Video-café y charla con Dani Fernández

Nos hablan de Dani, varias personas, queremos conocerlo. Nos «encontramos» vía videollamada, a la semana siguiente de contactar. Cercano, agradable, pasional. De Olesa de Montserrat. Allí, nos dice: «tuvimos la suerte de tener una persona muy influyente para nosotros, para los que empezábamos a entrenar y dábamos los últimos coletazos jugando porque no éramos muy buenos, que era la figura de Pep Segura. Creo que, gracias a él, en este momento, muchos de los que coincidimos con él y pudimos aprender descubrimos que queríamos ser entrenadores, que era nuestra vocación. A partir de ahí empecé a entrenar en todas las etapas».

Gimnàstic de Manresa; Selección Catalana, donde coincide con Pere Gratacós; Espanyol de Barcelona, con Manel Casanova, Juanlu Martínez, Luis Fradua, «compañeros con los cual al final te nutres e intercambias conocimiento, la suerte de los clubs grandes es la posibilidad de trabajar con gente capacitada que te hace a ti también crecer en el día a día». En el salto a fútbol amateur, Tercera División, en el Castelldefels y Manresa; y de nuevo retorno al fútbol formativo en la cantera de la Damm y actualmente Escuela de Fútbol Gavà, donde nos comenta que «el entrenador tiene un papel formativo, que comparto plenamente, y por eso decidí trabajar con ellos como entrenador del Juvenil A y como responsable del área de metodología».

Además Profesor de la Escuela Catalana de Entrenadores desde hace seis años y Docente y Coordinador de módulo en el máster Barça Innovation Hub.

Adelante. Dani Fernández

 

FdB: ¿Por qué entrenador?

D.F: Desde muy pronto. Como jugador me sentía mucho más atraído por el por qué hacíamos determinadas cosas en el día a día, o por qué los entrenadores decidían jugar de una determinada manera. ¿Qué pasa? Que hace unos años el fútbol, a nivel de la formación de entrenadores, no estaba tan evolucionado como ahora y no había acceso a tanta información. Si no tenías la suerte de tener acceso a gente de nivel, y esa estaba en clubs muy concretos, pues realmente no acababas de atisbar un poco lo que era el juego. Nosotros tuvimos la suerte, de tener a esa figura de Pep Segura cerca, que entonces era profesor de INEF, era un tipo muy formado, que había viajado a Italia, que había viajado a Francia, que había conocido la escuela de Coverciano, que había conocido la escuela de Clairefontaine, que eran escuelas entonces innovadoras. Supongo, que al final si compartes camino con personas con ideas avanzadas, eso te estimula. Nosotros en esa época, aprendimos a dar sentido de organización al juego del equipo, a trabajar contenidos, a desarrollar la fase defensiva, a saber planificar los contenidos del microciclo… Todo eso, te marca mucho y te permite tener una base muy solida.

 

«si compartes camino con personas con ideas avanzadas, eso te estimula. Nosotros en esa época, aprendimos a dar sentido de organización al juego del equipo, a trabajar contenidos, a desarrollar la fase defensiva, a saber planificar los contenidos del microciclo… Todo eso, te marca mucho y te permite tener una base muy solida.»

 

En esa etapa, construí un poco lo que es la base de mi forma de ver el entrenamiento y el juego, que posteriormente he ido matizando y enriqueciendo. Me gustaba lo que escuchaba y lo que veía y muy pronto empecé, como todos vosotros supongo, a buscar información por todos los sitios, a gastarme el dinero en libros, en revistas, a suscribirme a todo lo que pudiera, porque en ese momento no había Twitter, no había estas redes sociales que nos permiten interactuar con gente que tiene inquietudes semejantes a las nuestras, a compartir conocimiento.

Y un poco la constatación de que esto me gustaba de verdad fue viajando. Los veranos, en lugar de irme de vacaciones a pasármelo bien, me dedicaba a intentar ir a ver entrenadores. Y hay dos entrenadores que me impactan sobremanera en ese momento: uno es Juanma Lillo. Es un entrenador con el cual consigo contactar, e ir a verlo entrenar entonces al Ciudad de Murcia. La verdad es que nos acoge sensacionalmente y nos abre un poco otros puntos de vista más relacionados con lo que son el Entrenamiento Estructurado y otras tendencias que yo entonces desconocía. Y una figura que a mí me gusta mucho que es Marcelino García Toral. También consigo verlo trabajar y asistir a alguna formación suya en un máster de entrenadores que se organizó en Barcelona. Y también, la formación autodidacta que nos llegaba de otros sitios, una figura que me impactó mucho cuando empecé a entrenar, no me preguntes por qué, pero me gustaba, y creo que analizándolo ahora creo que era una figura que dignificaba el papel del entrenador, que era Arrigo Sacchi, el entrenador de moda de entonces.

 

«el intentar enseñar a los demás te obliga a ordenar tus ideas. Los entrenadores, en general, somos muy dispersos. Entrenamos o jugamos de una manera porque sí. Tenemos los conocimientos, pero no hemos construido un núcleo ni tenemos un método reflexionado.»

 

FdB: ¿Cómo llegas a esa labor docente que nos comentabas antes? ¿Te consigue llenar como la labor de entrenador?

D.F: De casualidad. La verdad es que, de casualidad, no entraba en mis planes, como aquel que dice. Cuando termino la etapa del Espanyol y entrenaba en Tercera División, nos encontramos con una situación de que pasan los meses y no cobramos. Yo había estado en la Selección Catalana y el entonces responsable de selecciones, Marc Vives, y juntamente con los responsables de la Escuela de Entrenadores, Israel López y Vidal Paloma, me hacen una propuesta de entrar como seleccionador y dar clases. Claro, llevábamos muchos meses sin cobrar. Si os habéis encontrado alguna vez en esta situación, es muy jodida. Es muy jodida porque en el Espanyol tenía la fortuna de ser profesional de fútbol, pero en Tercera División lo eres de aquella manera. Y no me quedó más remedio que aceptarla. Fui descubriendo que me gustaba. Primero porque el intentar enseñar a los demás te obliga a ordenar tus ideas. Los entrenadores, en general, somos muy dispersos. Entrenamos o jugamos de una manera porque sí. Tenemos los conocimientos, pero no hemos construido un núcleo ni tenemos un método reflexionado.

