Café y charla con Albert Company

El largo tiempo de confinamiento del pasado año 2020 nos obligó a encerrarnos, a establecer nuevas fórmulas de comunicación y a emplear nuestro tiempo en diversos formatos que el día a día habitual no nos permitía alcanzar. El poder llegar a diversas partes del mundo, a nuevos puntos geográficos y a nuevos alcances de debate y conversación nos abrieron también las puertas a conocer nuevos equipos, a ampliar nuestro alcance habitual y a valorar el llegar a distancias que nuestro formato habitual no nos permitía. Surgieron y llegaron para quedarse. Entre otros, fue, mediante una buena recomendación, ver algún partido del Reus B y querer conocer a su técnico. Nos hablaron de Beto, conectamos cable, encendimos la cafetera y pusimos la grabadora a funcionar. Catalán, Licenciado en Historia y con 42 años recién cumplidos. Así arrancamos nuestro 2021. Albert Company

 

FdB: ¿Por qué entrenador?

A.C: Supongo, diría que como todos, por esa inquietud de saber qué pasa en el juego. Y porque descubrí que hay un mundo mucho más amplio de lo que yo pensaba cuando era jugador. Al final, yo vengo de una generación… Tengo 41 años, voy a hacer 42 en enero. Y vengo de una generación donde los campos eran mucho peores, los balones eran muchos peores, el material era mucho peor, el conocimiento era mucho peor… Y todo creía que era mucho más sencillo. Y vas viendo que el entrenar ya no es sólo aquello del rondo, la posesión y el partidito y los cuatro chutes, sino que hay un mundo muchísimo más complejo detrás. Empieza por tener esa inquietud en el juego. Y ver que después, no es sólo el juego, sino que son personas, y ahí ya es el boom. Cuando descubres que esto no va sólo de jugar sino de tratar con personas.

FdB: ¿Cómo es tu trayectoria como entrenador hasta ahora?

A.C: Cuelgo las botas en el CD Benicarló, por un tema de trabajo. Yo ya estaba totalmente desconectado del fútbol en ese sentido porque ya tenía intención de dejarlo pero juego un año más, conozco ese club, conozco a esa gente, y me dan confianza y paso de terminar jugando en junio a estar en el cuerpo técnico en Regional Preferente en agosto. Ese año en la jornada 10-12, la cosa no iba demasiado bien y el míster decide dar un paso al lado, pero me comenta que debo seguir yo, que él lo ve claro, que debo seguir yo. Que estoy preparado. Bueno, yo ya tenía el 2º nivel de entrenador, creo que estaba ese mismo año, sacándome el Nacional. Y tomo las riendas del equipo. La cosa nos fue bien. Hicimos una temporada donde terminamos en la parte media-alta. Al siguiente año renové y arrancamos sorprendentemente muy arriba. Estuvimos toda la primera vuelta en playoff de ascenso a Tercera División y nos desfondamos en la segunda vuelta. Ahí yo necesitaba algún reto más diferente. Estaba muy cómodo pero precisamente estaba tan cómodo que veía que el proyecto no tenía mucha más ambición porque era gente del pueblo o de los pueblos cercanos y económicamente no era potente, entonces no podíamos hacer un paso más adelante. Y tuve la suerte de llegar al Gimnàstic de Tarragona como asistente del Juvenil División de Honor. Estuve año y medio. Un año con Javi Robles, un gran entrenador aquí en la provincia de Tarragona. Mucho aprendizaje. Estuve medio año o 3-4 meses, con Manel Cazorla, otro gran entrenador reconocido aquí, y tuve la oportunidad de dirigir al equipo de donde vivía, el CF Amposta, un club centenario con un pasado muy reciente en Tercera División, pero que estaba en Primera Catalana. Estaba en descenso, no lo pudimos sacar pero me renovaron, hicimos un año más. La verdad es que una comodidad fantástica y absoluta. Tiene unas instalaciones y unas comodidades de categorías superiores.

Ahí viene la llamada de Reus, que es la que cambia un poco esto. Me llaman para ser asistente en Tercera División. Voy, estoy en Reus B, que hacía 2-3 años que había iniciado la andadura con un proyecto muy potente con el CF Reus, de llegar al fútbol profesional. Ese primer año que estoy allí, a medio año, el equipo asentado en zona media, el entrenador principal, Lluis Albesa, se incorpora al staff técnico de Aritz López Garai en el primer equipo y me ofrecen la posibilidad de aparecer en Tercera División. Y ese es el camino de casualidades, porque ha sido así, que me llevan a entrenar en Tercera División. Termino esa temporada. Renuevo el contrato. Hacemos una más, que es la última de Reus B, que es la de la desaparición del club o de la exclusión del club de la LFP en Segunda A y en la que nosotros en Tercera División nos apañamos como podemos y al final se hace una temporada sensacional, con un fútbol fantástico y quedamos a 4-5 puntos de playoff de ascenso a Segunda B, con muchísimas dificultades. Evidentemente sin cobrar, entrenando con pocos elementos, con periodos como la ventana invernal, que fue desastrosa para el grupo. Vino el americano a ser el propietario del club. Pensamos que estaba resuelto. La gente, primero se quería ir. Después se quería quedar. Al final el americano no resolvió las deudas, etc, etc. Termina ese año y la dirección deportiva del CF Reus, que había tenido un éxito brutal es firmada por el Nàstic de Tarragona, y es ahí donde esa dirección deportiva decide repetir los cuerpos técnicos en Nàstic de Tarragona en Segunda B, y en el CF Pobla de Mafumet que es el equipo filial, en Tercera División. Y tanto Xavi Bartolo se va a Nàstic como yo al CF Pobla. Y ahí hasta esta temporada pasada donde nos para la pandemia tras un inicio también fulgurante. Creo que hicimos 25 de los 27 primeros y nos metimos muy, muy arriba. Creo que nos lastró un poquito la situación del Nàstic porque el equipo no fue bien. Hubo un cese de Xavi Bartolo. Nosotros tuvimos que colaborar mucho con ellos a nivel de jugadores. Quien ha tomado filiales sabe que está a disposición del primer equipo, pero lógicamente hay factores que te benefician y otros que te perjudican. Y ahí nos lastró un poquito porque la semana era complicada con 7-8 futbolistas siempre arriba. Hay un partido en Castalia donde todos los futbolistas del banquillo son del filial. Por lo tanto no compiten contigo. Y nos vemos un poco lastrados a nivel de resultados. Aún así terminamos 6º el año pasado, con el parón de la pandemia y quedamos a 4-5 puntos del playoff con la sensación de que probablemente hubiéramos podido lucharlo. Y nada, este año repetimos y la cosa no nos ha funcionado. Y al no funcionar, después de 7 partidos llegó mi cese. Así que ahora, con un poquito de tranquilidad, tomando este tiempo para reflexionar, para ver, para aprender…

FdB: ¿Hasta dónde te gustaría llegar? O si te planteas cómo puedes seguir tu camino o qué cotas puedes intentar alcanzar.

A.C: Yo el salto grande lo he hecho. Todo lo que venga a partir de ahí es fantástico, para mí. Entrenar en Tercera División, en el grupo V aquí en Catalunya, con el nivel que hay y con tantos entrenadores y tanta población, es muy complejo. Estoy cerca de dirigir 100 partidos en Tercera División. Que si me lo dicen hace 5-6-7 años no me lo hubiera imaginado. Obviamente todo el mundo quiere más, quiere ser ambicioso y dedicarse a esto de manera profesional. ¿Abierto? Sí, evidentemente. Pero sin perder la cabeza. A mí no me vale todo. Me valen los proyectos chulos. Me vale aquello que realmente me excita. Que le veo un sustento detrás, que le veo una organización. Al final, yo no soy ex-futbolista profesional, no tengo una trayectoria de mérito. Tengo que venir de abajo. Tiene que ser gente que apueste muy, muy por ti, como ya han apostado. Tampoco me pongo ningún tipo de límites. Veremos dónde llega mi capacidad y, ya no diría el contacto con la gente, sino dónde llegan aquéllos que apuestan por ti.

 

«Sin resultados no vas a ir. Sin el trabajo tampoco. Está claro que tiene que haber resultado, que es lo que manda, pero tiene que haber un trabajo que lo sustente, sino es imposible.»

 

FdB: ¿Cómo crees que es la promoción del entrenador? Si a través de resultados, boca a boca de jugadores, confluencia de todo…

A.C: Hay un poco de todo. Sin resultados no vas a ir. Sin el trabajo tampoco. Está claro que tiene que haber resultado, que es lo que manda, pero tiene que haber un trabajo que lo sustente, sino es imposible. Porque el resultado se puede dar o no se puede dar, pero el trabajo se debe dar. Es fundamental tener ese resultado, pero también la confianza de jugadores, tener ese contacto, ese empujón que te ayude y que te metan ahí. Pero evidentemente, tienes que estar preparado para demostrar tus capacidades, sino es imposible. Si ese empujón no te lo dan a ti, se lo dan a otro. Quien te da ese empujón también va a querer resultados, obviamente. Yo creo que es multifactorial, como todo en el fútbol. Se tienen que dar una serie de circunstancias para que tú, como entrenador, puedes ir progresando en categorías. Pero no sabría decirte el porcentaje de uno y porcentaje de otro. Habrá gente que le baste con un 10-90 y gente con un 90-10 lo tendrá imposible y no podrá llegar. Lo que está claro es que con resultados sólo no. La experiencia la tenemos todos los días. Vosotros, nosotros, todos conocemos grandísimos entrenadores que no pasan de Tercera División. Que son grandes entrenadores, que si tuvieran una oportunidad en fútbol profesional la aprovecharían y darían más rendimiento que muchos.

 

«El entrenador de hoy en día está muy preparado, pero tengo la sensación de que nos abandonamos en el trabajo del trato personal.»

 

FdB: Hablabas antes, y coincidimos, yo creo, que ahora hay mejores condiciones. Siempre solemos decir que el entrenador está más formado que antes. A lo mejor, eso sí, tiene menos instinto u olfato que antes, puede ser. Quería preguntarte por dos cosas. Si crees que está valorada la labor que hace el entrenador.

Y si, con toda esta formación extra que tiene el entrenador, no sé a qué entrenador de élite le escuchaba que ahora había tanto conocimiento que el entrenador tenía un rol más docente todavía sobre los jugadores. Entonces, ¿cómo puede ser que con todo esto que estamos comentando, los jugadores parece que los enganchamos menos? Siempre aludimos a la sociedad o a los propios jugadores. Externalizamos bastante la responsabilidad de no ser capaces de apasionarlos, o que no lo hacen como antes.

A.C: Empiezo por la última. Evidentemente, hay un factor externo, es obvio. Pero no podemos eludir nuestra responsabilidad. El entrenador de hoy en día está muy preparado, pero tengo la sensación de que nos abandonamos en el trabajo del trato personal. Es decir, estamos muy preparados, vemos vídeos, la globalización nos permite ver lo que ha hecho hoy tal entrenador, qué tarea ha hecho o cuál no, pero es que estamos entrenando personas. Y para apasionar a las personas debemos empatizar con ellas. Y creo que ése es el gran campo. El entender que esto, aparte de los espacios, las alturas, los carriles, los ejes o llámale como quieras, es decir, aparte de la pizarra y las flechitas, esto va de tratar con seres humanos. Y no hay más secreto que ése. Lo que hay que hacer es enganchar al ser humano en esto. Y hacerlo partícipe. Y que tenga ese sentimiento de pertenecer al grupo, de ser importante, de tener una función. Y mi función no es sólo que soy lateral derecho y tengo que jugar 83 minutos de promedio o lo que sea. No. Creo que va mucho más allá. Y esas motivaciones muchas veces no son colectivas, hay que buscar al individuo. A alguno le motivará un aspecto y a otro, otro. Hay que tocar esas teclas con esos 22 futbolistas.

Y ya en relación a la primera que decías. Es que es muy difícil. Es que sólo los que estamos ahí sabemos lo que es dirigirse cada día a 20 personas. Porque es de una complejidad brutal. A mí me hace mucha gracia cuando gente que está fuera de esto me dice: es que el entrenador de élite está muy bien pagado o que sólo trabaja dos horas al día. No saben lo que es esto. Pero ni en la élite ni en Regional. Ese estar siempre buscando soluciones, es que ser entrenador es 24 horas al día. Y da igual que sea en benjamín que sea en Tercera División. Da igual. Esa dedicación es muy difícil de entender para los que no están ahí. El estrés que te genera esto, la intensidad con la que lo vives, la pasión que te genera la adicción, porque al final creo que es una adicción, es indescriptible. Y lo es para lo bueno y para lo malo. Para la montaña rusa que vivimos los entrenadores constantemente. Para ese puteo de que no salgan las cosas o que no tengas buenos resultados. O que no llegues a tocar la tecla con la que dices: esto empieza a ser redondo. Pero los pequeños momentos de disfrute que tenemos son indescriptibles. Vosotros lo sabéis. Cuando ves que aquello en lo que tú estás pensando para esos futbolistas está apareciendo en el campo. Es que es muy difícil ser entrenador, directamente. Muy difícil. Y entiendo que cuanto más arriba, más complejo, por toda esa inmensidad de estímulos, sobre todo externos, que tienes.

 

«El futbolista de un filial tiene muy claro su camino pero muchas veces no tiene claro que su camino, sólo, no lo va a poder recorrer.»

