugador, etc. Problemas, que al entrar en ese mundo tienes que aprender, muy rápido, a gestionarlos. En ese aspecto, supongo que el que haya estado puede tener algo ganado ya que tienen algunas experiencias vividas en estos contextos. Y si es de un club determinado, el que haya vivido allí, el que haya vivido en la Masía, el que haya sido jugador en el FC Barcelona, o en el R. Madrid, o en el Atlético de Madrid, ya conoce la idiosincrasia del club, el funcionamiento, el entorno (que a veces es muy importante). Y todo eso facilita la labor del entrenador. Sí es cierto que como decía mi profesor Antón, la experiencia previa como jugador no hace que seas buen profesional como entrenador, ya que son profesiones totalmente diferentes. Siempre ponía un ejemplo: un matrimonio estaba buscando una niñera y le preguntaba a uno de los candidatos que cuál era su experiencia. El candidato respondía que tenía una amplia experiencia ya que había sido niño, por lo menos, 10-12 años. Igual que un buen alumno no tiene que ser un buen profesor.
FdB: ¿Qué valor le das al scouting para preparar un partido y de qué manera lo haces en estos niveles más amateur?
L.B: Bueno, en estos niveles tengo la suerte de contar con Fredi que se encarga de ir a grabar los partidos de los equipos rivales y de poder visionarlos para preparar la estrategia operativa contra cada uno de los rivales a los que nos vamos a enfrentar. Normalmente veo el partido completo, además, él corta el partido y prepara un informe basado en una estructura que tenemos para observar el juego del rival en las diferentes fases del juego y en función de eso preparamos la estrategia operativa del partido. El rival matiza nuestro juego pero no lo modifica. Intentamos ver a qué le podemos sacar más provecho dentro de lo que nosotros hacemos, pero no incluimos nada nuevo, sería ilógico. Es decir, si ya hemos construido una concepción de juego que se adapta a las características de los jugadores y de sus interacciones…. Construir algo diferente que no vaya con la naturaleza de nuestros jugadores iría en nuestra contra por mucho daño que pudiera hacerle al rival. Matizamos qué aspectos de nuestro juego pueden ser más eficaces contra un determinado rival pero no solemos modificarlo. A veces proponemos alguna novedad pero esta debe tener como base algo ya conocido de nuestro modelo, algunas variantes o algunos cambios en las formas de algunos medios. El análisis y estudio del rival nos permite poder planificar el desarrollo del partido, el contexto en que se puede desempeñar, la alineación que va a ir mejor para el desarrollo de esa estrategia operativa, etc. Y luego planificar cómo puede evolucionar el partido y cómo puede desarrollarse para tener ciertas alternativas previstas que puedan modificar la estructura, el funcionamiento del equipo u otros aspectos del juego durante el transcurso del encuentro.
FdB: ¿Crees que el entrenamiento tiene un porcentaje de trasferencia, por así decirlo, alto, al partido?
L.B: Creo que debería. Y si no lo tiene creo que deberíamos mirarlo porque sino ¿para qué entrenamos? Las primeras fases del entrenamiento son aprender a entrenar, como se dice; luego entrenar para mejorar; y luego entrenar para competir. Todo fin del deporte de rendimiento consiste en demostrar lo aprendido, lo entrenado en competición, sino entrenamos a entrenar. Y entrenar a entrenar sólo… no te va a dar eficacia a la hora de competir.
