Jugadores que llegan justos, amplio número de lesiones producidas, futbolistas que no dan el nivel en momentos importantes, baja forma física… Es habitual leer estas palabras en días en los que se acerca el final de una temporada, en donde equipos se juegan ligas, entrar en un play-off, no descender… La confluencia de factores es máxima y la variabilidad causal es enorme, con aspectos que desde nuestra postura como entrenadores podemos y no podemos controlar. Pero, desde una postura condicional, ¿podemos hacer algo al respecto? ¿podemos colaborar en la evitación de las situaciones anteriormente mencionadas?
Cuando hablamos de la periodización condicional y la planificación de los deportes de equipo, fútbol en particular, distinguimos 3 periodos claves a tener en cuenta: periodo preparatorio, competitivo y transitorio. Son contextos muy distintos, con una duración determinada donde la estrategia operativa para el entrenamiento y los objetivos que se persiguen son distintos, por tanto, cabe tener muy en cuenta el período en el que nos ubicamos y la forma de trabajar que vamos a emplear.
Analizando los tres periodos mencionados anteriormente, estamos de acuerdo que el más largo es el periodo competitivo, con una duración de 9 meses aproximadamente (dependiendo el equipo, la liga, existencia o no de play-off…). También me atrevería a decir, sin restarle importancia ni menospreciar a los dos periodos restantes, que el periodo competitivo es el más importante debido a la duración del mismo y a los múltiples cambios que nuestro equipo experimenta (variaciones en la clasificación, enfrentamiento a distintos tipos de rivales, dinámicas del equipo, número de lesionados y un largo etcétera).
Quizás la importancia y la duración del periodo competitivo nos lleve a reflexionar sobre distintos sub-períodos, los cuales podemos dividir en semanas, ciclos de varias semanas… Pero en el tiempo en el cual nos encontramos mi reflexión lleva a la planificación condicional en el tramo final de temporada.
Estas semanas, o últimos meses de competición, para la gran mayoría de los equipos son los más importantes debido a la aglomeración de partidos importantes impulsados por la necesidad imperiosa de sumar puntos. La paradoja reside en que la etapa más importante de la temporada coincide con un tramo en el cual los futbolistas no pasan por su mejor momento a nivel físico debido a que en sus piernas y en sus cabezas van muchos días de entrenamiento, partidos y pocos días de descanso.
Ante esta tesitura, mi pregunta es: ¿debemos seguir entrenando físicamente a los equipos en este tramo de temporada?, a final de temporada ¿la preparación física no tiene importancia por el riesgo a sobrecargar y lesionar al futbolista?, ¿debemos “sobrevivir” con el entrenamiento condicional que hemos hecho con anterioridad?, ¿se puede entrenar gracias al entrenamiento que se ha realizado en pretemporada o en semanas anteriores de carga física?
Si algo hay cierto en esto, y si no pregúntenle a sus jugadores, es que a estas alturas de temporada una inmensa mayoría de jugadores llegan muy limitados físicamente, y no creo que se deba a una mala preparación condicional, si no más a una acumulación de minutos disputados en partidos, mayor o menor número de rotaciones, viajes añadidos, entrenamientos, escasos días de descanso… todo ello suma y todo ello lastra al jugador de cara a disputar los últimos partidos, en los cuales la exigencia es máxima.
Todo esto debe hacernos reflexionar. En esta etapa es un buen momento para revisar información de la temporada: jugadores con más y menos minutos disputados, historial de lesiones de nuestros jugadores sucedidos en esta temporada… Estamos en un buen momento para individualizar, ya conocemos a nuestros jugadores y sus características, ya sabemos qué entrenamientos y cómo les pueden ayudar y podemos dosificar la carga de trabajo a aquellos que más lo necesiten.
¿Qué estrategia podemos utilizar para diferenciar aquellos jugadores con más riesgo a lesionarse de aquellos que, aparentemente, son menos propensos a lesionarse? ¿qué o cuáles son los indicadores que podemos utilizar?