El dar clase te obliga a ser muy minucioso en lo que dices y lo que propones, y, sobre todo, a leer mucho y a mejorar tu capacidad de comunicarte con los alumnos porque hay alumnos de todo tipo. Gente adulta pero también damos clases a gente que está empezando, que hay que llegar de otra manera porque es gente que tiene una edad en la que están empezando y no tienen una gran capacidad todavía para ir teorizando. Y tenemos creo, que empatizar con este alumnado que comienza, que no tiene una base, pero tiene ilusión de ser entrenador. Y la verdad es que es una faceta que me gusta mucho, en la que me encuentro muy a gusto. Me gusta más entrenar, pero me divierte mucho dar clase. Me considero un privilegiado de poder compartir lo que he podido aprender con otras personas.

FdB: Te voy a hacer una pregunta hilándola con otra que tenía para el final a raíz de lo que dijiste. Por una parte, eres un referente en cuanto a entrenador formado para la gente que no hemos sido profesionales y queremos mejorar, crecer… Introdujiste ya un poco, pero ¿cómo llegas a ese de conocimiento? ¿Qué importancia das a la formación?

Y enlazando con esto, como te decía, a raíz de la dispersión que hablabas de los entrenadores, siempre recomendamos los libros de Juan Antón porque estructura perfectamente su deporte. ¿Crees que a los entrenadores nos vendría bien hacer el ejercicio que él aplica al balonmano? Aunque no seamos capaces de hacerlo tan excelso como él, pero sí ordenar y estructurar un poco todas esas ideas para luego poder transmitirlo mejor a nuestros jugadores.

D.F: Sí, totalmente de acuerdo con lo que dices. El gran problema que tenemos en fútbol es la disparidad terminológica que tenemos. Es decir, hay corrientes distintas. Las corrientes terminológicas buscan diferenciarnos entre nosotros. Al final, todos decimos lo mismo, pero de forma distinta. Estamos de acuerdo en lo esencial, pero necesitamos diferenciarnos. La primera barrera que nos encontramos es terminológica. Eso hace mucho daño porque mientras en balonmano o en baloncesto, todos llaman a los conceptos de la misma manera, lo cual hace que puedan preocuparse del juego. Cuando tú hablas con un entrenador de balonmano o baloncesto, hablan de juego puro y duro. Nosotros muchas veces tenemos debates bizantinos sobre terminología, sobre metodología, sobre si una forma de entrenar es mejor que otra… que en otros deportes no existe. Yo creo que empieza porque no tenemos un soporte teórico bien construido. Hay muy buenos autores que han escrito y que han aportado muchas cosas, pero aún no se ha llegado a que el fútbol esté teóricamente bien construido. Es verdad que nuestro deporte es difícil de teorizar sobre él por lo complejo que es. Pero cuando hablas con otro entrenador, como no sea alguien con quien estás habitualmente acostumbrado a hablar, primero has de hacer un esfuerzo por entender su propia terminología. Por ahí yo creo que empieza el primer problema.

Y el segundo problema es que hemos tenido una visión, desde hace muchos años, excesivamente poco compleja sobre el juego. Nos hemos acercado al juego desde un prisma a veces reduccionista que nos ha llevado a veces a perder la esencia del juego perdiéndonos en cuestiones que no eran tan trascendentales. Sí que es verdad que en los últimos años cada vez hay más gente que ha elevado el tono de la discusión y creo que estamos en un momento muy interesante en cuanto a la formación en nuestro deporte y a transmisión. Cada vez hay más gente que está haciendo el esfuerzo de intentar acercar el juego a la gente.

Pero dicho esto, también pienso, que a veces, paradójicamente, el comenzar tu camino por las reflexiones surgidas del estructuralismo o el pensamiento sistémico, hace que pierdas esa visión más del detalle, de ir al concepto. Envidio mucho la capacidad que tiene gente como Mikel Etxarri, Pep Segura, Joan Vilà o Frattarola y Sans de profundizar en ese que llamamos lo “micro” sin perder de vista la globalidad del juego.

FdB: ¿Cómo una persona como tú no está en el fútbol profesional? Tan formado. Es verdad que en fútbol profesional hay gente muy buena, pero…

D.F: Supongo que, porque no habré tenido el momento para que se concrete, he tenido las oportunidades para poder estar, pero las circunstancias personales de la vida me han llevado a veces a no poder estar en algún cuerpo técnico con gente que me lo ha propuesto, para poder ir al extranjero. Cuando hago de entrenador no me planteo el llegar a un determinado sitio. Mi objetivo es, con el equipo que sea, intentar mejorar al equipo, intentar que los jugadores crezcan y crecer yo. Si eso sucede, me siento realizado. No siento que vaya a ser mejor persona, o vaya a ser mejor entrenador, o vaya a tener más conocimientos si estoy en un determinado sitio. No tengo esa necesidad. Evidentemente, a todos nos gusta trabajar con los mejores jugadores y en las mejores condiciones porque podemos acercarnos un poco más a lo que creemos. Pero realmente no siento esa necesidad. Si llega la oportunidad en algún momento, bienvenida sea. Y si no llega, insisto, yo soy una persona que me gusta mucho el fútbol formativo. El fútbol enfocado a la formación y el crecimiento de los jugadores. Y el mundo académico también me gusta. Además, creo que es necesario que haya personas que tengamos esta orientación profesional. Y no tener que estar en un determinado lugar porque sí y que, si llega, bienvenido sea.