 

FdB: Tus experiencias más recientes son en equipos filiales. ¿Qué ventajas y qué inconvenientes tiene el estar en un equipo filial? ¿Cómo se siente juzgado un entrenador de un filial? Hablabas de que estás en una categoría en la que tienes que tener una serie de resultados pero por otra parte… Hace uno años hubo un caso, el Betis B. Iba de último en Segunda B creo. Pero resulta que Junior, Fabián y Loren llegan al primer equipo. Evidentemente, no es sólo labor del entrenador que estaba en el filial en ese momento concreto. Resultados peores pero van varios jugadores con el primer equipo…

A.C: Yo creo que mejor que lo explicó Rubén Albés en una entrevista con vosotros, es imposible. Recogí el párrafo en el que definía cómo es ser entrenador de un filial y lo colgué en Twitter porque lo hacía de forma fantástica.  Entrenar a un filial es sensacional porque estás en una categoría donde no hay 100% de profesionalismo, como puede ser la Tercera División, o algún equipo en Segunda B, y tienes futbolistas de calidad, muchos más recursos, mejores instalaciones, un staff más amplio, unos jugadores que, en principio, vienen híper motivados porque quieren ser futbolistas profesionales y están muy cerca. Y eso es la parte bonita, la parte chula, la parte que uno desde fuera ve. La parte jodida del filial es el día a día. Es la dependencia de un primer equipo. Y ese día a día te hace tener una capacidad de adaptación brutal a los cambios continuos y de última hora. Si tú eres un entrenador que no acepta que media hora antes del entrenamiento dos futbolistas tengan que ir a entrenar con el primer equipo, no puedes entrenar a un filial. Tú ya sabes cuando vas a un filial, a lo que vas. Y tienes que tener consciencia de eso. Hay un mando jerárquico, es así y funciona de esa manera y que tienes que adaptarte al 100%. Entonces, el día a día es complejo por ese nivel de estrés o de problemática que te viene sin más y que otros equipos no tienen. O tienen de otra manera, como aquel que está en Tercera División y no puede ir a entrenar porque trabaja hasta tarde, yo qué sé. Porque eso aparece en esas categorías. Eso en filiales, evidentemente, no lo tenemos y otros equipos sí. Pero esa dificultad es grande.

La otra dificultad que para mí es fundamental y que explica un poco el éxito o fracaso de un filial, es la cohesión del grupo. El futbolista de un filial tiene muy claro su camino pero muchas veces no tiene claro que su camino, sólo, no lo va a poder recorrer. Esto es un deporte colectivo. Entonces, chico, sólo no lo vas a poder hacer. Si eres capaz de desterrar tu ego para entender que esto es un deporte colectivo y que necesitas al de al lado, al de enfrente y al de atrás para tú conseguir tus objetivos individuales, entonces vas bien. Y ese equipo va bien. Si la mayor parte de los integrantes de ese equipo son capaces de ir por esa vía, por ese camino, el filial va a estar siempre arriba. En cualquier categoría, no tengo dudas. Y tampoco tengo dudas de que si un filial no va bien en la categoría es que aparecen esos problemas de ego. Seguro. Porque al final, esto es como el colegio. Un profesor: es que el niño este, yo intento, intento, pero no hay manera. Claro, es que si escucha al padre que es un salvaje, ¿cómo va a llegar el niño? Pues asalvajado. Esto es lo mismo. Al final, el futbolista de filial, ¿Dónde encuentra su rincón de seguridad? En aquéllos que le dicen lo guapo que es y lo bueno que es. Ese es su entorno. Y a veces los entrenadores hacemos de poli malo. Al poli malo no se le hace caso, cuesta mucho. Si somos capaces de abandonar nuestros egos, para entender que mi beneficio será el beneficio de mi compañero y que el del otro compañero será el mío, ese filial tira hacia delante. Y esos jugadores del filial tiran hacia delante. Ese factor de cohesión a veces es la propia personalidad de los futbolistas, a veces es un factor externo. Por ejemplo, en mi caso en Reus, ¿por qué hacemos nosotros una gran temporada en ese año tan, tan, tan difícil? Porque hubo un factor externo que unió al grupo y lo convirtió en una familia, que es el no cobrar. Es así de claro. Nosotros arrancamos un año… evidentemente, con unos futbolistas sensacionales, todos están jugando mínimo en Tercera División, Segunda B, Segunda A algunos, y hay un par que debutaron en Primera. Evidentemente había un talento, pero ese talento se sobreentiende que ya está en el filial. Es decir, en los filiales ya existe ese talento. Lo que hay que hacer es explotarlo al máximo. Y si ese filial no llega a tener ese elemento de cohesión tan fuerte como el de vernos y mirarnos a los ojos, tratarnos de tú a tú y ver que todo el mundo tiene los mismos problemas para llegar a final de mes, porque tiene problemas con el piso, que tal que cual… fue ese momento el de explosión de ese equipo. Que entendió que todos nos necesitábamos para conseguir nuestros objetivos del año que viene que serían firmar un nuevo contrato, subir de categoría, quedar máximo goleador… yo qué sé. Esos objetivos individuales de los que hablábamos antes. Pues ahí va el tema del filial. Esa es la clave, bajo mi punto de vista con mi experiencia de estos cuatro años. Filial que consigue tener ese sentimiento de pertenencia al grupo, esa unión, esa fuerza, esa cohesión, filial que funciona porque hay calidad. Fijaros que no estamos hablando de pizarras. Eso también es, también forma parte, claro. Pero un filial, gestión de egos y dificultades.

FdB: Te ha pasado alguna vez, y si te ha sucedido, ¿Cómo es esa dificultad de que el cuerpo técnico del primer equipo tenga ideas diferentes a las tuyas a la hora de ver el fútbol y métodos diferentes? Y cómo es esa gestión a nivel anímico con esos jugadores para ubicarlos en el grupo y futbolísticamente contigo.

A.C: Me ha pasado este último año. Antes no me había pasado. Siempre había una identificación más o menos, en esencia, de las ideas futbolísticas. Al final, que en ese mando jerárquico, todos tengan una esencia futbolística similar o una visión del juego similar, ayuda muchísimo. Este año no. Este año, o el año pasado, cambió, y evidentemente no compartíamos la manera de ver el juego. Y eso es otra dificultad añadida porque al final, tú como entrenador tienes que abandonar tu ego y hacer lo que debes hacer, en el sentido de que hay veces que tú ves a un futbolista que está arriba que sólo te compite abajo y entrena toda la dinámica semanal arriba, y lo ves de una manera y arriba lo utilizan en otra posición, en otro rol, en otra estructura y tú lo debes, no reeducar porque no es eso, pero debes adaptarlo muy rápidamente a tu manera de hacer. Eso implica que el rendimiento es posible que no sea el que uno espera, y te genera otro problema más, en el vestuario. Lo peor que puede pasar en un filial es que un jugador que está en dinámica de primer equipo, cuando va abajo, no rinde. Y eso es relativamente sencillo si las ideas del de arriba y el de abajo no son las mismas. ¿Por qué? Porque eso te genera, dentro del vestuario, que el que está trabajando abajo igual tiene mejor rendimiento pero no juega porque el que está arriba, obviamente, tiene que estar ahí jugando. Es que es así, no hay más. El que está arriba no está de vacaciones. El que está arriba no viene a entrenar con el filial porque le gusta más o le guste menos, está trabajando en otra dinámica y está allí. Es mucho más fácil si hay una identidad y una dinámica, en esencia, compartida. Si no la hay, se complica. Y si no aparece ese rendimiento, que a veces aparece eh, si no aparece continuamente y no demuestras continuamente por qué estás en el primer equipo, para tus compañeros es jodido porque estás quitando esos minutos que uno ve que le podían tocar y como te bajan de arriba, no aparecen. Es otra dificultad añadida. Es otro punto de dificultad para el entrenador y te puede lastrar a nivel de rendimiento.

Antes hablabas en la pregunta de la valoración, y no te he contestado, es que la valoración del entrenador del filial, en base a resultados, bajo mi punto de vista, es la estupidez más grande que hay. Y con esto no quiero salvarme yo ni a ningún entrenador de filial porque los resultados tienen que estar, pero las herramientas no son las mismas. La desventaja es grande. Y la capacidad de adaptación es mucho más salvaje. Yo creo que el entrenador del filial, ante todo, debe estar por conocimientos, por trabajo, y luego van a aparecer los resultados seguro. No hay ningún tipo de dudas. Ahora, también es verdad que la elección de un entrenador de filial también debería ser en base a esa cadena jerárquica, o esa manera de ver el juego. Yo no me imagino al Barça o el Madrid, que el entrenador del filial trabajara de una manera… evidentemente lo va a hacer, porque va a hacer sus evoluciones o va a hacer de entrenador, pero tiene que ir conectado. No puede ser que arriba trabajes de extremo y abajo de lateral, o de mediocentro, yo qué sé. No lo veo. Y creo que el entrenador del filial, debe ir muy de la mano. Casi, casi te diría que, hasta debería ser cuerpo técnico del primer equipo.

FdB: Eso te iba a decir ahora. ¿No sería interesante que además fuera un poco más externa, por así decirlo, que pudiera darle otra visión al resto del cuerpo técnico?

A.C: Sí, sí. Totalmente. Porque si no vas de la mano se añaden dificultades, más piedras en el camino. Y esas piedras en el camino, al final, te terminan lastrando de una manera u otra porque aparecen, lógicamente, otros intereses. Aparecen futbolistas que deben jugar porque el club apuesta por ellos y puede ser la viabilidad económica del club, por ejemplo. Este chico tiene 18 años y hay que hacerlo jugar porque queremos traspasarlo al extranjero porque puede haber un beneficio económico que nos va a salvar el año que viene. Evidentemente también. Por eso que sí, que puede ser que sí, que el entrenador del filial tuviera una participación, aunque fuese externa como comentas, pero sí que formara parte de esa estructura deportiva del staff del primer equipo. Sería lo ideal.

FdB: Una puntualización sobre esto último. Me parece muy bueno, que hay veces que la gente no entiende, cuando hay una apuesta de un club, que el club está por encima de todos, y el entrenador tiene que adaptarse porque es una apuesta del club y buscar que se haga realidad. Incluso hay entrenadores que no se llegan a adaptar.

A.C: La principal característica o capacidad del entrenador de filial debe ser la adaptación. Es que si no te adaptas a eso, estás muerto. Debes entenderlo. Debes abandonar tu egoísmo y hacer cosas que a lo mejor no harías en otros equipos, pero es que las debes hacer. Formas parte de un mando jerárquico donde las cosas deben de funcionar así. O yo lo entiendo de esa manera. Habrá entrenadores de filial que no lo entiendan. Incluso direcciones deportivas que no lo entiendan así. Me parece perfecto.

FdB: ¿Te gusta participar de la captación de los jugadores para intentar, dentro de las ideas que tiene el club, que se puedan asemejar lo más posible a tu sensibilidad futbolística?

A.C: Rotundamente sí. Me gusta. Aparte de que me gusta ver fútbol, obviamente, me gusta ese momento de estar viendo futbolistas e imaginártelo. Ese momento de decir: ya lo tengo, puedo hacer esto. O me va a servir o lo voy a poder utilizar para… Siempre a priorizando lógicamente, luego el campo te pone en tu sitio. De hecho, durante este confinamiento, después del mes de marzo, no tuvimos el estrés de competición y me sirvió para ver mucho fútbol y descubrir tantos futbolistas diferentes y recabar tanta información, que lo disfruté muchísimo. Por las posibilidades que uno en su cabeza le iban rondando a nivel de lo que podía llegar a generar o lo que podía llegar a ser ese futbolista, el impacto que podría tener sobre la plantilla que teníamos tal futbolista o tal otro. Y creo que el entrenador debería participar. Evidentemente con el beneplácito del club. Si el club prioriza esto, perfecto, vamos a mirar esto. Sin esa misma sensibilidad con dirección deportiva y primer equipo, es mucho más difícil. Si yo detecto y valoro una capacidad de un determinado futbolista, si dirección deportiva y entrenador del primer equipo no la detectan para una posible promoción de ese chico hacia arriba, pues no estará.

FdB: ¿Ves partidos de categorías, dentro de las que televisan, más “bajas” por así decirlo, por ser más próximas a tu contexto? El fútbol de Segunda División se pueda asemejar más que el de Primera. O ves sólo el fútbol que te gusta para seguir sacando cosas

A.C: Yo diría que separo un poquito lo personal de lo profesional aunque luego se termina juntando. Veo mucho fútbol de Tercera División, veo mucho fútbol de Segunda B, continuamente. Veo algo en directo de categorías más bajas por si hay algún chico joven interesante, porque también me apetece mucho verlo. Y ahí voy a lo profesional. Intentar ver qué hacen, detectar si aparece algún futbolista joven que nos podría ir bien…

Pero digo que separo lo personal de lo profesional porque también me gusta ver élite. Y a veces la veo con el chip cambiado. A veces veo la élite porque me apetece ver a un entrenador o equipo en concreto, porque me han hablado bien, y lo veo desde el rol de entrenador. Pero también me gusta ponerme la bufanda de hincha y ver el fútbol relajadamente. Dejarme de aplicaciones que podría hacer, de reinicios, de alturas… y verlo y disfrutarlo sin más. Consumo un poco de todo. Intento cambiar el rol. Cuando estoy trabajando, estoy trabajando. Y ahí sí que vamos a intentar detectar cosas que nos interesan. Segunda B, Tercera. Cuando cambio el rol y veo el fútbol como aficionado puro y duro, también soy capaz de emocionarme con cualquier cosa, sin más eh. Sí que es verdad que mucho más ahora que antes estoy viendo más partidos de élite por asimilación de conceptos. Antes a lo mejor no prestaba tanta atención al fútbol de élite y lo veía como muy lejano y lo veía con el rol de aficionado. Ahora sí que lo veo más con ese rol de entrenador. Pero para hacer eso necesito calma y tranquilidad. Sino es imposible. Yo no soy tan bueno. No tengo la capacidad como otra gente de estar aislado, que tienen el partido ahí de fondo y pueden responder a varios estímulos a la vez y sacar conclusiones. Yo no puedo. Yo me tengo que concentrar muchísimo.