FdB: Hay gente que nunca repite tareas. Otra, que repite y va dando poco a poco complejidad haciendo pequeños cambios…
L.B: Yo creo que cada tarea tiene una potencia prospectiva en relación con los jugadores y grado de asimilación de los contenidos propuestos. Hay jugadores que hacen una tarea dos veces y ya no les sirve. Porque ya no les supone un reto, y si esto se produce, significa que no genera en el jugador un grado óptimo de desorganización que le permita trnasformar/adaptar el sistema y por lo tanto, hay que modificarla o cambiarla. Hay que aumentar el nivel de complejidad o cambiar algunos aspectos de la configuración de la tarea para que vuelva a generar impacto en el jugador, es decir, si el nivel de complejidad no les supone un desafío, sobre todo intelectual, cognitivo, la situación de entrenamiento ha perdido potencia prospectiva sobre el jugador y no va a provocar la transformación que estamos buscando. Entonces, las tareas, hay algunas que repito más en periodos determinados de la temporada, hay algunas que repito menos, hay algunas que las repito modificando, hay algunas que no vuelvo a hacer porque no me gusta el desarrollo que han tenido… depende de la interrelación que se produzca entre tarea y jugador.
«Pienso que la pretemporada tiene que servir para conocer a los jugadores, para observar su potencial, su manifestación en el juego y sus interrelaciones para diseñar o ir evolucionando la concepción de juego a la vez que el proceso les aproxima a las demandas de la competición.»
FdB: Has comentado lo que es para ti el periodo preparatorio o pretemporada, ¿qué opinas de la gente que dedica ese tiempo a “cargar el tanque” o este tipo de expresiones en las que se emplea mayor tiempo fuera, que dentro del césped?
L.B: No lo comparto. No digo que sea mejor o peor. Yo no lo comparto. Pienso que la pretemporada tiene que servir para conocer a los jugadores, para observar su potencial, su manifestación en el juego y sus interrelaciones para diseñar o ir evolucionando la concepción de juego a la vez que el proceso les aproxima a las demandas de la competición. Para mí no se puede entrenar descontextualizado. Sí que hay que ir de manera progresiva porque el nivel de especialización es alto y si empezamos con demasiado volumen de nivel específico hay más probabilidad de que puedan aparecer sobrecargas y lesiones que no deberían de venir, pero empezamos por el fútbol desde el primer día.
Lo único que hacemos aparte tiene que ver con la fuerza general y con la parte preventiva. El resto va a ir todo implícito en el juego. Con más o menos nivel de exigencia física hacia unos niveles de resistencia, de fuerza de resistencia, pero todo como consecuencia del juego. Que al final es lo que va a hacer que los jugadores sean eficaces o no en competición.
«la preparación física ayuda. Ayuda a que el jugador tenga una vida deportiva longeva, ayuda a que el jugador pueda manifestar su juego, ayuda a aumentar de disponibilidad del jugador en competición, pero no entrenamos a prepararnos físicamente.»
FdB: Ese tipo de pretemporadas va en la idea de que las derrotas se achacan muchas veces al aspecto condicional. ¿Es más la complejidad del análisis, y, al no haber una causa-efecto, es una explicación “más fácil” en nuestra necesidad de certidumbre?
L.B: La mayoría de los entrenadores, como el ser humano en general, busca certidumbre como forma de sentirse seguro. Como es más fácil creer que lo controlas, buscas causas que justifiquen que controlas, pero realmente, hay tantas interacciones de diferentes causas, que por lo menos mi mente no abarca a comprender todas las interrelaciones que se dan durante un partido y mucho menos a controlarlas. No soy nunca capaz de establecer relaciones causa-efecto. No sé si perdemos porque estamos físicamente peor, o si el nivel de juego ha decaído, si no tenemos un nivel de concentración adecuado… no sé qué causa concreta produjo la derrota. Sí que intento tener en cuenta la mayor parte de las causas posibles que puedan afectar para ser capaces de incidir en ellas e intentar facilitar determinados efectos, pero el juego presenta una causalidad compleja por la que a veces las mismas causas tienen idénticos efectos, y a veces diferentes causas tienen el mismo efectos, etc. Pero eso de que hemos perdido porque físicamente estamos mal, creo que hemos, y te lo dice alguien que ha sido preparador físico, encumbrado la preparación física como aspecto principal cuando es algo accesorio en el juego, es decir, la preparación física ayuda. Ayuda a que el jugador tenga una vida deportiva longeva, ayuda a que el jugador pueda manifestar su juego, ayuda a aumentar de disponibilidad del jugador en competición, pero no entrenamos a prepararnos físicamente. Porque entonces nos olvidamos del juego y podría jugar al fútbol cualquiera que tuviera un excelente nivel condicional, podría ser el mejor extremo del mundo Usain Bolt. Creo que son análisis simplistas y que condicionan mucho porque el mensaje de la prensa siempre busca responsables, causas concretas, generar polémica… pero eso está muy alejado de la realidad del fútbol.