FdB: ¿Cómo es tu experiencia en el Espanyol? Cómo la valoras después de estos años que pasaron.

D.F: Bueno, tengo la fortuna de haber estado seis años en una de las mejores canteras del fútbol profesional de España y de Europa con gente de mucha capacidad y nivel. Y sobre todo con la posibilidad de entrenar a jugadores de un nivel altísimo. De poder haber aportado tu granito de arena en el camino de muchos de ellos. Es decir, el Espanyol es un club muy peculiar, porque a pesar de que cuando hacemos las comparaciones las hacemos por el fútbol profesional, donde es cierto que hay una diferencia con el Barcelona económica y que se traslada a lo deportivo, en fútbol formativo es apenas visible. Los clubs son de un nivel muy semejante. Y en el Espanyol, el nivel de sentimiento de la cantera es muy alto. El socio, el aficionado del Espanyol siente la cantera como algo muy suyo. La sigue, conoce a los jugadores, conoce a los entrenadores… hay un sentimiento de pertenencia hacia la cantera muy alto. Eso hace que el club dote de muchos recursos al fútbol formativo y que esté muy preocupado por cómo se gestiona el fútbol formativo.

Primero, he tenido la suerte de tener grandes responsables. Es decir, Manel Casanova y Juanlu Martínez, que en ese momento uno era el Director Deportivo y otro el Responsable de Metodología. Luego Luis Fradua, el propio Jordi Lardín… Gente con diferentes puntos de vista. Jordi desde la perspectiva del ex futbolista, Luis desde la de especialista en táctica y conocimiento del juego. Con Luís en el Espanyol, aunque fue una etapa breve, todos los entrenadores del club, aprendimos mucho a nivel de comprensión del juego y en organización del trabajo diario. Casanova, un tipo intuitivo, de olfato, más que de libro, por decirlo de alguna manera. Te aportaban muchísimas cosas que tú en ese momento no te dabas cuenta que no tenías. Cuando llegas allí te das cuenta de la enorme responsabilidad que tienes, que es la de tener en tus manos el porvenir de gente con muchísimo talento, y que tus malas decisiones o aquellas cosas que tú hagas mal, van a repercutir en los futbolistas. Vas a ayudar a que los futbolistas lleguen o no lleguen.

Y el Espanyol también te aporta el aprender a ser profesional. El tener unos hábitos, el tener una forma de comportarte, saber que no eres tú lo más importante, es decir, tú te sientas en el banquillo, pero el importante no eres tú, es el club. Tú representas al club. El club es lo que importa. Los jugadores son los que importan. En el fútbol base de los equipos profesionales, los entrenadores estamos, pero los más importantes son los futbolistas. Y eso es una cura de humildad. Yo recuerdo una frase que nos decía Manel Casanova muchísimo que era: “no ganáis vosotros, ganan ellos. Si el del equipo vecino llevara tu equipo y tú llevaras el suyo, te ganaría él”. Y eso es cierto. En este tipo de clubes, los títulos se dan por hechos, lo relevante es que al final de temporada los jugadores hayan evolucionado.

Y luego en el entrenamiento. El cómo te enriqueces en el día a día con estos jugadores es asombroso. Tienen tanto talento que si tú te duermes en los laureles, te pasan por encima. Estos jugadores tienen una capacidad asombrosa de aprendizaje, tienen muy pocas carencias técnicas, lo cual les hace que puedan entender mejor el juego, y te obligan, como entrenador, a estar alerta, a no dormirte.

También tienes la suerte de tener a tu lado a profesionales de mucho nivel en los cuerpos técnicos que te ayudan muchísimo a organizarte, a cómo trabaja, por ejemplo, compartí varias temporadas cuerpo técnico con Toni Clavero, que ahora es segundo entrenador de David Gallego en el Sporting de Gijón, que es una persona con una gran formación y capacidad y que te ayuda mucho a crecer en el día a día. Para mí es una experiencia inolvidable. Es un club sensacional en todos los sentidos.

 

«Si tú dedicas dinero a pagar bien a los entrenadores, puedes tener mejores entrenadores, entonces vas a tener mejor formación. Y vas a necesitar menos a recurrir fuera a buscar jugadores.»

 

FdB: Tú que has vivido una experiencia como esta. ¿Crees en la viabilidad y rentabilidad de profesionalizar a los entrenadores en fútbol base? Los clubs, a veces porque no tienen recursos y otras veces porque ven eso como un gasto y no como una inversión. ¿Crees en esta profesionalización de los entrenadores? Y precisamente darle esa importancia que siempre decimos que tiene pero que luego, no en todos los sitios, pero sí en muchos, no acaba teniendo.

D.F: Sí, claro. Es verdad que, por necesidades también económicas, el fútbol base, al haber menos dinero, es necesario dotarlo de mayores recursos porque se demuestra que por poquito que pongas eso se te multiplica. Pero yo no lo ceñiría sólo a los clubs profesionales. Es decir, antes os ponía el ejemplo de un club en el que he trabajado. La Damm no es un club profesional, no tiene un primer equipo profesional, pero es un club profesional de fútbol base porque el funcionamiento del día a día, el trato al futbolista y la exigencia a los entrenadores y gente que trabaja es de un club profesional. Creo que hemos de ir en esa dirección. Es verdad que no todos los clubs tienen la posibilidad económica de pagar a los entrenadores la cantidad que merecerían todos, porque hay gente trabajando muchísimo, muchas horas y sacrificando cosas personales para llevar un equipo de cadetes, infantiles, alevines o la edad que sea. Y están muy mal pagados. Pero si no podemos ofrecerles dinero, debemos ofrecerles formación, un poco lo que yo pude encontrar cuando comencé con la figura de Pep Segura y la gente que colabora con él. Y esto, lo pudimos hacer en un club de pueblo, en un modesto, cuando hay alguien que te ilusiona y te transmite el amor por el juego y el entrenamiento, eso es algo que es impagable.