FdB: Cuando estás trabajando, viendo los equipos top, entrenadores que te gustan o de los que te hablan, ¿le buscas esa aplicación a las cosas que ves para tu contexto? Cómo sería ese proceso de adaptación de lo que quieres al nivel de tus jugadores. Tú puedes ver al Manchester City pero no tienes a KDB.

A.C: Bueno, yo creo que al final, no se trata de copiar. Es que tengo que hacer esto porque lo hace Guardiola o lo hace Klopp. Yo creo que se trata de que esa gente, que por algo está en la élite, tiene esos futbolistas y esas ideas que hacen que te despierten algo. A mí lo que me provoca es despertarme. Te nace la bombilla esa y dices: ostia, qué transformación de estructura están haciendo. O cómo se comporta este tipo por fuera, o cómo se comporta por dentro, o por qué está dentro, o por qué esta fuera… cualquier cosa.

A partir de ahí, la adaptación a tu contexto nunca será 100%, pero adaptar esa idea a lo que tú puedas tener, a las capacidades de tus futbolistas. No sé cómo explicarte ese proceso. Es como las tareas que hoy en día vemos todos por YouTube. Lo bonito no es plantar esa tarea que ha hecho tal entrenador de élite y ya va a salir.

FdB: Sacar la idea.

A.C: Claro, claro. Extraer eso y a partir de ahí decir: con las capacidades de mis futbolistas, con las sinergias que generan estos 3-4 tíos, con esto, ¿Qué puedo hacer? Mezclarlo todo y a ver qué sale. Y entrenarlo, trabajarlo, verlo. Y plasmarlo en el campo. Y después, seguramente no saldrá aquello, pero igual aparecen otras sinergias y el equipo es capaz de explotarla de manera totalmente diferente. Para mí, lo fundamental de todo esto es observar. Cogerte la idea, porque al final todos somos los ladrones de ideas que decía Guardiola. Cogerte esa idea, meterla ahí dentro, en el campo, y dejar que el futbolista la exprese, a ver qué pasa. Creo que esa es la parte fundamental del entrenador. Observar. Es lo más difícil. Observar y no limitar, no tocar cosas que funcionan.

 

«a veces llegamos a la conclusión sencilla de ir a los números porque no estoy viendo nada. Y eso nos pasa a todos. Vemos lo que sabemos.»

 

FdB: Ayer vi una reflexión de un neurocientífico, pero la retwitteaba Carlos Hugo Bayón. Me pareció de las más lúcidas que vi en mucho tiempo. Ahora que mencionas lo de observar, cosas tan humanas dentro de un mundo tan obsesionado con la inteligencia artificial, los datos… Joaquín Fuster creo que era el nombre de esta persona. Decía algo así como: la inteligencia artificial le gana al ajedrez a cualquier humano, ya lo hizo muchísimas veces. Pero un niño de 8 años crea un juego nuevo cada día en el patio del colegio. Y las máquinas no son capaces.

Cómo esa creatividad, esa expresividad que tienen los jugadores, lo traslado ahí, y cómo muchas veces, obsesionados por los datos, nos perdemos esa capacidad ilimitada de creatividad que tienen.

A.C: Yo creo que el dato es lo sencillo. Está ahí y es científico. Si nos escudamos ahí los entrenadores creo que tenemos un problema. Porque además tengo la sensación… y lo enlazo con algo que comentamos antes, la preparación de los técnicos de ahora. Creo que los técnicos de ahora son los mejor preparados de la historia del fútbol. A nivel de conocimientos son imbatibles pero no podemos despreciar el conocimiento de los que llevan 50 años entrenando. Igual que ellos tienen esa intuición, donde los datos no aparecen, no existen. Yo no puedo dejar de entrenar lo que siento porque este día necesito un espacio de interacción individual de 45m2 y no te puedes pasar. No tiene ningún sentido. Esta reflexión en tono ajedrecístico, me parece fenomenal. ¿Cómo habrán ayudado a progresar, la inteligencia artificial, a los jugadores de ajedrez, o al propio juego? Pues habrá ayudado a evolucionarlo enormemente, pero no estamos hablando de inteligencia artificial, estamos hablando de 22 futbolistas que interaccionan constantemente, y hay un elemento de caos en el juego, brutal. Es incapaz de llegar a resolverlo la máquina. Dejémonos un poco de números y vamos a ver lo que sucede. Lo que pasa es que a veces llegamos a la conclusión sencilla de ir a los números porque no estoy viendo nada. Y eso nos pasa a todos. Vemos lo que sabemos. Pues vamos a profundizar en el conocimiento del juego para comprender cada vez un poco más el juego. Comprender la parte controlable del juego. Que los datos ayudan,  yo no digo que no. Deben de aparecer. Es otro factor que posiblemente nos va a hacer ser más fiables a la hora de poder firmar a un futbolista por ejemplo. Pero vamos a ver al futbolista en directo. Yo siempre hablo de lo mismo. Si todo fuera el dato, no habría ninguna dirección deportiva que se desplazara a ver futbolistas en directo. Y todos van. ¿Por qué? Porque son personas. Y tienen un contexto familiar, social, económico… el que sea. Y eso no te lo va a dar el dato.

Y después, el dato nunca te va a dar la sinergia que va a suceder entre 2-3 tipos que tú nunca imaginabas. Por eso es tan difícil entrenar y tan fácil que tú, por tu propio ego de entrenador de decir: esto se tiene que hacer así, te cargues esas sinergias. Es lo peor como entrenador, cargarte cosas que aparecen de manera natural. Y eso los datos nunca te lo van a dar. Te lo dan las relaciones humanas.

FdB: A ver si me explico bien en esta pregunta sobre lo que quiero llegar a decir. ¿Eres más partidario de “especializarte” en un modelo, una concepción del juego, o eres partidario de intentar que el equipo sea capaz de dar respuesta a todo? Que es el juego. Tú tienes unas pretensiones, pero vas a tener que responder en función de lo que haga el equipo rival. Por ejemplo, un equipo que utilice juego directo, y si el rival no le permite, se bloquea. Por decir algo. Es un poco compleja la pregunta y la formulación. Tú tienes una pretensión, pero también la tiene el rival, entonces, en función de esos estímulos saber dar respuesta a todo ello.

A.C: Yo te diría que creo en las dos maneras de hacerlo porque el camino me lo va a dar el equipo, en el sentido de que tengo que adaptarme al contexto que tengo. Y yo he hecho las dos cosas: he intentado especializarme y he perdido partidos por cabezón, por decir: no, no, vamos a hacer las cosas de esta manera y vamos a seguir arriesgando porque esa es la manera que entendemos que debemos hacerlo. Y eso lo he utilizado muchísimas veces. Evidentemente me adapto al contexto, lógicamente. Pero aunque me vengan a apretar arriba, yo creo que puedo encontrar al liberado y puedo atacar la última línea a través de llegarte a encontrar ese futbolista que es capaz de conducir y fijar un intervalo en la última línea, por ejemplo. Y lo voy a seguir haciendo aunque pierda el balón. Aunque sé que hay riesgo. Y eso en un filial yo lo he hecho. Me he híper-especializado como comentas. Pero en cambio en otros equipos no lo he hecho. He decidido no hacerlo. Insisto en la particularidad de un filial. Si en el filial tenemos que priorizar el trabajo y las experiencias de los futbolistas, sacarlos de esas zonas de seguridad donde el futbolista se sienta estresado de verdad, pues joder, vamos a darle estrés ¿no? Aunque sé que el resultado, bueno, sé que puede que no nos vaya a favor. Pues nosotros lo hemos hecho. Recuerdo un partido, esta temporada en Manresa, perdimos 1-0. Y posiblemente perdimos por mi culpa porque tuvimos 20 minutos en que, a través de saques de meta intentado jugar en corto y encontrar un liberado para superar su presión alta, intensa y agresiva, no había manera de encontrarlo. Seguramente hubiera sido más fácil juntarnos, lateralizar, golpear y esperar que la casualidad nos hubiera dado algún buen balón en campo rival y meternos allí. No lo hicimos. Y al final, perdimos 1-0. Bueno, pues no pasa nada. Yo creo que todos aprendimos de ello. Los futbolistas aprendieron de ello. Al final, creo que el futbolista del filial debe tener ese estrés para estar preparado para la élite, porque se tiende mucho a la sobreprotección del jugador, cuando lo que realmente creo que se debe es totalmente lo contrario, sobreestresarlo. Para que entienda que cuando deba dar otro paso más, esté preparado para ese estrés.

En cambio, ha habido otros contextos donde he estado, donde evidentemente me he adaptado al 100% a la situación porque dependías exclusivamente del resultado. Si a mí me explicas y me dices: oye, dependes exclusivamente del resultado porque esto es fútbol élite. Entonces me adapto. Si no puedo hacer el plan A, tengo que tener el B, C o D. Al final, cuantos más planes o variantes tenga mi equipo, más difícil va a ser de defender porque va a ser mucho más imprevisible para el rival.

FdB: A raíz de haber visto algún partido vuestro en el Reus B, que era un equipo muy coral, recuerdo una definición que hacia Martí Perarnau sobre el Barcelona, que me parece muy oportuna, que decía que era un equipo líquido. ¿Cómo llegar a que el jugador tenga esa comprensión del juego para poder dar solución a todos los estímulos que te plantea el rival? Jugadores que circulaban a otros puestos, pero el equipo nunca quedaba desequilibrado.

¿Cómo se consigue esa compresión del juego a la vez que vas compitiendo y necesitas el resultado?

A.C: Yo aquí, insisto en la observación. Las soluciones nos las dieron los futbolistas. Nosotros teníamos una idea futbolística clara, sabíamos a lo que queríamos jugar. Pero no hicimos lo mismo en la jornada 5 que en la 35. Y esa evolución de los pequeños matices, de esas estructuras, de esos intercambios de posiciones, de ese circular, de ese reconocer estructuras y reconocerme dentro de ellas, ya no sólo reconocerme dentro de ellas sino reconocer a los compañeros y reconocer las funciones que me toca a mí porque estoy ocupando esa posición ahora porque estoy allí ahora… se llegó de una manera muy natural. Al final, teníamos un grupo de futbolistas donde venían la mayor parte de ellos de canteras buenas, de canteras dominantes en fútbol base, que priorizan el buen trato del balón. Y juntando a esos, es fácil entenderse.

Después, unido a la observación, viene el hecho de que empiezas, no a dar rienda suelta al futbolista, sino a conceptualizar o dar ciertos parámetros de dónde quieres que estén ubicados. Llegar al entente: oye chicos, ¿vosotros queréis disfrutar de esto? ¿Queréis moveros relativamente libres dentro del campo? Pues dentro de esta estructura, dentro de estos conceptos, dentro de esos parámetros, dentro de esta manera de hacer. Y a partir de ahí, intercambiar, circular, moveros libremente sin problemas, pero deben estar ocupadas estas posiciones. Si no están ocupadas, estamos muertos. Tenéis que entender que aquí no podemos jugar cada uno a lo que nos gusta. Sino que dentro de esta organización colectiva, sois libres para desempeñar o para buscar aquellas posiciones, aquellas situaciones, que vosotros creáis convenientes. Evidentemente, haciéndoos responsables de lo que implica estar ahí. Si yo soy un 10 y caigo por fuera, o caigo en una parte del bloque compensatorio este que utilizamos mucho en Reus de 3 por delante de los centrales y hay una transición defensiva y debo correr hacia atrás porque el rival me obliga o tengo que defender durante un ataque del rival de lateral, lo tengo que hacer. Si asumo eso, no hay ningún tipo de problema. Y el futbolista dio ese paso. Pero dio ese paso de manera muy natural.

Yo siempre digo que ese Reus B que dio tanto rendimiento y jugó a una cosa tan diferente en esta Tercera División nació de un proceso de naturalidad y de no limitar al futbolista. Siempre dentro de una organización colectiva y a partir de ahí que fluyera. Y ese fluir fue lo que empezó a darnos ventajas espacio-temporales continuamente, aparecer encadenamientos de ventajas y a creerme que lo que estaba haciendo implicaba una dificultad tan grande para el rival que daba igual mi especialización. O aquello que me habían dicho previamente que yo era, que era lateral o extremo, o era mediocampista. ¿Por qué? Porque como tenía el suficiente espacio-tiempo, mi capacidad me permitía seguir encadenando ventajas. Y ahí fue la clave.