FdB: ¿En qué papel dentro del cuerpo técnico o dentro del club te encuentras más a gusto? Entrenador, segundo, preparador físico, coordinador de la base… ¿Qué te llena más?
L.B: Bueno, me gustan… los que están relacionados con el juego y su entrenamiento por lo tanto el desempeño que más me gusta es el de entrenador. El primer entrenador es un poco el que marca las directrices, la filosofía y la forma de convivir cuerpo técnico que va a llevar cabo el proyecto. Para mi es fundamental, en primer lugar, participar en un grupo de trabajo con personas con quienes comparta los valores y, en segundo lugar, trabajar con profesionales, lo más capacitados posibles, que interpreten el juego y su entrenamiento desde el mismo paradigma, aunque a través de una perspectiva o un pensamiento divergente. Por lo tanto lo más importante del viaje es con quien se realiza, si eres parte de un proyecto en el que los quienes te permiten un trabajo colaborativo, que aporta en tu formación, que tiene un buen feedback, que nos retroalimentamos mutuamente… entonces me da igual primero que segundo. Me gusta el fútbol. Y cuando me toca ser primero trato de rodearme de un buen cuerpo técnico que me exija y me haga mejorar, que me aporte y me cuestione, en el que nos retroalimentemos mutuamente.
FdB: ¿Qué importancia das a que todo el cuerpo técnico sea quien planifica las sesiones y el trabajo y no que el entrenador haga por su cuenta, llegue a la sesión y le explique al resto? Que no haya una interacción entre el cuerpo técnico para diseñar las sesiones. O los cuerpos técnicos que se fraccionan el tiempo para dar cabida al trabajo de cada uno: 20 minutos el preparador físico, el entrenador una hora…
L.B: Me parece una visión muy parcelaria del trabajo en equipo y de entender el juego y al jugador. ¿Entonces para qué trabajamos en equipo? Si vamos a hacer el trabajo desde compartimentos estancos que no se relacionan entre sí, no es trabajo en equipo. Es el trabajo de un grupo de personas que se va sumando, sería desintegrar el trabajo, entrenando los componentes por separado, sin importar sus interrelaciones en el juego y el entorno, esperando la sumatoria de sus efectos. Pero puede que el entrenamiento indivisible del juego, desde una perspectiva colaborativa y multidisciplinar, pudiera provocar interacciones capaces de generar emergencias tanto a nivel global como a nivel de las partes. En mí opinión, un cuerpo técnico, un grupo de trabajo, debe ser un grupo multidisciplinar. Esto implica una interacción permanente y una formación completa de todos sus componentes, pues ya no solo se debe estar formado (especializado) en una determinada área sino tener una formación mucho más global y tener capacidad para establecer constantemente interrelaciones entre las diferentes áreas. Al igual que el juego y los jugadores están constituidos por una red de relaciones, el cuerpo técnico tiene la obligación, de desarrollar su trabajo de manera colaborativa, interrelacional y compleja, es decir, constituir un grupo de trabajo multidisciplinar que interrelacione sus funciones y su puesta en práctica de forma permanente.