Hemos visto que cada vez hay más jugadores jugando al fútbol. Cada vez hay más equipos, pero nosotros los entrenadores, en fútbol formativo, seguimos ganando lo mismo. Si antes, finales de los 90 había 8 equipos en los clubs. Un A y un B. Ahora hay tropecientas letras. Juegan cada vez más jugadores y resulta que los entrenadores cada vez ganamos menos, o ganamos lo mismo que antes. Empezabas a entrenar y te pagaban 120€ y ahora se siguen pagando cantidades similares. Yo creo que eso es porque se ve como un gasto, no como una inversión. Si tú dedicas dinero a pagar bien a los entrenadores, puedes tener mejores entrenadores, entonces vas a tener mejor formación. Y vas a necesitar menos a recurrir fuera a buscar jugadores. Incluso clubs de Tercera o Segunda B. No vas a tener que ir a buscar tantos jugadores de otros sitios si tienes jugadores de juveniles que te salen bien preparados de esa etapa. Entones, habría que intentar tender a que la figura del entrenador, a lo que se ve en EEUU. El entrenador de baloncesto, béisbol, etc, de escuela, que es un profesional de la materia. Se le considera un profesional y se le exige como tal. Y habría que ir hacia eso. Yo creo que tenderemos a ir hacia eso porque sino el talento que hay aquí se marcha. Si no tenemos más oportunidades que nos permitan vivir de esto, buscamos la opción en el extranjero donde vemos en China, por ejemplo, los entrenadores pueden trabajar en colegios dedicándose a entrenar. Es una reflexión que deberíamos a hacer.

Y luego, igual digo una burrada. Lo hago desde un aspecto que no domino e igual meto la pata. Pero, ¿por qué un entrenador de fútbol no puede ser profesor de educación física de un colegio? Con todas las titulaciones que obtenemos, lo mismo que un profesor de educación física está capacitado para enseñar a niños en cualquier deporte porque tiene una formación, creo que nos deberían abrir mucho más el abanico de posibilidades laborales con las titulaciones que tenemos. Y eso nos permitiría dedicarnos más a fondo a lo que nos gusta. Si puedes trabajar en un colegio y a la vez entrenar a un equipo, esto ya hace que puedas estar más enfocado en lo que nos gusta y puedas ser mejor tú también.

FdB: Hablamos muchas veces de la importancia de la lectura del partido del entrenador. ¿Cómo valoras, o cómo le valoras tú a un entrenador, que está acertando en esa lectura que hace de partido? Y durante tus partidos, en qué te fijas más, por así decirlo, o a qué le prestas habitualmente mayor atención cuando estás dirigiendo el partido.

D.F: Te empiezo por la segunda y creo que vamos a contestar casi la primera. La sensación como entrenador, de que tú tienes el control del partido, y no me refiero a que el partido salga como tú dices o esas lecturas ventajistas “es que salió lo que planteamos”. Porque siempre lo decimos cuando ganamos. Para mí, controlar el partido, es que el equipo domine, o, mejor dicho, muestre una identidad, la que sea, en las seis situaciones de juego.

FdB: Claro, lo decimos porque remontó el partido, por ejemplo. Pero a lo mejor no remontó, pero la lectura estaba bien hecha.

D.F: Claro, exactamente. Primero me fijo, y me gusta siempre exigirlo, es nuestra identidad de juego. Sea la que sea. La que nosotros tengamos como equipo, porque cada equipo que has entrenado es distinto. Que se respete. Estemos ganando 5-0 o perdiendo 5-0. Yo creo que un equipo cuando está perdiendo 4-0 y es fiel a aquello que ha hecho durante toda la temporada, lo que son sus señas de identidad, para mí es reflejo de un equipo que tiene hábito de trabajo, disciplina, rigor, respeto por el juego, respeto por el colectivo. Eso ya lo primero. Lo segundo, que sea un equipo equilibrado, que es de esas palabras que ahora son tabú. ¿Pero qué es ser equilibrado? Equilibrado para mí es que juegues como juegues, cuando pierdas el balón, no te corran. Y cuando lo recuperes, tengas opciones de correr. Es decir, si yo echo la manta para atrás, difícilmente puedo contragolpear. Y si me expongo excesivamente seguramente me correrán.

Por lo tanto, debo evitar que el juego caiga en ese ir y venir. Esas dos cosas para mí son muy importantes. Luego, hay aspectos en los que te tienes que fijar. Desde pequeñas variaciones del rival en ataque, es decir, pequeñas modificaciones estructurales, cambios que son significativos. Tipos de delantero, tipos de extremos. Son determinantes en el juego. Cambian un partido. Que el rival meta dos puntas que van muy bien al espacio cuando tú has estado defendiendo a gente que iba al pie obliga al defensor a tener unos comportamientos distintos. Te obliga a cambiar. No creo que podamos arreglarlo diciéndolo, tenemos que haberlo entrenado. Y cuarto, creo que hay que ser muy exigente con lo que pedimos. Sea cual sea la edad que entrenemos. No quiero decir con esto que no hay que dejar espacios para la expresión del talento y la creatividad. Evidentemente tienen que existir y tenemos que potenciarlo. Hay que ser exigente con lo que se pide. No podemos tolerar, creo, que con 15 años un jugador no defienda. “Es que yo tengo a Miguel que marca 25 goles y no defiende porque lo importante es que ganemos la liga de cadete”. Yo creo que a ese jugador ya le estamos poniendo una pequeña traba para que llegue a ser profesional o a llegar a su máximo nivel que pueda llegar. Tenemos que ser exigentes. Y tenemos que ser exigentes con aquello que pedimos de la identidad de juego que tenemos. Si a nosotros nos gusta un determinado comportamiento ante salida de presión alta, los jugadores deben ser respetuosos con ello. El otro día había un tiempo muerto de Jasikevicius que les exigía a los jugadores que debían respetar el plan de juego. Eso ayuda al jugador a ser parte del colectivo, a formar parte del equipo.