Evidentemente le añado un talento de los futbolistas grande, ser super solidarios, abiertos de mente, con un conocimiento del juego enorme… porque había veces que había futbolistas que dentro del propio juego te daban las soluciones. Oye, ¿y por qué no ahí? Pues perfecto, si lo estáis viendo vosotros, vamos a hacerlo. Fue un proceso muy poco traumático y enseguida se vieron los resultados. No nos vamos a restar méritos como cuerpo técnico porque estamos ahí y a veces tengo la sensación esa de, con tanto protagonismo del jugador, el jugador, el jugador… que a un equipo de fútbol lo podría entrenar un mono. No, no, no lo puede entrenar cualquiera. Tiene que haber unos conocimientos, unas capacidades. Igual que una película la dirige el director y deja su sello porque entiende esa película de esa manera porque la ha previsualizado y ha escogido a los actores, al productor… y los actores son los que se llevan el Óscar, el ser reconocido y lo bonito, sí, pero todo eso sin el director no es posible. Ese proceso en Reus B fue de manera muy sencilla, aparecieron primero pequeñas sinergias entre 2-3 jugadores, se empezaron a trasladar a otras partes del campo hasta que apareció esa coralidad de la que hablas. Ese encadenamiento de decisiones que nunca en la vida podrían estar automatizadas, pero que nacían de esas sinergias, de ese concepto, esa estructura y esa naturalidad. Tenía la sensación de ser como un árbol de decisiones binarias. Eran decisiones sí-no prácticamente. ¿Está dentro ocupado? No. Voy dentro. ¿Tengo que bajar una altura? Sí. La bajo. En relación a donde está rival, donde está balón, donde está compañero. Ahí está el otro gran caballo de batalla. Observar dónde están los compañeros. Yo no me limito a ser el extremo y tengo que estar allí pegado. No, no. Estoy viendo el espacio que me está dejando el punta y el que necesito aprovechar es ése, pues voy ahí. Entonces el otro compañero de una línea anterior aprovecha ese otro espacio que queda libre. Va fluyendo, va fluyendo… y se genera ese encadenamiento de ventajas.

 

«Para mí el jugador bueno es el inteligente, el que ve las cosas en el campo. El que no tiene que tirar de su talento individual una y otra, y otra, y otra vez para solucionar las cosas. Si ese talento lo tienes y además eres capaz de ver las cosas, pues mucho mejor.»

 

FdB: A raíz de lo que comentaste ahora, me surge una duda. Normalmente cuanto mejor son los jugadores, yo creo que a veces tendemos a pensar que como son muy buenos, les asociamos un mayor ego y que la gestión es más importante. ¿Crees que los jugadores mejores requieren más conocimientos? Son más exigentes y si no tienes ese conocimiento, te penaliza. Tanto por cosas que te pierdas de ver y luego no las puedas ayudar a potenciar, como que el propio jugador pueda ser más exigente. Y saber llevar esa relación de diálogo con ellos. Yo creo que el conocimiento nos lleva a hacerlos más partícipes. Interactuar jugador-entrenador. Y el jugador mejor, si el entrenador no tiene tanto conocimiento, me da la sensación, una, que ya no se llega a esa charla. A veces incluso el entrenador quiere encorsetar al jugador para que no perder el dominio de la situación.

A.C: Para mí el jugador bueno es el inteligente, el que ve las cosas en el campo. El que no tiene que tirar de su talento individual una y otra, y otra, y otra vez para solucionar las cosas. Si ese talento lo tienes y además eres capaz de ver las cosas, pues mucho mejor. El entrenador tiene que poner de su parte, y muchas veces, dejar de su parte. Poner y dejar. Es que esto es un juego de equilibrios. Las relaciones tienen que ser equilibradas entre los futbolistas y el entrenador. Aquí no puede ganar uno. Eso es como un acuerdo. Si en un acuerdo hay alguien que tiene la sensación de que está perdiendo, eso no es un acuerdo. Eso va a terminar mal seguro. Y aquí todos tenemos que poner y quitar de nuestra parte. Yo, por mi ego, no puedo dejar de creer o de trabajar o de ver situaciones que igual no tenía apuntadas en ese libreto que todos tenemos de principios, subprincipios y subsubprincipios, y como no está ahí, eso no lo puedo hacer. Igual que el futbolista. Debe aprender y estar abierto a tener nuevas experiencias, a que se deslimite. Porque a veces el entrenador tiene que ser un deslimitador. No puede ser que yo soy lateral de recorrido. Lo he sido 10 años y no puedo hacer ninguna cosa más. No. Es que tú seguramente puedas hacer más cosas. Y ahí está también el otro eje de todo esto. Nosotros los entrenadores tenemos que deslimitar al futbolista. El futbolista seguramente esté capacitado para hacer muchas cosas más. El futbolista inteligente lo está para hacer muchas más cosas de las que tradicionalmente ha hecho. Si somos capaces de darle esas herramientas para no coartar, tú ahí ya estás potenciando unas capacidades que te pueden aparecer sorpresivamente y te pueden potenciar al equipo de una manera brutal.

Es que tenemos ejemplos en la élite cojonudos. Yo recuerdo, y vosotros los recordáis, al Joaquín del Valencia. Era el mejor extremo de Europa seguramente en aquello: híper especializado en recibir, encarar, hacer la bicicleta con finta izquierda-derecha, irse por fuera y centrar. Era el mejor de Europa en eso. Y ves ahora al Joaquín de ahora, no sé los años que tiene, y es que es otro totalmente diferente. El otro día leía en Panenka una entrevista a Pablo Hernández, otro extremo típico, clásico, de una buena carrera. No de ese nivel de Joaquín, pero de una buena carrera en élite. Decía: es que ahora he aprendido que puedo jugar por dentro. ¿Pero si tiene 36-37 años? Lo vi hace poco jugando en el Leeds en la base de la jugada, por dentro, por delante de los centrales. ¿Pero cómo puede ser con lo que era este futbolista? Pues porque lo han deslimitado. El conocimiento de este tipo más la deslimitación de un entrenador top, ha hecho que este tío entienda que puede hacer muchísimas más cosas de las que hacía. Y creo que nosotros, los entrenadores tenemos que ir a eso. Por nuestro ego, nos estamos cargando capacidades de futbolistas, que están ahí como adormecidas. Que lo sencillo es decirle a este lateral que corra, porque como corre mucho y tiene una zancada fantástica, y además viene apoyado por unos datos increíbles, porque hace 14 km por partido y de esos 14, 1400 son de alta intensidad y 800 son de sprint, pues hay que ponerlo ahí. No, hombre no. Vamos a ver si este chico puede generar otras cosas. Y de ahí nace toda esta fluidez o este estado líquido del equipo, donde empiezan a aparecer otras situaciones, donde empiezan a ver que aunque no es mi especialización, o lo que me han dicho que es mi especialización, cuando estoy delante del portero con espacio-tiempo, aunque sea lateral, la voy a meter, lo voy a hacer. Y aunque sea el teórico lateral y esté metido en el cuadrado y reciba un pase filtrado, como el rival está en esa duda porque no identifica al par y no sabe si saltar o no saltar, ahí en ese espacio-tiempo, aunque yo no sea el top en eso, tengo el talento suficiente para dar continuidad a esa ventaja. Ése es el tema.

 

«El entrenador tiene que poner de su parte, y muchas veces, dejar de su parte. Poner y dejar. Es que esto es un juego de equilibrios.»

 

FdB2: Dejadme meterme por ahí, en referencia a lo que estáis diciendo. Yo creo que en el fútbol, como en la vida, los que toman decisiones, o los que nos controlan, primero a los entrenadores, que digamos que es la gente que está por encima nuestra, quiere solidez en vez de liquidez. No sé si me explico: control, que no se le salga nada fuera. Históricamente los entrenadores, entiendo que por educación también, buscamos solidez también en los equipos. Y la gente busca también solidez y no liquidez. Queremos equipos que sean…

FdB: Perdona que te corte un segundo. Yo creo que es también, lo comentaba él antes, eso que dices de que los entrenadores queremos esas certezas. Comentaba Albert que vemos lo que sabemos. Las cosas que no sabemos nos dan vértigo.

FdB2: Es eso. El afán de control. Yo dije que pasara esto, yo dije que iba a pasar esto, yo dije que se hiciera esto y sale esto… es como una demostración más de lo bueno que soy, que domino todo y controlo todo. Qué sólido es todo. Que fuerte soy yo en la estructura que genero. Creo que es la visión más tradicional. Entonces, yo soy muy fan de todo eso que tiene que ver con el fútbol de calle y demás, con lo que vi en ese Reus B cuando me pasaron los vídeos. Me parece el camino que hay que llevar en la base primero, es decir, creo que hay que empezar por eso, por permitirnos a nosotros mismos conocer a los jugadores. Creo que es la forma que más abre a lo que tú dices, a ver a los jugadores en diferentes sitios, que circulen por diferentes posiciones… a que realmente se vea la verdad, porque el resto no es más que un corsé que nos ponen, primero, los directores deportivos a nosotros, y nosotros al propio jugador. Tú eres lateral derecho y eres lateral derecho. Y me parece muy grave por nuestra parte encorsetando jugadores y cargándonos carreras de jugadores. A nivel personal y puramente futbolístico.

Me genera una atracción tremenda ver a Ronaldinho en el campo cuando entra en un Barça tan ordenado, con él con el balón en los pies porque rompe todo, se permiten cosas que no se permiten antes, es un ejemplo. Y me fascina ver lo que vi en ese equipo estos meses atrás. Me rompe un poco todo. Me permite, y gracias a Dios, le permite a los jugadores ser mejores o descubrir nuevas posibilidades ya que antes, por culpa nuestra, no conocíamos.

A.C: Totalmente de acuerdo. Sí que es cierto que el futbolista necesita apoyarse en algo. Cuidado. El futbolista necesita apoyarse en algunas certezas, y nosotros se las tenemos que dar porque sino el futbolista no puede salir, jugar y divertirse porque estaríamos en la calle y en la anarquía total. El futbolista necesita apoyarse en unas certezas, pero cuando lo hace, hay que dejarle que vuele y que se exprese en esas certezas. Esas certezas son las que van a determinar la identidad del equipo. Pero no puedes coartar desde el principio. Yo por ejemplo, las primeras sesiones de entrenamiento las afronto, bueno, ya conozco a los futbolistas, pero vamos a dejar que se expresen, vamos a poner 0 normas o prácticamente ninguna norma en las primeras semanas. Vamos a ver qué podemos descubrir que no sabemos. Y a partir de ahí vamos a darles algunas certezas. ¿Basadas en qué? Basadas en estructuras, en comportamientos, en lo que sea, pero de la mezcla, de la esencia de la identidad del cuerpo técnico del entrenador y la observación. A partir del ver, observar, analizar y mezclar la identidad con lo que uno ha observado. De ese análisis, construir. Y construir en base a unas certezas que sean sólidas y que el futbolista se pueda apoyar. Y a partir de aquí, no coartar. Deslimitar. Que vuelen. Entendiendo que es un juego colectivo, que hay cosas que tenemos que hacer, que tenemos que ocupar estos espacios, que tenemos que defender de formar coral… sí, sí, todo esto, todo ese control que hablabas. Pero eso no es rigidez, no puede serlo. Porque si es rigidez, estamos convirtiendo un juego de caos absoluto en mecanismos… estamos entrenando para nada porque no tiene ningún tipo de sentido, no se va a reproducir nunca ese contexto preciso, que ese pase tiene que ir ahí y después tocas a banda para centrar… eso no tiene sentido. No hay ningún tipo de transferencia al juego real. El juego fluye, es un caos, es continuamente ciclos de caos-reinicios. Entonces, para ello hay que dejarles jugar. Dentro de esas certezas, esas identidades que marca el entrenador. ¿Se deben sentir fuertes y crecer a partir de ahí los jugadores? Totalmente. Y si aparecen de manera natural, sobre todo, estas capacidades de ellos, pues fomentarlas. No limitarlas. Que aparezcan continuamente porque eso va a favorecen al equipo. Va a ser mucho más difícil de defender, mucho más imprevisible. Va a generar también ese sentimiento de pertenecer al grupo. Es que es cojonudo. Cuando tú sólo no centras, sino que además rematas, es la ostia para un tío que nunca remata. Y en competición. Y marcar. Y plantarse sólo delante del portero y no haberlo hecho nunca porque soy lateral o mediocentro… pero que estoy tranquilo porque además, si hay una pérdida de balón están mis compañeros que están ocupando esas posiciones. Eso genera un sentimiento de pertenencia al grupo brutal, y se va retroalimentando. Eso es lo que nos pasó a nosotros. Esa retroalimentación. Lógicamente con unos futbolistas con talento eh, pero nos retroalimentamos continuamente. Ahí, en ese contexto, sí que nos especializamos porque nos sentíamos tan fuertes… ¿por qué íbamos a cambiar? Si no había problemas, íbamos a resolver las cosas. Y perdimos partidos, obviamente. Claro que perdimos partidos. Pero los perdimos de esa manera. Además, las derrotas son mucho más aceptadas por el colectivo cuando pierdes siendo tú. Cuando te equivocas con decisiones de otros, eso es lo que te penaliza. Pero cuando te equivocas siendo tú, no hay ningún problema porque forma parte del juego, sólo faltaba. Nosotros asumimos las derrotas y seguimos jugando fantásticamente bien a exactamente lo mismo. Y no pasó absolutamente nada, al contrario, nos hizo más fuertes.