FdB: Una de las cosas que me parece complicada de ser entrenador es cuando pierdes: el ser capaz de cambiar algo, o seguir por la misma línea porque crees que eso es bueno, o matizarlo… porque a veces el perder nos lleva a hacer cambios bruscos para intentar cambiar la dinámica a lo mejor. ¿De qué manera actúas en esas situaciones? Aunque depende del contexto, obviamente. Y por otra parte, si el ganar te hacer ser más proclive o no a hacer pequeños cambios: por ejemplo cambiar a un jugador de posición y descubrir si te puede dar algo nuevo. Es posible que cuando pierdes te aferres más a unas certidumbres, por así decirlo. En lo que te sientes más seguro.
L.B: Está claro que el ganar tiene un doble filo porque aumenta la confianza, pero también enmascara. Y a veces no queremos ver, porque como ganamos… no seguimos analizando, no vemos las deficiencias o las posibilidades de progreso. Aun cuando uno gana frecuentemente, siempre tiene que evaluar y hacer crítica constructiva. No puede permitir que la autoestima se convierta en exceso de confianza que no me permita ser consciente de lo que puedo mejorar y hacia dónde evolucionar. Cuando uno gana de forma continuada, se genera una autoestima que permite que los jugadores asimilen mejor ciertos cambios, ciertos márgenes de mejora, ciertos retos que cuando uno va perdiendo ese clima que se crea alrededor de ellos no es tan proclive. Cuando van mal las cosas pues, depende. Si llegas nuevo a un grupo para arreglar una situación, a lo mejor hay que ser más drástico y tomar ciertas medidas en función de lo que te encuentres. Y si llevas con ellos todo el proceso, cuando lleguen momentos malos yo creo que hay que mantenerse en la misma línea de exigencia sin dejar de evolucionar y de tener esa autocrítica necesaria para seguir mejorando. No realizar cambios drásticos, hay que intentar mantener esa línea constante de trabajo.
FdB: ¿Qué crees que provoca un mayor desgaste en el entrenador?
L.B: Supongo que la incertidumbre del estrés competitivo es una de las cosas que más van desgastando. Y luego las relaciones de convivencia a todos los niveles. Ya no te digo un entrenador de Preferente como yo que no tiene que lidiar con prensa, pero, veo la cantidad de ruedas de prensa que dan los entrenadores de Primera División, y de Champions, para contar todos los días lo mismo. Los niveles de desgaste que tienen de la prensa sensacionalista son brutales porque es la forma que tienen de vender. Los niveles de desgaste que tienen los resultados y la exigencia del club. Los niveles de desgaste que tienen para conseguir liderar la convivencia de ese grupo de jugadores y sus entornos. Y todo eso implica estar constantemente resolviendo problemas… Y eso genera muchísimo desgaste.
FdB2: Las cosas alejadas del césped.
L.B: Supongo que cada vez es más difícil controlar los entornos del jugador para que todos sumen en su rendimiento ya que en sus carreras pues cada vez tienen más exigencias extradeportivas, más intereses no relacionados con el juego y el entrenamiento.
FdB: No hay vacaciones reales como en un trabajo normal.
L.B: Yo no conozco, la carrera del entrenador tiene escasos y cortos periodos vacacionales, casi que no puede ponerse enfermo, ni planificar escapadas familiares, ni pedir días de asuntos propios, ni….
«una buena virtud del entrenador es saber desconectar. Hay que saber desconectar. Es difícil, pero hay que aprender.»
FdB2: Ni en casa la cabeza. Es decir, no acaba tu horario laboral cuando sales del campo. Todo lo contrario a veces.