Entones, cuando ves fútbol te fijas en cómo a veces los entrenadores modifican cosas durante el partido siendo influyentes. Parece que a veces no se puede decir que el entrenador tiene cierta influencia en el partido. Creo que hemos caído, a veces, en un relativismo que es peligroso. El entrenador tiene también su influencia en el partido. Estás jugando de una determinada manera, haces una modificación de estructura y eso tiene una respuesta, buena o mala. Voy a poner un ejemplo, incluso más sencillo. Hoy en día el fútbol está tendiendo hacia presiones altas y hacia salir de esas presiones altas. Y lleva a una especie de transiciones constantes. Hay momentos del partido en que tú no estás bien. Tus jugadores, por lo que sea, han recibido una ocasión en contra, han tenido un error… no estás bien. Y quizá es una seña de inteligencia del entrenador, pedir que durante 2-3 situaciones de juego, lancemos en largo, porque si no estás bien vas a cometer un error que te puede costar una situación de gol. Igual, durante 2-3 jugadas vamos a no tomar riesgos para no generar más errores y que genere más frustración. El controlar esas pequeñas situaciones y liberar al jugador de obligaciones. O por ejemplo en qué momentos es bueno ir a presionar arriba y cuándo no. Hay momentos del partido en que no es interesante ir a presionar arriba. Y eso, desde el banquillo, podemos ayudar al equipo. Como lo somos con los cambios o lo somos con determinadas reacciones que podamos tener.

 

«Jugar de forma individual, ser egoístas, olvidar el colectivo… Ese tipo de cosas, creo, debemos evitar que pasen. Y a veces, si un jugador se lo salta, debemos cambiarlo. Y yo creo que eso es bueno. Es bueno para su formación. Si un jugador no está respetando el plan de juego, mal vamos. Y no pasa nada. No es un trauma. No va a pasar nada. Le estamos ayudando a comprender que juega en un colectivo.»

 

El otro día hablaba con una persona que ha estado con vosotros aquí debatiendo y conversando, como es Fran Beltrán, y hablábamos de un entrenador, de la filosofía de Brad Stevens, entrenador de Boston Celtics. Él tiene una forma de ver el deporte que tiene un alto grado de comprensión con el error. Con el error que comete el jugador. Y una dignificación de la palabra fracaso. Para él la palabra fracasar sería el no aprovechar el fracaso, valga la redundancia, para trabajar más y mejor para revertir esa derrota. No es aceptar la derrota como sí sino intentar revertirla. Y yo le decía a Fran es que la gente, lo que no entiende del mensaje de Brad Stevens es que él dice una cosa un tiempo muerto en estos partidos que ha habido de playoff, que dice: “podemos equivocarnos, pero lo que no podemos es saltarnos el plan de juego”. Es decir, no podemos hacer cada uno lo que nos dé la gana. Jugar de forma individual, ser egoístas, olvidar el colectivo… Ese tipo de cosas, creo, debemos evitar que pasen. Y a veces, si un jugador se lo salta, debemos cambiarlo. Y yo creo que eso es bueno. Es bueno para su formación. Si un jugador no está respetando el plan de juego, mal vamos. Y no pasa nada. No es un trauma. No va a pasar nada. Le estamos ayudando a comprender que juega en un colectivo.

FdB: ¿Crees que en los inicios de juego hemos adquirido una serie de criterios como “inamovibles” que a veces van en nuestra contra? Por ejemplo, ahora que cambió el saque de puerta, saca siempre el portero hacia un costado salvo alguna excepción donde saca el central y el balón está en juego, pero en el centro. Los centrales se abren a los picos del área, necesariamente o no. Los laterales muchas veces van muy altos y, justamente lo que hablabas tú antes, hay una pérdida y permiten correr porque la distancia central-lateral es tan elevada que nunca va a llegar a cerrar.

Incluso somos tan exagerados, cuando hablamos de inicio combinado, aunque ahora ya lo vemos bastante más. Es decir, podemos iniciar combinado, pero utilizando la última línea tras haber atraído a una serie de jugadores con las primeras líneas, sin que sea un balón a disputa, sino para que se la quede ese último y pueda dejar para un intermedio o lo que sea. A veces me da la impresión de que exageramos tanto el querer jugar en corto y parece que sólo podemos dar pases de 5-8 metros pase lo que pase. Y así a veces casi nos metemos nosotros mismos el gol.

D.F: Claro. Creo que tu pregunta ya daría para una respuesta. ¿Por qué pasa esto? Pasa por qué muchas veces jugamos a los conceptos y no al juego. Olvidamos constantemente la esencia del juego, ¿Cuál es? Crear ventajas, es decir dar más tiempo y espacio a mis jugadores, o si estuviéramos defendiendo, quitarles tiempo y espacio a los rivales. Es decir, por ejemplo, ¿Cuál es el objetivo cuando el rival me viene a buscar y yo quiero iniciar en corto? Separarlos lo máximo posible. Alargar sus distancias entre líneas y alargar los saltos de los posibles acosadores. Para eso, paradójicamente, yo no me tengo que alagar, sino que me tengo que aproximar, me tengo que acercar. Adrián Cervera lo explica muy bien en su libro (El juego de aproximación, para cualquiera que pueda estar interesado). Tengo que aproximar a mi gente para separarlos a ellos aún más y que podamos dar tiempo, no a la última línea porque la gente cree que si aproximamos gente es para lanzar a la espalda de la última línea, sino para encontrar a un jugador en un espacio intermedio que nos permita correr para delante en algo muy parecido a un contragolpe. Y ahí han cobrado vida conceptos que hace dos años que eran prácticamente pecado.