FdB: Esto que comentáis se me asemeja un poco a la relación de los padres con los hijos. Ayudarle a que sea cada vez más independiente, pero con las herramientas suficientes para dar cada paso. No es dejarlo libre y que se estrelle permanentemente, ni tenerlo aquí cerquita en un caparazón y solucionarle los problemas siempre. La relación del entrenador con el jugador tiene que ser un poco esa. Haciéndolo independiente, que se involucre en ese proceso, esa toma de decisión… el súmmum del entrenador sería. Que el jugador sea el que quiera hacer ese diálogo, que se llegue a esa relación.

A.C: Eso me parece fundamental. Alguna entrevista, algo he leído de Paco López. Que hace partícipes a los futbolistas incluso en decisiones de plan de partido. A mí eso me parece brutal. El decirles: ¿por qué camino queréis tirar? ¿Tiramos por aquí? Eso te identifica continuamente. A partir de ahí eso ya forma parte de tu decisión como futbolista y como colectivo, ya no es la decisión de un tío que te lo impone. No, es que hay que hacer esto y hay que hacerlo sí o sí, sino que implicarte en esas decisiones a mí me parece fundamental.

Si me permites, a raíz de este confinamiento nos juntamos 4-5 personajes, montamos un grupo de WhatsApp y nos hablamos por Zoom y todo eso que estuvo tan de moda. Conocéis a gente. Está Fran Beltrán, está Abel Mourelo, está Martí Cifuentes que está en Escandinavia, ahora ha firmado en Dinamarca… y están dos entrenadores de hockey hierba. Está Maxi Caldas, que es el seleccionador absoluto holandés, un argentino, y está Andreu Enrich, que es un internacional español y ahora es el entrenador del Mannheimer, de la Primera División alemana. A raíz de ese grupo nacieron unas sinergias, por el propio juego eh, de inquietudes del juego, que eran la ostia. Una de las cosas que me sorprendió es que en el hockey hierba van mucho más avanzados en ese sentido que nosotros. Había unos capitanes que participaban activamente en lo que es el plan de juego y la estrategia operativa del partido. Me parece brutal. Me parece un avance porque eso cohesiona al grupo, porque son personas que se identifican con la idea y eso genera personas poderosísimas, transformadoras. Que el seleccionador holandés de hockey hierba, que es una candidata al Oro Olímpico, que es subcampeona Olímpica, subcampeona del Mundo, es decir, estamos hablando de la élite de la élite, sea capaz de tener reuniones continuas con los capitanes y con los jugadores para determinar la estrategia operativa y el plan de juego… bajo mi punto de vista es rompedor totalmente. Pero es que además genera esas sinergias y esa fluidez entre cuerpo técnico y jugadores. Eso que hablábamos del equilibrio. Lo que tiene que aparecer es ese renuncio a cosas y aporto cosas, y lo hacemos mutuamente y bidireccionalmente. Con lo cual, yo me identifico con lo tuyo y tú te identificas con lo mío. Aquí, evidentemente, yo tengo una responsabilidad como entrenador y como cuerpo técnico. Eso es indisoluble, es indiscutible, pero me refuerza mucho más en la autoridad eso que pegar cuatro gritos y decir que se tiene que hacer así porque yo lo digo. Eso a mí no me refuerza, no me lidera. Eso me hace ser el típico jefe y ya está. A mí como líder lo que me refuerza es la bidireccionalidad, el escuchar, el observar, el que ellos se identifiquen y participen. Creo que de ahí sales reforzadísimo siempre.

FdB: Comentabas ahora que las primeras semanas te gusta mucho observar, marcarles pocas reglas… imagino que para una visión de esto como la tuya, la pretemporada es muy importante. ¿Cómo afecta, o afectó, todo esto de la COVID-19? No sé allí, pero aquí hubo varias semanas de grupos reducidos, sin contacto… Algún equipo que pudo jugar un solo amistoso.

A.C: Bueno, este tema no nos trastocó demasiado. Empezamos más tarde pero ya empezamos con equipos enteros y de una manera normal. Sí que es verdad que hicimos menos amistosos, menos variabilidad de rivales. Sólo hicimos amistosos contra equipos que tuvieran test pasado con resultado negativo y este hecho nos limitaba mucho. Tuvimos rivales de Segunda B-Tercera básicamente. A mí la pretemporada, dejando el tema COVID a banda, evidentemente que es muy importante, está claro, pero también me genera dudas. Hablo de pretemporada de filial ahora, y que se me entienda. Si yo lo que busco son potenciar las capacidades de los individuos que forman el equipo, si al final, durante 50-60 sesiones de pretemporada no tengo al 30% de los individuos… las sinergias que pueden aparecer en pretemporada serán diferentes a lo que va a ser en la primera jornada de liga, o en la segunda o la tercera… porque no van a entrenar. Entonces, retomamos el tema de tener esa misma esencia, esa misma manera de entender el juego que debería tener Dirección Deportiva, primer equipo y filial, porque sino es muy difícil. A mí esa sí que me genera dificultades. Yo, por ejemplo, que parto de la idea de generar estructuras para potenciar las capacidades de los futbolistas…. y que me gusta, continuamente, dentro de esa fluidez, variar estructuras e incluso dentro del mismo partido, de los mismos 11, que sean capaces de expresarse en una u otra estructura. A mí me genera problemas el no tener a individuos que luego van a estar, porque evidentemente, yo con 22 futbolistas soy capaz de detectar ciertas capacidades o potencialidades, que las expresan en este tipo de estructuras, pero si me cambias a 6 pues veremos otras cosas. El filial casi, casi nunca termina de estar en pretemporada porque está continuamente moviéndose, no tiene esa estabilidad de un equipo.

Si hablamos de un equipo estándar, entonces la pretemporada es la base de todo. Es la base grupal, colectiva, conceptual, de la esencia, del observar, del construir. De ese proceso observar-construir continuamente. A través de quiénes somos, de quiénes formamos este equipo. De qué individuos, de qué capacidades tenéis para explotarlas al máximo, al 100%, a través de la esencia, de la idea, o de cómo queremos hacer las cosas, y a través de las estructuras que son los primeros elementos para encontrar las ventajas que queremos nosotros. Encadenamientos de ventajas. Primero, a partir de las estructuras y seguidamente, a través de quienes las conforman.

FdB: Te pasó, ahora que lo comentas, que tengas dos perfiles de 6 en la plantilla, por ejemplo, y uno vaya con el primer equipo. Y los compañeros que están abajo, que no es que necesiten a ese jugador en concreto, pero sí ese perfil de jugador, y se vean perjudicados porque el otro chico tiene un perfil que no los potencie. Potenciará o favorecerá otras cosas, pero que a determinados futbolistas no les beneficie ese tipo de relaciones con respecto a las que tenían con el otro. Y hago el énfasis en jugadores concretos, no en el equipo.

A.C: Claro, capacidad de adaptación 100%, lo que hablábamos de entrenador de filial. Es que tienes que adaptarte porque el que venga de arriba va a tener que jugar, evidentemente, y vamos a tener que buscar otra serie de relaciones que nos beneficien. Y sí, eso puede perjudicar a compañeros, evidentemente. Ahí es donde el entrenador del filial debe demostrar la creatividad, el ingenio, el conocimiento del juego y de los individuos, para que la estructura colectiva se tambalee lo menos posible, y que los individuos tengan cero dudas de que ése es el camino. Ésa es un poco la problemática que hablábamos antes. Además, has dicho una posición, primero, muy sensible. Yo este año he tenido una problemática similar justo en esa posición. Con un 6 fuerte, con una capacidad condicional de élite, con unos pies correctos, un futbolista sensacional, preparado para la élite en todo. Pero con unos déficits de conocimiento del juego, puede que de inmadurez, no de capacidad, con precisamente el 6 que trajimos de Reus B, con 25 años, con mucha más experiencia, con muchas capas de la cebolla ya añadidas y que era justamente lo contrario: una inteligencia en el juego y un conocimiento brutal, pero una capacidad física que no le permite llegar a muchos sitios y tiene que tirar de su experiencia… seguramente por eso ha agudizado el ingenio dentro del campo. Como no puedo llegar de lado a lado y no puedo disputar ese balón aéreo, tengo que estar bien ubicado siempre, tengo que ser muy eficiente en mis esfuerzos para poder competir bien. Y precisamente teníamos siempre esas dudas y esos problemas en esa posición, que había momentos donde tú veías que el equipo se resentía muchísimo si no teníamos ese perfil de conocimiento, inteligencia, ese pegamento que lo aglutinaba todo… pero había momentos de partido donde, si no tenías esa exuberancia física, había rivales que te metían muy atrás, te percutían, chocaban, chocaban, chocaban… y este chico tenía esta capacidad condicional de ser el mejor.

El problema está cuando este futbolista que viene de primer equipo, no da el rendimiento que tiene que dar, no es autoexigente, no es profesional… ese es el problema. Ahí sus compañeros sí que se sienten muy perjudicados. Y ya no a nivel de rendimiento porque no aparezcan las sinergias que con el otro aparecían. Si tú demuestras el nivel de por qué estás arriba van a aparecer otras sinergias y ahí estaremos nosotros como cuerpo técnico para adaptarnos a las mismas, y donde antes hacíamos la A, ahora hacemos la B, no pasa nada. Llegar a ese equilibrio, esa bidireccionalidad que decíamos. Pero el problema es si no lo da. Ahí tenemos un problema gordo.

FdB: Los entrenadores, incluso antes lo comentaste, suelen decir: voy a entrenar estos principios, estos subprincipios como llama ahora mucha gente… Si pusiéramos en una balanza, ¿a qué darías más importancia? ¿A que entiendan los roles de intervención más que esos principios? Esos roles y medios para solventar problemas. Están relacionados, eso sí, obviamente.

A.C: Yo no envidio sino que admiro al entrenador que es capaz de tener una receta, la plasma y le da igual porque no se preocupa en absoluto. Desaparecen muchas preocupaciones. Si tú eres capaz de tener principios, y subprincipios y demás organizado como si fuera un árbol jerárquico y que no tiene ninguna grieta y todo funciona…a ese tío yo lo admiro muchísimo. Yo soy incapaz. Me encantaría hacerlo eh, pero soy incapaz. Lo que me funciona hoy no me va a funcionar mañana, o entiendo que el juego va por ahí. Si yo quiero potenciar al 100% de lo que tengo este año, que es totalmente diferente a lo que tenía el año pasado porque, aunque me cambien 4 ya es totalmente diferente, yo no puedo tener una clasificación jerárquica, racional, de principios, subprincipios y aspectos más micro. Que a mí me gustan eh, no digo lo contrario, por eso los admiro a los que son capaces de hacerlo. Para mí, ese árbol o esas jerarquizaciones, si puedo hacerlo, nacen cada año continuamente. Además son totalmente abiertas durante el proceso. Y por eso no soy capaz de plasmarlo en un documento, en un papel. A mí me enseñan entrenadores listados acojonantes. Es increíble, está super bien. Pero es que yo soy incapaz de plasmarlo en mis equipos porque puede ser que no necesite eso ahora. Es posible que no me funcione aquello que… no es trasladable, es imposible. Si yo quiero trasladar el ejemplo de Reus B a CF Pobla es imposible, no voy a poder trasladarlo en la vida. Me voy a tener que adaptar a otras cosas que, en esencia, van a ser similares pero que son totalmente diferentes a nivel de plasmarlo en el terreno de juego porque los futbolistas lo entienden de una manera diferente y evidentemente lo expresan de la manera que lo entienden. Para mí es fundamental que entiendan el rol que están ocupando a través de la posición, a través de la cercanía, a través de la ocupación racional del espacio… 4-5-6 elementos que para mí son fundamentales. Y una vez eso, es darles mucho juego para que vayan apareciendo continuamente esas situaciones para crear esos hábitos en ellos. Es decir, generar ese tipo de tareas, abiertas totalmente, donde el futbolista continuamente tenga que estar relacionándose con rival, con balón y con compañeros y que tenga que ir asumiendo varios roles instantáneamente. Que vayan cambiando constantemente esos espacios que Seirul.lo comenta de intervención, ayuda mútua y cooperación. Lo que hemos dicho siempre: los intermedios, los alejados… y que ese concepto lo entiendan. Y que continuamente se estén enfrentando a estas situaciones. Y continuamente las estén viviendo, entrenando. Y eso lo entrenamos todos los días.

Y a partir de ahí, de esa repetición en el tipo de tareas donde cada vez aparece el componente caos y la incertidumbre porque interaccionas con tus compañeros y rivales, que van naciendo nuevas sinergias… a partir de ahí ir modelando, ir metiendo dentro de esas estructuras que queremos plasmar en el partido de esa semana o que tenemos en la estrategia operativa de esa semana. El proceso siempre es el mismo, por eso en pretemporada, son tan importantes ese tipo de tareas donde el objetivo es generar y encadenar ventajas. A través de mi ubicación, de la trayectoria del balón, del compañero, del rival, a través de la ocupación racional en el terreno de juego, a través de la individualidad, de quién lo ocupa, de esa cercanía o lejanía al poseedor… lo que sea. Y una vez somos capaces de ir erosionando al futbolista e ir metiéndole esa cultura, empezar a enfrentarnos a estructuras que nos vamos a encontrar, a intencionalidades defensivas y a cómo nos vamos a adaptar nosotros ofensivamente con esos conceptos y esa estructura.