L.B: Sí, a veces tienes un problema que resolver y no eres capaz de desconectar hasta solucionarlo, pero una buena virtud del entrenador es saber desconectar. Hay que saber desconectar. Es difícil, pero hay que aprender. Porque si no, si lo basas todo, como dice Pep Marí, en un pilar, y todo es tu profesión, tu profesión, tu profesión… cuando va mal no tienes otros pilares donde apoyarte. Si tu vida tiene 3 puntos de apoyo profesión, amigos y familia, entonces cuando te vaya mal profesionalmente los otros 2 pilares podrán sustentarte y ayudarte a reflotar el que se tambalea. Él propone para los deportistas de alto rendimiento esos tres pilares fundamentales porque si tienes más repartes mucho el tiempo y no te permite tener tiempo disponibles para lograr el alto rendimiento. Si basas todo en un pilar acabas siendo psicológicamente muy inestable. Has apostado todo a una carta. Si pierdes, se tambalea toda tu vida.
FdB: ¿Un libro que recomiendes? No necesariamente de fútbol.
L.B: Aprender a convivir de José Antonio Marina. Habla mucho del vestuario también. No es de fútbol, pero habla mucho de lo que es la convivencia tanto en la pareja, como en el día a día…
FdB: El vestuario es una microsociedad.
L.B: Por supuesto.
FdB: ¿Cuántas horas dedicas en tu vida al fútbol y, cómo afecto ello, a aspectos de tu vida personal? Normalmente atribuimos al fútbol, la etiqueta de hobby en lugar de trabajo. Y pensamos que como te gusta tu profesión, que ya no es un trabajo. Pero a un médico le puede encantar su trabajo y no por ello deja de serlo.
L.B: Y a un fontanero le puede encantar su trabajo. En esta sociedad que, como decía Ken Robinson, vamos a vivir casi hasta los 100 años, el que no esté enamorado de su profesión va a tener un serio problema porque va a estar trabajando entre 50 o 60 años. El que no esté enamorado de su mujer va a tener un serio problema porque la va a tener que soportar hasta los 100. Entonces, tenemos que conectarnos con aquello que nos apasiona. Vamos a vivir 50 años con la misma persona, 50 años trabajando en lo mismo… porque a lo mejor ahora, las siguientes generaciones tienen que trabajar hasta los 70 o hasta los 75. Si tienes que trabajar hasta los 70 en algo que odias tu vida va a ser un infierno… Si lo que haces te apasiona te faltaran horas a lo largo del día. También deberíamos relacionar esta respuesta con los puntos de apoyo de la vida del entrenador y saber dedicar tiempo, en desconexión total del trabajo, a los otros pilares sobre los que asienta nuestra vida.
FdB: Yo creo que eso es un problema ya educativo. Muchas veces a los niños cuando están en el colegio. Por ejemplo, se da mucha más importancia a matemáticas, lengua, etc, que a la música. Y se tiene la música como algo accesorio. Yo creo que a los niños desde pequeños ni se les fomenta que busquen algo que realmente les guste y les llene y para lo que puedan tener talento, sino para profesiones que tenemos en la cabeza que se puede vivir de ellos, por ejemplo: Médico, abogado… Cuántas veces no se eligen carreras universitarias porque ésta tiene “más salidas”. Me gusta esto, pero como tiene “poca salida”, me voy a dedicar a esto otro. A veces las circunstancias personales te pueden “obligar” a buscar algo, por lo menos a corto plazo, más “seguro”. Y al no fomentar eso, hay mucha gente que sabe que desde los 30, por ejemplo, empieza a trabajar hasta los 70. Trabajará 40 años en los que durante 8 horas, 350 días al año por ejemplo, va a ser infeliz.
L.B: Mira, yo en cuanto a la educación, lo tengo muy claro. He leído mucho también porque tengo niños pequeños y me preocupa. Y necesita un cambio. No es que lo diga yo, que de educación soy un…
FdB: Gente que hablabas antes como Marina, Ken Robinson…
L.B: Sí. Howard Gardner también. Estamos inmersos en un tipo de educación que sólo tiene en cuenta alguno de los tipos de inteligencia que puede desarrollar el ser humano. El sistema educativo está basado en el desarrollo de la inteligencia lingüística y lógico-matemática. Y el que no tiene facilidad para estos tipos de inteligencia o no le apasionan esos contenidos, ¿no puede ser bueno en otras cosas? ¿Por qué no conectamos a cada uno con sus características, posibilidades, gustos y talentos? ¿Porqué es más importante un tipo de inteligencia que otra?