Hoy en día vemos que las paredes permiten superar presiones. Que el 2×1 es más determinante en el inicio de juego de lo que nos pensábamos. Que lo importante, como tú muy bien decías, no es cómo ocupo el espacio, sino que los jugadores entiendan que las distancias van variando. A veces puedo estar alto y a veces acorto la distancia. Incluso a veces los puedo situar en línea a mi impar para que ese 2×1 sea más pronunciado y alargue el salto del compañero. Conceptos como que ahora los mediocentros vienen con uno pegado a la espalda en esos inicios de juego. Ese decir “jugar a alturas distintas”, es discutible. Ya no es una verdad absoluta.

Los equipos que mejor se están adaptando a las presiones altas son aquellos que en los inicios están: Aproximando más a centrales, bajando posición de los laterales, situando los medios centros muy próximos a la primera línea de salida.

Es más importante que los medios centros, partiendo de una misma altura, ambos hagan un movimiento distinto. Hagan un movimiento opuesto el uno del otro para limpiar espacio para ellos o para un tercer compañero. Que, como jugador que tengo a un rival detrás de mí, como mediocentro que tengo a un rival encima de mí que me viene marcando, tengo algunos recursos como pueden ser separarme, oscurecer, atacar la espalda del que presiona… es decir, diferentes recursos que antes no eran así, eran distintos porque los rivales no venían tan exageradamente arriba a buscarte. Entonces esos conceptos eran válidos: el abrir a los centrales, situar a los laterales muy altos… A nosotros nos gusta leerlo. Digo nosotros porque me refiero a la gente que trabajamos juntos. Nos gusta leer esa primera situación como un rondo imaginario. Un primer rondo en el que el objetivo es salir de ese rondo. Es decir, romper ese rondo y poder encontrar una primera ventaja que nos permita ir a campo contrario. A veces, pongo ejemplos, pasa por fuera: recibe tu lateral muy cerca de tu central porque ha bajado la distancia y están prácticamente en un 2×1 con los saltadores, y es el extremo el que, viniendo, te permite un pase de apoyo que genera una ventaja numérica en ese pequeño espacio de intervención y te da un giro con ventaja en el otro lado. Por ejemplo, en esa situación, es una ruptura del rondo. Has superado esa primera situación, que igual el rival te ha metido 4, 5, 3, 6… los que sean. Tú necesitas agrupar a tu gente y uno de los de arriba consigue generar esa ventaja. A veces es por dentro, es decir, el central, ante la apertura de líneas de pase por movimientos de la gente de dentro tuya y por el tipo de salto que hacen ellos, juega con un punta que desciende su altura y a partir de ahí o se gira o deja de cara o lo que tenga que ser. Pero que los jugadores entiendan que hay que romper ese rondo, esa salida. Hay que romper esa primera estructura de presión y hay que atraerlos.

Creo que lo explica Adrián en su libro. Si me equivoco que me perdone el que lo haya dicho. ¿Por qué los centrales han de salir conduciendo siempre? A veces salir contra alguien que te viene a buscar en un salto es contraproducente. Quizá parándome me aprovecho de la propia inercia del venir a saltarme que ellos tienen, eso que llaman, fijar de parado. Lo que, si tiene más sentido, es salir conduciendo cuando los has movido, y has logrado cambiar de pasillo, entonces se genera un primer espacio que con la conducción si logramos hacer daño.

 

«¿el juego qué es? Ir generando pequeñas superioridades que te permitan progresar, en este caso en ataque, y cuando hablamos de defensa, al contrario, y nos permitan estar en situación de finalización lo más pronto posible, si podemos hacerlo en tres pases mejor que en quince.»

 

Es interesante porque esas situaciones de presión alta han roto un poco todas esas verdades absolutas que se habían asociado al llamado “juego de posición”. Para mí, no sé qué pensáis vosotros, es un error el habernos quedado con la idea y no habernos ido a la esencia. Al final, ¿el juego qué es? Ir generando pequeñas superioridades que te permitan progresar, en este caso en ataque, y cuando hablamos de defensa, al contrario, y nos permitan estar en situación de finalización lo más pronto posible, si podemos hacerlo en tres pases mejor que en quince. Lo que pasa es que es difícil en la élite hacerlo en tres porque las defensas suelen defender bien.

Hay muchos equipos en fútbol profesional que están haciendo muy bien esto que decimos. El Sassuolo, que creo que es uno de los equipos que, esta idea de rondo de salida o de atracción, la interpretan mejor del fútbol profesional. Jugadores de un nivel que en principio es normalito. Más equipos… el Nápoles de Gatusso también lo hace muy bien esto. Los equipos de Marcelino también solían jugar muy bien bajando la altura de los laterales, prácticamente saliendo los cuatro en línea, y que esa primera línea atraiga muy bien a la presión para abrir espacios con los extremos y los puntas. Por eso mucha gente veían a equipos como los de Marcelino y dicen: “los dos mediocentros están excesivamente bajos. ¿No deberían estar a una altura distinta ocupando un espacio tal…?”. Bueno es que lo que está buscando Marcelino es que esos dos mediocentros suyos atraigan al máximo a los mediocentros del rival para que sea abra ese espacio interior entre líneas para sus dos puntas, para que puedan venir a recoger uno de los puntos. Si tu intención es una, estructuras el reparto de una manera, y si tu intención es otra, lo repartes de otra. El error vendría, en querer salir con los conceptos anteriores ante las nuevas presiones. Sigo abriendo a los centrales, sigo metiendo los laterales muy altos, manteniendo una posición estática de los jugadores entre líneas. “No, es que los quiero en los cuadrados”. Bueno, pero es que quizá el nuevo fútbol nos esté llevando a que en los cuadrados esos famosos se aparece y no se está. Es mejor aparecer que estar. Por eso los equipos que nombraba antes, los equipos de Allegri, los de Sarri normalmente hacen muy bien todo esto. Los jugadores no suelen estar, suelen aparecer en el espacio. No sé si recordáis un gol del Chelsea al PAOK en UEFA Europa League hace dos años en que el rival va a buscarlo arriba y al final, con una intervención del punta de cara acaban atacando el espacio con muchísima ventaja. Primero los van juntando a partir de una disposición muy cerrada de los centrales y muy baja de los laterales, y los 3 medios centros muy cercanos a los centrales, a partir de pases muy cortos.