 

«El que, con esos mismos jugadores, sea capaz de transformar continuamente esas estructuras va a ser capaz de potenciar más a sus futbolistas, y al potenciarlos más les va a generar más ventajas y esas ventajas le van a generar encadenamiento de ventajas. Y a partir de ahí, tendrás más control sobre el juego.»

 

FdB: Hiciste mención varias veces a las estructuras. ¿Qué importancia les das? Me da la sensación de que tú las entiendes de una manera… Vi una charla hace años ya. El entrenador creo que se llamaba Diego Montoya, que decía que vio a Marcelino entrenar. Leí más veces esto sobre Marcelino aunque desconozco porque nunca lo vi entrenar, muy a mi pesar. Que él tenía el 1-4-4-2 dominado. Adaptaba a los jugadores a eso. Decía que era muy difícil dominar un sistema de juego y saber entrenarlo para llevarlo a cabo. Que le servía para que el equipo asimilara la idea de forma rápida y la desarrollara. Y que además, como entrenador, él se veía con esa capacidad para desarrollarla. Que le costaba salirse de ahí. Me da la impresión de que lo entiendes de forma más flexible, como una ayuda o soporte.

A.C: Sí, sí. Si hablamos de estructuras ofensivas las entiendo como punto de partida para generar ventajas. Porque al final, en un enfrentamiento de estructuras, dependiendo de la intencionalidad defensiva del rival tú planteas una estructura ofensiva con otra intencionalidad. Y a partir de ahí, de ese enfrentamiento, ya se plasman ciertos espacios donde pueden aparecer ventajas. Las que sean. Del tipo que sean. Las numéricas, que son muy sencillas sobre el papel. Y a partir de ahí vamos a ver otro tipo de ventajas. Yo le doy mucha importancia por ser ese punto inicial. Este juego va a ir….va a ir no, ya va, a las transformaciones de estructuras continuamente, con los mismos futbolistas. Es decir, aquéllos que tengan la capacidad, sin hacer cambios de jugadores, de poder intervenir sobre diversas estructuras y adaptarse a las intencionalidades defensivas del rival porque ahora me es más fácil jugar con dos alturas por fuera en lugar de una, o porque juego asimétrico y meto dos alturas por una banda y una por otra, o juego con dos jugadores o sólo con uno, u ocupo los cuadrados con tres en lugar de con dos…

El que, con esos mismos jugadores, sea capaz de transformar continuamente esas estructuras va a ser capaz de potenciar más a sus futbolistas, y al potenciarlos más les va a generar más ventajas y esas ventajas le van a generar encadenamiento de ventajas. Y a partir de ahí, tendrás más control sobre el juego. Y por eso le doy importancia. Para mí es muy importante esa variabilidad de estructuras. Nosotros las trabajamos continuamente en pretemporada. Ya sean completas o incompletas. Pero las trabajamos continuamente en esos enfrentamientos de estructuras para que el futbolista empiece a tener el hábito de que eso va a cambiar. De que eso es móvil. De que en un mismo partido vamos a plantear 3-4 estructuras que a priori son las que tenemos en el plan de partido, y puede ser que utilicemos alguna que usamos hace tres semanas. Y que no esté en esas 4-5 de plan de partido, pero como ya la hemos utilizado, ya la hemos trabajado y vivenciado, porque estamos continuamente trabajando sobre ellas, que la retomemos y sea sencillo volver a meterse ahí. Y esas estructuras o ubicaciones en el campo son las certezas a partir de las cuales puede nacer esa fluidez que hablamos. Para mí eso es fundamental. Porque el futbolista reconoce la estructura, se reconoce dentro de ella y después reconoce a los colindantes. Esos pasos creo que son sí o sí. Reconocer estructura, reconocerse en ella y reconocer a los colindantes. Entonces dependiendo de donde yo esté ubicado, donde esté el rival, el compañero y el balón, yo asumo la función que me toca. Ahí va la importancia de la estructura.

Has puesto el ejemplo de Marcelino, es un entrenador sensacional. Yo lo he visto entrenar alguna vez en directo. Me ha parecido aún más sensacional. Por esa idea clara, esa certeza y porque él siempre hace lo mismo y además le da resultado. Hay conceptos de Marcelino que son la ostia. Y que yo los adapto y los cojo, que me encantan. Creo que era en vuestra entrevista con Dani Fernández que hablaba mucho de Marcelino, me parece un entrenador… Y podemos entender el fútbol, a lo mejor, de forma radicalmente opuesta, pero es sensacional. Yo me he nutrido mucho de ese acercarse para encontrar espacios intermedios. En mis equipos pasa continuamente. Y una de las fuentes ha sido esa. A mí lo que me parece sensacional de este deporte es que dos visiones, que pueden ser opuestas, tengan tantos puntos en común. Pero yo sí que creo que va a ser más difícil defender siempre a un equipo que es capaz de tener variabilidad de estructuras antes que un equipo que siempre es reconocible, ya no conceptualmente sino sus estructuras.

Al final, tiene que ser fantástico ver a Nagelsmann. Es capaz de, cada día variar estructuras ofensivas, defensivas, y tener gran intervencionismo dentro del partido, pero el equipo en esencia siempre es el mismo. Es alucinante. A mí me parece un entrenador dificilísimo de defender, de descifrar. Me generaría mucho estrés y muchas dudas analizarlo para enfrentarme a él. Tiene soluciones estructurales para todo y el equipo en esencia siempre sigue siendo el mismo. Creo que este deporte va hacia ahí. De hecho, que muchos entrenadores hagan descender al 6 o lo lateralicen, ya estás haciendo una transformación de estructura que no se hacía hace 10 años y ahora ya se hace. Eso se va a hacer continuamente, va a tender ahí.

FdB: La norma del saque de puerta que se actualizó hace un año y algo, creo recordar. ¿A quién crees que favorece y de qué forma?

A.C: Yo creo que favorece al atacante, al poseedor, porque al final tienes más alternativas. Puedes acercarte o puedes acortar ese tiempo en que se inicia el saque de meta y el primer receptor posee el balón. Con lo cual, como ese trayecto ya es menor, puedes recibir balón, cosa que antes no podías. Antiguamente podíamos apretar directamente a los centrales que estaban abiertos en el límite del área, evitando esas primeras recepciones. Ahora bien, creo que ahí igual nos estamos ofuscando un poco los entrenadores entendiendo que debe ser obligado hacer 70 pases desde reinicio para encontrar superioridades y para ir avanzando. Es un escenario que como es estático, el éxito de los defensores es mucho más alto que en situaciones jugadas porque puede haber 2-3 movimientos o unos movimientos colectivos que te puedan hacer muy difícil encontrar un futbolista liberado para ir progresando. Si las trayectorias de presión son buenas y si conceptualmente el equipo defensor es capaz de aislar los hombres libres fuera del bloque defensivo y dejarlos muy alejados, es difícil generar superioridades. Y muchas veces termina siendo un golpeo con mucha presión, muy apretado, con todo el equipo abierto y termina haciéndote daño. Aún así, en nuestros equipos hemos intentado jugarlo casi, casi, absolutamente todo. Tanto en corto como en largo, desde abiertos, intentando generar esas superioridades, intentando encontrarlas, reconociendo la dificultad de ellas y por una cosa que comentábamos antes. Depende de qué tipo de equipos… es decir, en equipos de formación lo hago siempre. Yo entiendo que se debe hacer, que se debe intentar. Es como lo que hablábamos de la híper especialización, de buscar el contexto donde no hemos sido capaz de encontrar el resultado inmediato, la inmediatez. Creo que el beneficiario es el atacante, pero también tengo la sensación de que nos hemos vuelto un poco extremistas en todo esto por la moda y no deberíamos serlo.

FdB: En el diseño de tu cuerpo técnico, ¿en qué te basas y qué puestos consideras imprescindibles para tener allá donde vayas?

A.C: Yo creo que imprescindiblemente debe haber un asistente, que tengas al lado, de confianza. Un especialista en portería y otro a nivel condicional. Ahí vamos a mínimos y luego, todo lo que venga. Yo, sobre todo, aparte de fidelidad, conocimientos y valores, etc, sobre todo, lo que busco en mis compañeros más cercanos es seguridad. Esa seguridad ante momentos donde uno no la tiene. Y busco esa manera de vencer las dudas internas o la lucha interna de un entrenador. Yo creo que hay momentos donde un entrenador tiene esa visión túnel y no ve más allá de lo que hay cerca, sólo ve lo que tiene muy delante y puede caer en esa falta de recursos para ver todo el contexto y no sólo ver aquello que él cree que le interesa. Entonces a mí me interesa la seguridad de los asistentes. Yo lo valoro mucho. Sobre todo en el asistente, en el de al lado. Ése es el que en un momento determinado vence mi lucha interna.

FdB: ¿Cómo sería una semana tipo de tu cuerpo técnico y tuya? A nivel de organización de la semana en el despacho. Y ese proceso de creación de las tareas.

A.C: No creo que difiera demasiado del resto de cuerpos técnicos. A nosotros lo que nos interesa es ir una semana por delante del rival y cerrar la semana el lunes, el día después del partido, en ese entrenamiento típico de recuperación y compensación. Y ahí se produce la reunión que nos genera el contenido de la siguiente semana. Y esa siguiente semana viene determinado por de dónde venimos, a dónde vamos y contra quién nos enfrentamos. En ese momento tenemos todos los informes, todos los vídeos y toda la información, y generamos todas las situaciones que nos interesa que el futbolista sea capaz de experimentar a lo largo de la semana. Sí que es cierto que en una semana estándar que venimos haciendo de 5 sesiones, hay un factor obvio, condicional, científico, de la teoría de entrenamiento, que nos… yo no digo que nos limita sino que nos va guiando un poco el proceso para intentar llegar en las mejores condiciones posibles a nivel condicional para el próximo día competitivo. Pero no nos limita mucho en cuanto a espacios, esfuerzos, etc. Es un proceso que nos guía pero no nos limita. Los miércoles, jugando domingo-domingo, si tenemos que hacer estructuras completas pues las hacemos. No vamos a ir al reducido porque sí porque nos lo dice un libro. Y si el jueves tenemos que hacer reducido porque nos interesa trabajar algo que queremos potenciar o corregir, pues nos vamos a eso.

Sí que normalmente la sesión que va dos días antes de la competición sí que es la sesión donde el esfuerzo, o las cargas a nivel condicional, bajan. Es la sesión que dedicamos a explicar al futbolista en imágenes lo que hemos venido haciendo y lo que van a tener enfrente. Y es una sesión que la limitamos bastante porque entendemos que la carga cognitiva ya la tenemos en cuanto a la visualización de imágenes e informes y hacemos tareas muy sencillas y muy lúdicas para volver a activarnos el sábado en la sesión justo previa al partido, que vamos de subida, y donde ahí sí somos capaces de generar bastantes situaciones, incluso diría, que completas.

Así pues, el día después de la competición intentar compensar, recuperar. Dos días después, normalmente, es el día que utilizamos de descanso. Al tercer día o el día -4 al siguiente partido, sí que son tareas de plan de partido aunque sí es posible que metamos algo más reducido en esa primera parte, o tareas donde aislamos una parte del juego para intentar corregir para luego reinsertarla, o situaciones donde buscamos encadenamiento de ventajas, a nivel ofensivo o defensivo incluso. Jueves vamos a tareas de plan de partido básicamente. Viernes, como ya hemos comentado, es la sesión que dedicamos más a vídeo, mostrar lo que hemos hecho y por qué lo hemos hecho, que tenemos este rival que tal, que cual.  Tareas mucho más inespecíficas, sin una carga condicional alta. Nos vamos a sábado, a volver a hacer un repaso de algunas tareas de plan de partido que queramos hacer y activarnos. Vamos en bajada el viernes a nivel de carga condicional para volver a subir en sábado, en ese día -1. Ese previo para partido.

FdB: ¿Cómo establecéis los roles de intervención del cuerpo técnico en las tareas? Si tenéis en cuenta la ubicación de cada uno para ver de qué se va a encargar. Y en relación a las correcciones, ¿Cuándo crees que es más efectivo realizarlas? Parar la tarea tan pronto se produce, explicar durante la pausa que estaba previsto realizar… Y de qué manera lo hacéis: vídeo, pizarra, voz…

A.C: Empiezo por la última. A mí lo que me gusta es no parar, pero evidentemente lo que no vamos a hacer es que, porque no tenemos previsto una pausa, si se van repitiendo unas situaciones que no queremos que se repitan, no pararla. Ahí la paramos y volvemos a arrancar. La intención es no parar para corregir hasta aquellos momentos que nosotros ya tenemos preestablecido parar para esa pausa-descanso para esas consignas o correcciones. El principio es no pararlo excepto si se producen situaciones que no queremos que se produzcan.

A nivel tipo de correcciones, en campo normalmente utilizamos voz y pizarra. Lo que sí, grabamos la sesión, y luego la utilizamos en días siguientes, si la necesitamos tanto individual como de línea, colectiva… Generamos ese feedback con él/ellos para que se vean porque al final el vídeo es un arma que tenemos y debemos tener todos. Muchas veces, prácticamente sólo con el vídeo, somos capaces de mostrar unas realidades que ellos no son capaces de percibir en el campo.