FdB: Educamos a todos de la misma manera.
L.B: Y no sólo eso. Si ligamos las inteligencias múltiples de Howard Gardner con los ciclos de aprendizaje de Bernice Mc Carthy. Encontramos otro aspecto que marca el desarrollo de los jóvenes en la escuela, ¿aprenden todos de la misma manera?. Por qué yo a mi hijo pequeño, que tiene una personalidad inquieta, que estudia todos los días conmigo de pie, andando, dando saltos, porque lo aprende mejor que sentado y quieto. Es que juega a la Play así, de pie y dando saltos. Y el otro juega sentado. Porque no son iguales. ¿Cómo los vamos a educar igual? No sólo en que no tienen los mismos talentos, ni las mismas capacidades, es que no tienen ni la misma forma de aprender. Y aquí los educamos a todos por igual. El modelo está totalmente obsoleto. Tiene que cambiar. Hay que conectar a cada uno con sus capacidades y con las formas de aprendizaje que más le faciliten su desarrollo. Eso no quiere que no tengan una base cognitiva del resto de materias. ¿Pero por qué no le potenciamos también lo que son? ¿Por qué no aprende cada uno como le es más cómodo aprender si tienen un enfoque del aprendizaje totalmente distinto? Yo creo que proceso de aprendizaje está muy estandarizado y muy descontextualizado. Otro aspecto que esteriliza la escuela es la creatividad, hay que hacer las cosas de forma estandarizada sin variabilidad, en función de las preferencias del maestro en cuestión, sin dejar espacio para la deducción por parte del alumno sin dar importancia al proceso y su manipulación como manera de compresión de los contenidos, como dice Pep Marí, si no sabe poner un ejemplo es que no lo ha comprendido.
Cuando estudiaba en el instituto nos decían que había que hacer una carrera para tener un buen trabajo. Pero acabamos la carrera y eso ya había cambiado. Los que terminaban la carrera ya no tenían asegurado nada. Por lo tanto, ante un futuro incierto, ¿qué educación nos va a preparar mejor?
Por otra parte creo que solo es posible ser un buen profesional, de lo que sea, panadero o carpintero, médico, entrenador, etc. si estás enamorado de lo que haces o si te gusta y tienes un alto grado de responsabilidad.
Y otra cosa que dice Howard Gardner, es que es imposible ser un buen profesional sin ser una buena persona. Y no confundamos ser un buen profesional con éxito profesional ¿Por qué no le damos importancia a la formación del carácter y la personalidad? En la mayoría de colegios sólo se le da importancia a las asignaturas troncales pero, ¿no es más importante ser una persona formada en valores y en la buena convivencia? ¿no será algo fundamental para nuestras vidas? Pues lo hemos perdido en casa y lo hemos perdido en la escuela. Lo hemos doblemente perdido. Y creo que es algo que debemos volver a recuperar. Por eso recomiendo ese libro, Aprender a convivir. Aprender a convivir es la base, sobre la cual posteriormente podremos añadir todo lo que queramos a nivel académico y profesional.
FdB: No es que Finlandia sea la bomba porque muchas veces en el tema educativo se recurre a ellos por la importancia también que le dan a los profesores, que son una gente muy reconocida por la sociedad.
L.B: Y con un nivel de exigencia muy alta.
FdB: Exacto. Y quizás aquí el que se dedica a Magisterio tiene la etiqueta de que va a hacer algo fácil. No le da la importancia al profesor. Y muchas veces el profesor mismo no se prepara e intenta realmente cautivar a sus alumnos. El problema que vemos tantas veces es que los alumnos no tienen interés. La responsabilidad también está en el otro lado. ¿Cómo puedo hacer para llegarles a esos alumnos?