En todo esto, creo, además, que es muy importante, la táctica individual, lo micro, hace poco asistí a una formación donde bajo mi punta de vista, los dos ponentes, Sergi Milà y Pere Romeu, entrenadores del Cadete A del FC Barcelona, concretaban muy bien que es la táctica micro, más allá de determinados conceptos que comentábamos antes, que son: Gesto, perfil, ubicación y trayectorias (movimientos). Dominar eso, luego nos va a facilitar dominar esas relaciones de tres que van dándose constantemente en el juego y que luego podemos comentarlas.

 

«Si trabajo pensando en conceptos y no en relaciones, que lógicamente, parten de una estructura, construyo tareas donde me olvido de relaciones y eso no ayuda a que nuestros jugadores lean y entiendan mejor el juego, porque son incapaces de percibir las ventajas o los espacios.»

 

FdB: Yo creo que un poco, al hilo de lo que comentabas, lo que nos ha pasado en parte es que todos queríamos, generalizo, aunque esté mal hecho, jugar de determinada manera, y como somos muy de recetas habitualmente, hemos dicho: con esto, esto y esto me va a salir esto que busco. Y nos equivocamos.

FdB2: Yo creo que es vender ese producto, entendible por todos digamos, pero el fútbol de ahora requiere lo que tú dices. Interpretación constante. No se puede basar en una receta que esté escrita en un libro del que se vendan muchas unidades, que es lo que se hizo hasta ahora. Y era un poco eso, simplificar para vender. Encontrar la fórmula secreta. Y encontrar la fórmula secreta es lo que tú estás diciendo, es que no existe. Cada partido es diferente. Y el dominar eso por parte de los jugadores ya es complicado, pero más por los entrenadores incluso. ¿Qué entrenadores están a ese nivel de estudio del juego como para llegar a lo que tú estás comentando? Es muy difícil eso. para mí es el sumun de eso. Entiendo que es el mercado, no sólo los entrenadores somos culpables de eso. El mercado nos vendió el juego de posición como eso.

D.F: Claro, es muy interesante lo que dices. Claro, ¿Qué pasa? Si tú hablas con gente de baloncesto o balonmano, volvemos a estos deportes, o del fútbol sala, que me perdone José Venancio que me olvide del fútbol sala. ¿Cómo entienden ellos el juego? Como la creación constante de ventajas, o de espacios para aprovecharlos. Nosotros hablamos de conceptos. Voy a hacer una tarea para jugar al tercer hombre. Voy a hacer una tarea para aprender a hacer los apoyos de continuidad. Voy a hacer una tarea para mejorar el 2×1 en banda. Claro, eso no es el juego. Si trabajo pensando en conceptos y no en relaciones, que lógicamente, parten de una estructura, construyo tareas donde me olvido de relaciones y eso no ayuda a que nuestros jugadores lean y entiendan mejor el juego, porque son incapaces de percibir las ventajas o los espacios. Al final en el juego, la mejor acción es que jugador y balón lleguen a un determinado espacio en el momento exacto, y eso que exige una enorme coordinación, precisa de lo micro (gesto, perfil, ubicación y trayectoria) y esas relaciones constantes de tres que se van generando.

Los conceptos de juego, que normalmente suelen implicar a un determinado número de jugadores muy reducido de forma coordinada, son el lenguaje común, la forma de comunicarnos en el campo, eso es al final la táctica, por eso, hablar de la táctica como algo amparado en el miedo para mantener el control, es una tontería, pues la táctica es inherente a cualquier juego deportivo colectivo.

FdB2: Carece de realidad. No es nada.

D.F: Exactamente. Sin olvidar que hay una importancia de la ejecución de las acciones, que no hay nunca que desdeñarla y dejarla de trabajar en la etapa formativa del futbolista, lo cual no quiere decir que tengamos siempre que utilizar formas didácticas excesivamente analíticas, pero que cuando generamos situaciones de entrenamiento tienen que estar basadas en dominar esos aspectos micro que mencionábamos antes. Creo que hay seis situaciones de juego sólo, unas más estables y otras más inestables. Una primera situación de juego que es cómo me comporto ante una presión alta, cómo combato una presión alta. Una segunda, cómo combato un equipo replegado (Nosotros, la llamábamos, cuando estábamos en el Espanyol con Toni Clavero y Pol García, “atacar llegando o atacar estando”). Tercero, cómo me comporto cuando quiero presionar alto. Cuarto, cómo me comporto, porque es distinto, cuando estoy en un bloque medio; En un bloque alto mi intención es la de forzar el error; En un bloque medio mi intención es la de proteger un espacio; Es distinta filosofía. Quinto, la defensa y ataque de las áreas, porque en las áreas se gana el juego. Y por último, los momentos de transición. porqué queramos o no, al final, hay momentos en que me corren y en que yo corro; Ese sería el sexto momento del juego; El cómo me comporto cuando me corren, porque me van a corren en el partido alguna vez, y cómo me comporto cuando corro.

Entonces, si sólo hay seis situaciones, unas más estables y otras más inestables, en las situaciones de entrenamiento donde buscamos la cooperación, la asociación, la relación, donde hay una oposición, etc., debemos fomentar que eso pueda pasar. En cambio, cuando estamos en momentos de introducir, de presentar esas situaciones, el tipo de tarea debe ser más estable, más controlada por nosotros.