En cuando a roles, no tanto como ubicaciones a nivel de cuerpo técnico, excepto que el rol que desempeñes vaya o lleve implícito una ubicación dentro del campo… ejemplo: si estamos hablando del preparador de porteros y están los dos porteros en la portería, pues estará cercano lógicamente. Pero no en cuanto a ubicaciones pero sí en cuanto a qué atiende cada uno de ellos. Y lo que sí que es una cosa que nosotros llevamos tiempo haciendo y la verdad es que nos va bien, es que tenemos una serie de consignas que las generamos a cada tarea. No tienen por qué ser las mismas, pero sí que generamos un vocabulario que permita la comunicación, ya no sólo entre miembros del cuerpo técnico sino entre el grupo y nosotros para que sea mucho más fluida. Que todos hablemos de lo mismo y le llamemos de la misma manera. Que no acudamos al enorme diccionario que tenemos todos los entrenadores, que le llamamos de mil formas diferentes a las situaciones y terminamos generando una confusión, porque para un entrenador es una cosa, e incluso para un miembro del cuerpo técnico, y para otro es otra acción. Sí que tenemos esas consignas que son las que vamos repitiendo y que hemos acordado durante la generación de las tareas y a partir de ahí establecemos esos roles para que cada uno sea responsable de línea, de fase, de situación o de varias consignas defensivas uno y ofensivas otro. A mí me gusta variarlo eso. Sí que intento, como entrenador, controlar todo lo que puedo controlar, pero también es verdad que no sólo me gusta en estar en ataque o en defensa, o no creo en la especialización del tipo… tú sólo vas a trabajar defensivamente. No. Me gusta que todo el mundo tome un poco de participación en todo.

 

«Creo que hay que llegar siempre a jugar con las mínimas reglas posibles para que aparezcan las situaciones que queremos que aparezcan.»

 

FdB: ¿Cómo haces para que esos entrenamientos basados en el jugar no se conviertan en libertinaje? Y cómo de útiles consideras las reglas de provocación para ello.

A.C: Creo que hay que llegar siempre a jugar con las mínimas reglas posibles para que aparezcan las situaciones que queremos que aparezcan. Meter una norma extra es lo que puede hacer peor a la tarea. Las tareas que utilizamos nosotros parten desde el punto de vista de que para que no se conviertan en ese libertinaje que hablas, tengan estructuras. Y a partir de las estructuras ya no puede haber libertinajes porque ya tienes un rol, una responsabilidad. Será la intencionalidad defensiva del oponente la que haga que tú tengas que adaptarte a lo que va sucediendo en la tarea. No me gustan tareas… nuestra base de trabajo no son tareas muy cerradas o con muchas normas. Pero sí que buscamos que a través de esas estructuras, a través de las ubicaciones, esas mínimas normas de provocación, aparezcan esas situaciones que nosotros queremos. Y ahí sí que variamos. Nosotros como cuerpo técnico no somos de unas tareas de una variedad o de un tipo de tareas muy, muy variables. Cuento con 4-5 tipos de tareas. Pero dentro sí que hay mucha variabilidad en cuanto a espacios, objetivos, jugadores, superioridades, no superioridades, espacios polarizados, no polarizados…. Pero yo creo que para no convertir en libertinaje, incidir en la estructura, porque es la que te da un rol, una responsabilidad. A partir de ahí la intencionalidad defensiva es la que genera una adaptabilidad ofensiva.

 

«yo creo que para no convertir en libertinaje, incidir en la estructura, porque es la que te da un rol, una responsabilidad. A partir de ahí la intencionalidad defensiva es la que genera una adaptabilidad ofensiva.»

 

FdB: ¿Cómo entrenas la información que das al equipo del rival? Si hay un grupo que hace el rol del rival durante un tiempo… Y cómo se gestiona el que esos jugadores sepan que están haciendo del rival.

A.C: Sí utilizo ese tipo de tareas en estructuras completas o incompletas, en esos enfrentamientos de estructuras, en esas tareas de plan de partido, sobre todo en esos -4, -3 y -1. Sí les hablo de que están haciendo de rival, abiertamente, sin problemas. No pongo o normalmente no hago onces reconocibles. Mezclo, intento generar incertidumbre en ese sentido porque sé que cuando uno se ve con un peto que no le gusta, el nivel de exigencia baja. Y si baja el nivel de exigencia, baja todo el nivel del entrenamiento. Y encontrar el que el grupo sea capaz de entender que esto forma parte, que no hay ningún tipo de problema, que ahora estoy con un peto y luego estoy con otro, que lo que tengo que hacer es ir al 100% en cada una de las situaciones… es una cosa que cuesta. Yo escondo jugadores. Es uno de los dolores de cabeza para la gestión del grupo. Igual que hay entrenadores que no esconden absolutamente nada y ponen al 11 que tienen previsto contra el 11 que no tienen previsto. Yo no. Yo sí que escondo, mezclo, e incluso rotaciones continuas. Si estamos tratando de hacer oleadas, por ejemplo, que tienen 2 momentos, no tienen esos 4 momentos porque no tienen continuidad sino que paramos, pues cada 2-3 ataques hay 3-4 cambios directamente, con lo cual ya hay un tipo de rotación tan amplia que creo que potencia la concentración dentro de la tarea, de la sesión, y al final te esconde que estás teniendo un rol porque estás jugando.

FdB: Importancia de las relaciones a la hora de diseñar el entrenamiento para ver a quién vas a juntar con quién al hacer los grupos en las tareas.

A.C: Igual que te comentaba que escondía, hay sinergias clave de jugadores que ahí sí que las buscamos, lógicamente. Estas rotaciones que estaba comentando son rotaciones buscadas, no son hechas por hacer. Creo que en determinados planes de partido, en determinadas estructuras, en determinadas situaciones, hay determinadas sinergias o relaciones que sí que son clave en la estructura para hacerla reconocible. Ahí sí que intentamos hacer coincidir a quien tenemos que hacer coincidir para ver cómo resulta. Evidentemente sí que las tenemos muy presentes porque creo que la individualidad es un rasgo fundamental de aquello que vas a generar en el partido que está por jugar. Es decir, no va a ser lo mismo que esté yo a que estés tú. No va a ser lo mismo que yo esté a una altura o esté a otra. No va a ser lo mismo que me acompañes tú o que sea otro. En ese sentido, dentro de ese no mostrar esas intenciones para que el grupo siga siendo autoexigente entrenando, sí que hay ciertas sinergias que las buscamos.

FdB: Lo pregunto a menudo porque es una de las cosas que más dudas me generan como entrenador. Jugadores que llevan más tiempo contigo, y esa posible fatiga de la “rutina” de lo que tú le propongas como entrenador. Hace un año o así escuchaba un fragmento de Gregg Popovich que decía que para crear la identidad, la mentalidad de equipo, esa cultura de equipo… comenzaba todas las pretemporadas de la misma manera. Haciendo los mismos ejercicios. Era como un momento de conexión de los nuevos con los “antiguos” que debían repetir ese proceso, por así decirlo.

A.C: A mí me parece que hay una cosa fundamental en esos inicios y en ese generar cultura de equipo. Y es que el futbolista tiene que saber qué va a pasar allí. No es lo mismo que el entrenador sea yo o seas tú. Y eso el futbolista lo debe saber desde el inicio. El futbolista debe atender, conocer, lo que va a pasar durante el año. Y eso es fundamental parar generar cultura táctica de equipo. A partir de ahí, estoy bastante de acuerdo, o lo que creo, es que los jugadores… o que debe haber varios jugadores que sean los portadores de esa identidad. Que sean los conductores del grupo a nivel de conocer esa cultura táctica del grupo. No había escuchado esa cita de Popovich pero estoy bastante de acuerdo en ese sentido. Me parece fundamental que el futbolista sepa dónde va, sepa lo que se va a encontrar y que haya algunos jugadores que ya hayan experimentado esas situaciones con el entrenador, que sean capaces desde dentro de ayudar a esos nuevos para introducirlos rápidamente. Y si esa herramienta deben ser un tipo de tareas determinadas para conocerla como comentabas en esta cita, pues me parece perfecto. Yo creo que la tarea es una forma más de entender la cultura táctica del equipo. Habrá varias más como las relaciones entre individuos. Pero si Popovich se refería a esas relaciones que se generan entre los individuos dentro de las tareas, pues estoy de acuerdo. Pero ya te digo, yo añadiría eso. El jugador de basket que firma por el equipo donde está Popovich debe saber lo que se va a encontrar. Y creo que también eso es fundamental para generar esa cultura táctica. Creo que ese saber implica predisposición, y esa predisposición o el deseo que hablaba Mou hace poco, que el 50% de esto es técnico y el 50% es deseo. Pues ese deseo ya va a hacer que tú rápidamente seas capaz de integrarte y aportar dentro de esa identidad o cultura táctica del equipo.

FdB: ¿Crees en los automatismos? A nivel de circulación de jugadores. Conte sería un caso por ejemplo.

A.C: ¿Situaciones de 11×0 por ejemplo? Mira, a mí esas situaciones me parecen fundamentales para iniciarse en las estructuras que uno quiere plasmar en el campo. Para formar parte de una estructura debo reconocerla y reconocerme en ella. Es vital. Creo que es el punto de partida pero no es la base del entrenamiento. Es el punto de partida porque me pongo en situación o en la ubicación, reconozco esa estructura que me han mostrado en pizarra o en vídeo, me reconozco dentro de ella, reconozco a mis compañeros, y a partir de ahí vamos generando sinergias y dinamismo. ¿Importancia sí? Como punto de partida. ¿Hacemos tareas de estas? Sí, obviamente. Hacemos. Pero insisto, como punto de partida. A partir de ahí, enfrentamos estructuras. Aunque entiendo que el crecimiento no es lineal, el punto de partida es reconocer estructuras y reconocerme dentro de ellas. Luego, vamos a enfrentarnos.

FdB2: Sin embargo, este tipo de tareas, las utilizan los entrenadores, generalmente, los viernes, último día previo a partido… ¿para qué crees? ¿Para reforzarse a sí mismos? No como punto de partida sino… no examen, pero repaso final o refuerzo… no sé.

A.C: Sí. Yo he utilizado alguna vez el día antes. Ese acentuar o poner énfasis en alguna acción que queremos. Cuando las utilizo en el día previo van relacionadas con eso. Pero también es verdad que cuando las utilizo en día previo es porque el plan de partido nos ha llevado a que vamos a hacer algo muy concreto que no hemos hecho antes. No lo utilizamos porque sí. El sentido en ese día previo al partido es por algún matiz. O porque la estructura ha cambiado aunque sea que un jugador ha ganado o perdido altura, ya está. Darle énfasis en esa situación porque hemos visto que hay una potencialidad nuestra y una debilidad del rival. Para mí eso genera certezas, y el generar certezas implica que el futbolista entiende qué es aquello que queremos hacer.

El generar certezas también puede venir porque nos estemos desviando de algo o porque veamos que teníamos unas soluciones que ahora hemos dejado de utilizarlas. Pues vamos a retroceder dos pasos hacia esas acciones que hacíamos tan bien, que nos daban esas superioridades a través de esos movimientos un poco preestablecidos. Pero ya te digo, punto de partida sí, crecimiento no lineal, vamos y volvemos, y si es en ese previo, bajo mi punto de vista, es para potenciar algún matiz, no sé si novedoso pero sí un poco diferente de lo que veníamos haciendo.

FdB: Antes aludías a la entrevista a Rubén Albés porque era un entrenador de filial. Él decía que tenían un día fijado para la mejora individual. ¿Realizáis ese trabajo individual? Aunque no sea siempre el mismo día.

A.C: No con la periodicidad que se podría hacer en equipos profesionales. Sí lo utilizábamos, pero creo que es un punto donde a nivel de cantidad y calidad de entrenamiento el fútbol de élite debería mirar hacia ahí. Me explico, creo que entrenamos poco. Creo que podríamos incrementar la cantidad y calidad de entrenamientos semanales con este tipo de tareas dedicadas a potenciar al individuo antes que al colectivo. Un equipo profesional podría entrenar 6-7 sesiones. No tiene por qué ser siempre siete, ni todos siete. Puede ser siete unos, seis otros… Doblar trabajos, doblar días, doblar sesiones, para encontrar todo ese tipo de tareas que sin un gasto de energía excesivo, sean capaces de potenciar al individuo. Y a mí me parece fundamental. Y creo que a nivel profesional si no se hace, no sé si es por tradición, por comodidad, por desconocimiento o porque igual no se considera útil, no lo sé. Yo hablaba hace poco con un asistente de equipo Champions, y me decía que en su paso por la Premier, ellos estaban en 6-7 sesiones semanales y que les era muy sencillo convencer a súper cracks de venir hacer este tipo de tareas porque eran tareas donde ellos veían que su rendimiento individual aumentaba continuamente. Muchas veces eran tareas de matices. Él me explicaba, por ejemplo, dedicado a la protección de los disparos en contra del rival. Cómo protejo yo el máximo ángulo o que el rival no encuentre portería a través de un disparo. A mí me parece que en el fútbol de élite son puntos. Y los puntos son partidos. Y los partidos son objetivos. O resultados. Y al final, a nivel cuantitativo y cualitativo deberíamos hacer muchas más cosas.

¿Nosotros hacíamos? Sí. Y no sólo individuales. Algunas, como comentaba antes, potenciadoras y correctoras de situaciones de juego donde las sacábamos del juego para hacerlas muy analíticas o sencillas para que hubiera una repetición constante para seguidamente reintroducirlas al juego.