FdB2: Y el entrenador lo mismo.
L.B: En primer lugar el magisterio debe ser una profesión vocacional, lo que implica un gran nivel de compromiso, y en según lugar sus aspirantes deben tener unas determinadas capacidades tanto académicas como personales ya que en sus manos queda la educación de la sociedad del mañana, ¡vaya responsabilidad! Creo que eso que tú dices tiene mucho que ver con estar enamorado de la profesión. Es decir, los requisitos en Finlandia para ser profesor son de los más altos. No accede cualquiera. Necesitas unas notas buenísimas, superar unos procesos de selección dificilísimos que están adaptados a lo que luego te va a permitir desarrollarte bien como profesor. ¿Creemos que la superación del grado de magisterio y de las oposiciones de acceso al sistema educativo determinan un buen maestro? Yo tengo mis dudas y creo que deberíamos enfocarlo de otra manera totalmente diferente.
FdB: Hay una serie catalana, que retrasmitieron durante un tiempo en La Sexta, que se llama Merlí que trata de un profesor de filosofía que no es un profesor al uso, y que trata de enganchar con la filosofía a sus alumnos y es capaz, con métodos no tradicionales de enganchar a alumnos que reflejan a personas con personalidad “díscola”, que nos les gusta ir al colegio. Es un poco un reflejo de cómo un profesor puede, con una asignatura que normalmente no llama tanto la atención, ser capaz de por su manera de mostrarles la asignatura, hacer que les guste a los alumnos.
L.B: Otra muestra es El club de los poetas muertos. Hace tantos años que dio ese fogonazo, esa luz, pero se quedó ahí. Yo creo que es más fácil no luchar contra el sistema. Es más fácil hacer lo de siempre. Pero cada vez se levantan más voces de profesores pidiendo el cambio e intentando hacer una educación diferente.
FdB: En la serie, este profesor tiene críticas de los otros profesores por ser el diferente.
L.B: Claro, pero es que muchas veces esas críticas intentan ocultar las carencias. Entonces en vez de enfadarte contigo mismo o tener automotivación para ver que hay otro camino, lo mismo es más fácil criticar y decir que es un chalado o un listo. Pero eso tiene mucho que ver con que hay profesiones que van a determinar el futuro de las personas y, este tipo de profesiones como medicina o magisterio tiene que tener mucho de vocacional. Tanto un médico, como un psicólogo, como un profesor… tienen el futuro de otras personas en tus manos. Si un fontanero hace un mal trabajo lo peor que puede pasar es que tengas que arreglar la instalación, pero en los casos anteriores una incompetencia laboral puede tener unas consecuencias irrecuperables.
FdB2: Un problema económico.
L.B: Sí. Pero son las vidas de las personas, el futuro de las personas. Eso es mucha responsabilidad. Que un médico no tenga vocación y no se actualice permanentemente… pone en juego la vida de otros, por ejemplo, un médico de familia que es el primero que puede detectarte un cáncer y rápidamente mandarte al especialista y así tratarlo a tiempo. Tu vida depende de eso. Hay profesiones y profesiones. Las que requieren un compromiso con la vida de los demás, esas deberían estar supravaloradas en cuanto a las demandas exigidas para poder ejercerlas. Y ya sería bonito que cada uno estuviera enamorado de su profesión. Pero yo creo que en esas ya sería requisito indispensable. Un entrenador de formación que trabaja con niños… puede hundir su autoestima por su forma de tratarlo. Y a veces provocando daños irrecuperables. Mucho cuidado.
FdB2: Puede generar problemas secundarios.
L.B: El cómo ese chico afronta los problemas y cómo los va a afrontar el resto de su vida en ciertos aspectos. Cuidado, que tenemos entre las manos algo mucho más valioso que un simple resultado.
Muchas gracias Luis!
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