Una estrategia a utilizar es una clasificación en semáforo, y los indicadores a utilizar pueden ser los que cada entrenador considere de mayor importancia. A continuación se explica una propuesta personal:
- Utilizando como estrategia la clasificación en semáforo, los indicadores a analizar son: lesiones producidas a lo largo de la temporada, días de baja del jugador y minutos disputados durante la temporada (pretemporada incluida).
Marcamos en color rojo a aquellos jugadores que han sufrido un elevado número de lesiones y/o que han estado muchos días de baja deportiva, combinado, o no, con un alto número de minutos disputados. El color ambar le corresponde a aquellos jugadores que han aguantado un amplio número de partidos pero sin sufrir demasiadas lesiones, ello nos indica que debemos tener cuidado porque pueden tener riesgo a lesionarse. Y en color verde están aquellos jugadores que no han disfrutado de un gran número de minutos en partidos y que no han sufrido muchas lesiones durante esta temporada. Esta clasificación puede facilitarnos la realización de grupos para controlar y prevenir lesiones o incidencias en entrenamientos.
Dejando a un lado el plano individual y pasándonos al colectivo, creo que hay parámetros de las tareas en los entrenamientos que debemos modificar, aunque con cautela. Estamos en un tramo en el que la duración de las tareas puede ser menor, los descansos entre tareas pueden ser más extensivos (ya que los estímulos de resistencia tienen un interés menor a estas alturas), las repeticiones y series pueden disminuir. En definitiva, podemos hacer una reducción del volumen en las tareas y en los entrenamientos pero nunca de intensidad. No podemos pedirle a nuestro jugador que realice un juego de posición al 50% de su intensidad porque estaría desvirtuando la tarea, su entrenamiento y no tendrá ninguna transferencia con el partido, en el cual deberá emplear el 100%. Lo mismo sucede en los ejercicios de fuerza: no podemos pedirle al futbolista que levante 20 kg. en sentadilla a un 40% de su velocidad máxima porque nos interesa que estimulen fibras rápidas y no lentas, nos interesa una mayor transferencia hacia el salto vertical, el cual se manifestará al 100% en los partidos. Por ello creo que debemos actuar sobre la carga en la vertiente del volumen. En cuanto a los objetivos, contenidos, dimensiones, número de jugadores y reglas, pienso que ello se supedita a las necesidades futbolísticas del equipo y que está por encima de la carga de entrenamiento, es decir, que en función de estos parámetros debemos ajustar el volumen de la tarea, nunca modificarlos porque van a marcar nuestra hoja de ruta.
¿Deberíamos modificar nuestra planificación en el microciclo a final de temporada? Creo que, salvo casos excepcionales, atrás quedan los entrenamientos extensivos de resistencia y más sentido cobran los entrenamientos colectivos de fuerza de carácter preventivo, a mayores de los entrenamientos individuales. Ello modifica nuestro microciclo de una forma en la cual no influyamos sobre objetivos y contenidos técnico-tácticos, reservando a determinados futbolistas (jugadores en rojo y amarillo) de ciertos esfuerzos que puedan ser perjudiciales, como por ejemplo la repetición de sprints o esfuerzos extensivos de potencia aeróbica. También se reducen los tiempos de tareas en los cuales la implicación condicional sea elevada y, por ende, también los tiempos totales de sesión de entrenamiento, pasando a realizar entrenamientos más cortos en duración.
Creo que, por circunstancias, el tramo final de temporada es una ocasión más que razonable para disminuir la carga de entrenamiento, lo cual no es sinónimo de perder o restar intensidad a las tareas o ejercicios, aunque sí puede serlo de reducir volumen de entrenamiento. Es un buen momento para analizar lo que ha estado ocurriendo durante la temporada, observar la evolución de nuestros jugadores, sus prestaciones y organizarlos según indicadores para hacer grupos con el objetivo de prevenir en las sesiones de entrenamiento e individualizar según sus características. En definitiva, creo personalmente que la preparación física debe estar presente en el futbolista en el tramo final de temporada, eso sí, su vertiente deberá ser distinta.
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