FdB: Uso de comodines en los entrenamientos.

A.C: Sí. ¿Cómo y cuándo? Pues de diferentes formas. Usamos, tanto en tareas dónde ponemos el foco de atención a nivel ofensivo como defensivo, sobre todo, en ese tipo de tareas donde el objetivo es generar encadenamientos de ventajas. Tanto ofensivas como defensivas, otra vez. No tenemos demasiada tendencia a añadir comodines en tareas de plan de juego. Ahí, tanto si son estructuras completas como incompletas de plan de juego, tanto si son tareas de plan de juego donde hay dos momentos como cuando hay cuatro momentos, allí normalmente no utilizamos comodines, excepto alguna situación esporádica o específica.

Entonces, comodines sí en tareas de encadenamientos de ventajas, entendiendo que nos van a generar unas inestabilidades defensivas, el tener comodines en una determinada ubicación. Se van a producir unos comportamientos zonales, defensivos, que buscamos y debe haber unas respuestas ofensivas similares a las que podemos encontrar en competición, por eso entran comodines en estas situaciones.

FdB: ¿Qué valoras de un entrenador?

A.C: El conocimiento, pero entendido en sentido amplio. Es decir, no el conocimiento técnico y táctico y ya está. Que también, obviamente. Pero el conocimiento de las personas, cómo lo transmite y cuándo lo transmite. Me gusta opinar poco de entrenadores porque creo que no los conocemos en profundidad. Yo soy incapaz de conocer a los entrenadores por lo que veo en un campo o por la televisión. Lo que veo en directo lo puedo conocer un poco más porque a lo mejor puedo ver cómo se comporta en el banquillo o incluso si hay poco público o no hay puedo escuchar alguna instrucción. Pero creo que opinamos mucho sobre entrenadores que desconocemos su día a día. Con lo cual, yo no soy muy de opinar de entrenadores. Pero los que conozco, intento no quedarme sólo en el conocimiento técnico-táctico y lo que están diciendo sino cómo lo están diciendo, cuándo, por qué, por qué hacen eso, por qué dicen eso… y en cómo es su relación con los jugadores. Cuáles son sus intenciones. Eso, seguramente, es lo que valoro de un entrenador que desconozco. Ayer, y a modo de anécdota, justo estaba viendo el GironaSabadell. Hice un tweet porque me gustó lo que veía. Y lo puse sobre Antonio Hidalgo, el míster del Sabadell. Lo conozco de verlo en 2ªB, de verlo por televisión, que ascendió el año pasado y cuatro partidos que he visto este año. Hablaba de que aquello que valoro sobre entrenadores que no conozco o uno de las cosas que valoro, las intenciones. Ahí me demuestra que este tío tiene conocimientos y tiene convencimiento. Me gusta valorarlos cuando veo una semana del entrenador, porque estoy ahí, porque estoy cerca, y a partir de ahí ese conocimiento es mucho más profundo y mucho más amplio. Creo que es fundamental cómo te diriges al grupo, cuándo te diriges, por qué… qué tipo de correcciones se hacen, tanto técnico-tácticas como a nivel motivacional, como a nivel de cohesión… Si lo tengo que resumir en una palabra es conocimiento, pero que no es conocimiento solo en la pizarra sino en global.

FdB: ¿Y de un jugador?

A.C: La voluntad y la autoexigencia. La voluntad de ser abierto de miras y de… aprender no porque no estamos para enseñar, creo que estamos para compartir y para debatir, para crecer. Y después, que se auto exija. Creo que es una cualidad que en la sociedad va en desuso. Fundamental. El querer mejorar, el entender que debe haber una ambición y un ego individual pero que va siempre encaminado hacia el crecimiento colectivo porque sin el colectivo no somos nadie. Quiero ese egoísmo positivo. Y empieza por la autoexigencia, porque yo cada día quiero ser mejor. Yo quiero que me ayuden a ser mejor. Y creo que va todo relacionado.

 

«la autoexigencia. Eso, o viene de serie o no viene.»

 

FdB: A modo de anécdota. Yo sigo bastante la actualidad del Athletic Club. Llegó ahora Marcelino y me parece curioso como, por ejemplo, en una mala situación dicen: es muy exigente Marcelino. Como algo buenísimo. Y cuando se ponen otras situaciones, dicen: es demasiado exigente, no sabe gestionar a los jugadores, los exprime demasiado. Me llama la atención como, según nos conviene, la exigencia a veces es una cualidad buena o no.

A.C: Lo típico de la mano dura. Tradicional. Malos resultados, mano dura. Buenos resultados, libertinaje. Yo creo que es todo completamente al revés. Yo creo más que nunca en la autoexigencia cuando las cosas van bien y creo que más que nunca en el cariño cuando las cosas van mal, porque al final dependemos de unos individuos que si no están realmente centrados y motivados en aquello que deben hacer, nosotros somos los primeros que caemos. Es imposible llegar a transmitirles y superarles la dermis y meterles dentro e intentar llegarles ahí a donde les hace… les duele o les motiva. Es imposible. Yo creo que ese razonamiento es totalmente al revés. Pero también te digo que, y por eso hablo de la autoexigencia, porque creo que los entrenadores no estamos para pedir al futbolista el 100%, ni para que sea puntual, ni para que sea educado o correcto. No. Eso viene de serie. Si no lo tienes, no sirves. Nosotros no podemos pedir la famosa intensidad que pedimos en los entrenamientos. Yo eso no tengo que pedirlo. Si tengo que pedirlo es que vamos mal. Pero eso no hablo de la exigencia sino de la autoexigencia. Eso, o viene de serie o no viene. O lo tienes tú o si no lo pones yo no tengo por qué sacártela a relucir. No puedo estar salvándote continuamente ni decirte lo guapo que eres para que salga. Eso aparece. Y cuando aparece, no hay ningún tipo de problema, ahí crecemos todos.

Esa visión es fundamental y lo intento transmitir, sobre todo en los filiales. A mí me parece esa edad donde el vuelo de una mosca te despista y tú piensas que mirando ese vuelo seguirás siendo igual de bueno y no. Y deben entender que… luego lo entienden a posteriori, porque al final el futbolista va madurando, creciendo, teniendo experiencias… y eso lo ve a posteriori. Yo se los digo siempre: yo no quiero que me llaméis de aquí a cuatro años y me digáis que cuánta razón tenía, no. Y estéis jugando en Tercera División o en Regional o yo qué sé. No, no. Yo quiero que me llames y me digas: ostia, menos mal que sacamos eso, que fuimos capaces de enderezar eso. O, me vino muy bien porque mira dónde estoy, y esa es la base de mi día a día. Siempre les digo una cosa: sin autoexigencia no hay éxito. Nunca lo hay. Y si lo hay es un éxito que se queda muy corto con lo que podía haber sido. Futbolistas que sin ser auto exigentes, sin tener un día a día bueno, sin ser de una ejemplaridad alta, en ese sentido, llegan a la élite. Pues imagínate qué más hubiera sido si hubiera sido autoexigente. Habría sido un cañón. Pues yo creo que eso es fundamental. No sé si es ese 50 de deseo que comentaba Mou en aquel vídeo, o es el 60 o el 45, pero lo que sé es que es mucho y que es innegociable, porque sin eso no se puede.

FdB: Importancia que das a la formación y de qué manera lo haces.

A.C: Yo creo que uno no puede quedarse estancado en absolutamente nada en sus conocimientos. Uno tiene que estar continuamente viendo, observando, hablando, leyendo, viajando… Y yo creo que es lo que nos mueve. No entiendo esta profesión como un cuarto estanco donde yo voy a hacer exactamente lo mismo ahora que dentro de 20 años. Yo entiendo que la evolución viene dada por aquellos brillantes que están en la élite y que nos enseñan en el día a día, y a partir de ahí, uno lo que tiene que hacer es intentar extraer ideas, maneras de entender esto, para seguir mejorando. Yo intento, tan pronto puedo, viajo. Creo que es la mejor manera. Viajar y perder 2-3-4-5 días, lo que sea, y estar cerca de otros. Estar cerca de otros que tampoco implica que sean de Primera División. Ampliar la visión de uno, por ese mismo efecto túnel que hablábamos antes. Creo que es negativo totalmente y nos hace ver pocas cosas en partidos, pocas cosas en entrenamientos y pocas cosas que salen fuera de nuestro conocimiento habitual. El hecho de tambalearse por esas zonas oscuras que desconoces, es lo que te hace mejorar. Y poner en duda continuamente aquello que sabes  para intentar solucionar y generar nuevas dudas. Ese creo que es el proceso. Lo encuentro fundamental, pero ya no sólo como entrenador sino en la vida. Creo que es el único camino.

FdB: Entrenador a conocer.

A.C: Te puedo decir… no sé si son conocidos o desconocidos. A mí un entrenador que me parece de una alta capacidad conceptual es Rodri, ex Extremadura, Tenerife, Nástic… Me parece un tipo que conceptualmente es un sobresaliente. Y después, yo te diría 2-3 por aquí, que están entrenando en Catalunya. Uno para mí es Xavi Bartolo. Es un referente de lo que hablábamos de nivel de conocimiento amplio. Es un tío con conocimientos técnico-tácticos muy altos, pero que después, yo viví esa situación en Reus, tan desagradable y tanta incerteza y cuerdas tirando cada uno hacia un lado… y vi de cerca cómo era capaz de gestionar y mover aquello. Con el equipo compitiendo en 2ªA, con el presupuesto más bajo y ganando y dejándolo fuera del descenso en aquéllas situaciones… y a mí me parece brutal. Y después, porque los he tenido de rivales, han tenido ascenso, están teniendo éxito y están entrenando en 2ªB (esta entrevista fue hecha en enero), que hacen cosas muy chulas y que las recomiendo. Uno es Nacho Castro en el Andorra, que tiene una trayectoria amplia en el fútbol catalán. Llegó a hacer playoff con el Horta a 2ªB que es un equipo de un barrio de Barcelona, con unos números brutales y una propuesta sensacional. Y lo está haciendo ahora en Andorra. Y otro, que sus equipos me divierten muchísimo, muchísimo, es Jonathan Risueño en L’Hospitalet. Creo que sus equipos son súper dinámicos, divertidísimos de ver, siempre hay matices, siempre hay movimientos novedosos, siempre hay adaptación de plan de partido… y además hay una cosa que me encanta, que es un entrenador que te cambia la estructura y el plan de partido en vivo. Y creo que eso es dificilísimo de ver y de atreverse. Un tipo que es capaz de intentar salir de 3+1 por delante, con 2 muy abiertos intentando generar esas situaciones y que sin o las ve, en el minuto 40 te mete 3 delanteros centros de 2 metros y vamos a buscar ahí. Generar ese tipo de variedad y ser capaz de que el grupo te siga me parece descomunal.

FdB: Libro a recomendar.

A.C: Uff… voy a ser muy clásico. Te diría unos cuantos. Cien años de soledad y El maestro y Margarita como clasiquísimos, porque son esos dos libros de referencia para mí. Y el último que me he leído me ha gustado que es Manaos de Alberto Vázquez-Figueroa. Me estoy introduciendo en él también. Y si hablo de temática deportiva te diría Canastas sagradas de Phil Jackson por ejemplo. Y todo lo que sea multifactorial en el deporte. A nivel de diario leo Panenka y Volata porque me encanta el ciclismo y me encanta el fútbol. Soy licenciado en historia. Que me mezclen historia, arte, cultura y deporte me parece sensacional.

FdB: Una charla recomendable.

A.C: Abel Mourelo, no recuerdo las jornadas o el congreso. Está en YouTube. Sobre cómo atacar diferentes intencionalidades defensivas. Top. ( https://www.youtube.com/watch?v=Zu9RBBMXe4g )

FdB: ¿Cómo afecta el fútbol a tu vida personal? Y ligada a ésta: si la vida del entrenador es muy solitaria.

A.C: Afecta al completo porque creo que el que es entrenador lo es las 24 horas. No tiene una hora de descanso. Mi manera de afrontar las situaciones diarias es llevar post-it encima y apuntar, y siempre me van apareciendo cosas en todos los sitios. En la cocina, en la oficina, en la calle… donde sea. Esa es mi manera de gestionarlo. La afectación es 24 horas. Creo que el que no está dentro no es capaz de ver esa afectación y lo que significa. Y ahí tienen mucho mérito los acompañantes de tu vida. Yo siempre lo pongo en valor. Las parejas, la familia, los hijos… porque deben ser capaces de entender esto. Si no entienden esto estás muerto. Y el entrenador está solo siempre. Porque la soledad del entrenador, esa especie de mito, ese ser mitológico que no encontramos, pues cuando las cosas empiecen a ir torcidas lo vas a encontrar siempre. El entrenador siempre está solo. Es ese escudo o esa coraza donde, tanto los miembros del cuerpo técnico, obviamente, tanto por responsabilidades como por jerarquía, como los jugadores, se ponen ahí detrás. Y la sensación aparece, pero creo que no es malo. Debe aparecer. Es que es así. No podemos compartirlo con nadir más. Debe ser nuestra, propia, íntima y debemos aprender a luchar y a vivir con ella.

 

Muchas gracias Albert!

#caféycharlaFdB

#caféycharlaAlbertCompany

@ACV1979

Related posts

Leave a Comment