Pongo un ejemplo para que todo el mundo me entienda: si estoy introduciendo el concepto de línea defensiva, de línea de cuatro, el primer día con un equipo, sea del nivel que sea. Pongamos un equipo que no tiene ninguna noción de funcionar como línea en un sentido elástico del término, yo no puedo empezar con una tarea jugada 8×6. Debo empezar por algo analítico. Debo empezar porque no tendrán noción de cómo se perfilan, no tendrán noción de cómo protegen el espacio, no conocerán la técnica de carrera, en función de que se orientan de una manera u otra… nosotros llevamos siete semanas trabajando y aún nos encontramos con jugadores que basculando a 50 metros del balón están pendientes del rival. Y llevamos siete semanas entrenando. Es decir, seguimos cometiendo errores. ¿Por qué? Porque el jugador tiene interiorizados una serie de comportamientos, hábitos que son muy difíciles de modificar en periodos tan cortos de tiempo. Los jugadores y los equipos tienen diferentes tiempos de aprendizaje y de interiorización del juego.

Y creo que, con esas seis situaciones, que no son tantas, podemos hacer el ejercicio de intentar acercarnos a entrenar más el juego. Seguramente otro entrenador tendrá otras, totalmente respetable. Luego ya podemos entrar en decir, depende del futbolista que tengo, ataco más por fuera a centrar o intento progresar más por dentro. Me han tocado plantillas donde tenía cuatro jugadores arriba que todos eran de venir al pie, y otras en que todos iban al espacio. Eso hay que coordinarlo, hay que organizarlo, que aprendan quien se mueve primero, que tipo de trayectorias utilizo para darme ventaja o dársela al compañero. Carles Martínez, buen amigo que ha estado muchos años en las canteras de Barça y Espanyol, un buen apoyo o desmarque como mínimo debe generar una duda en el rival.

FdB: Comentabas tú, y nos decía también cuando hablamos con él, Rubén de la Barrera, que él ve el fútbol desde la perspectiva de generar el máximo número de ventajas. ¿Cómo ver la globalidad de esas ventajas? Cómo eres consciente y les haces conscientes a los jugadores de cómo esas pequeñas ventajas que vas ganando acaban siendo la ventaja de conseguir el gol o de que no lo hagan.

D.F: Sobre todo, lo que nos encontramos al nivel que sea es que los jugadores juegan. Cuando empiezas a entrenar simplemente juegan. Ellos no tienen ese grado de madurez, de abstracción, de ver el juego en el sentido que lo vemos nosotros.

Al principio, intentamos mucho que entiendan la idea del movimiento. De movimiento y de espacio, que van relacionadas, lógicamente. La idea de que hay que movernos. Que cuando el compañero tenga el balón debemos movernos porque, a diferencia de los otros deportes colectivos, en el nuestro el movimiento se da poco. Somos muy estáticos, generalmente, en nuestro deporte. Vamos introduciendo pequeñas relaciones. A la vez compaginándolas con ideas de estructura.

Primero estaría, por un lado, el entender qué estructura colectiva queremos conseguir. Y a la vez ir metiendo esas pequeñas relaciones. Intentar que esas relaciones de tres, que son las que se dan más habitualmente en nuestro deporte, cómo se producen. Hay un poseedor de pelota, un cercano que marca movimiento y un segundo compañero que hace un movimiento para adaptarse. Eso te permite tener, casi en cualquier zona del campo, un 2×1, si se hace bien, sincronizado, con el timing adecuado. Ponemos un ejemplo: lateral tiene balón. Central cercano da un apoyo de emergencia por detrás. Eso abre el espacio de intervención del acosador y a la vez abre línea de pase con el central más alejado. Ese pase cambiando de pasillo es mejor. Hay una relación de tres. Es mucho mejor que el pase al central cercano, porque giras esa estructura de presión. Si vamos a la banda. Imaginaos: lateral-extremo-mediocentro. Ahí hay otra relación de tres. Si extremo finta pie o pide a espacio, mediocentro se ha de comportar de una forma distinta. A la misma vez, mediocentro con otro mediocentro. Lo explico en base… a mí el sistema que más me gusta jugar el 4-4-2. Si un mediocentro hace un movimiento diagonal de corte o de venir en apoyo de continuidad, que normalmente va a producir un arrastre, el otro viene en circular. Es algo muy de Mikel Etxarri esto, para mí Mikel es un referente total. Es una de las personas que más me ha influenciado.

Esas pequeñas relaciones, irlas metiendo poco a poco, sin prisa. Pero claro, necesitamos competir, necesitamos ir a la competición. Al principio, la idea de sistema o de estructura o de posicionamiento básico, nos ayuda mucho a que el jugador nos entienda porque el jugador no tiene ese grado de abstracción de decir, son tres movimientos que se encadenan. Va entrenando, viendo que eso tiene éxito o no, y va haciendo en el campo. Y se va acostumbrando haciéndolo. Y para eso has de repetir en variabilidad, muchísimo. Generar tareas con objetivos parecidos, aunque con matices distintos.

Yo creo que en la construcción de la sesión hay dos cosas para conseguir esto: La orientación de la sesión y el objetivo de las tareas. Puede ser una boutade lo que digo, una cosa que no es relevante, pero creo que muchas veces no está claro. ¿Qué orientación tiene mi sesión? Porque de ahí van a salir qué objetivos se producen en la sesión. Si como entrenador sé la orientación de la sesión, sé los objetivos. A mí me da la sensación muchas veces, de lo que veo de entrenamientos de fútbol base, sobre todo, que no hay conciencia de qué orientación tiene la sesión. Es una construcción de tareas independientes entre sí. Ahora vamos a empezar con un juego de posición… El juego de posición tiene estos objetivos o estas consignas. Vamos a pasar a unas oleadas y luego un partido con no sé qué. Pero a nivel de aprendizaje del jugador, ¿Qué relación hay entre esas determinadas cosas? Y luego, que el jugador vaya entendiendo la lógica del juego, es decir que vaya viendo que el movimiento posibilita generarme ventaja a mí o generársela a un compañero, porque el jugador normalmente sólo se mueve cuando se genera ventaja para él. Entonces, hay que exigir y hay que hacerlos partícipes de tu idea y que comprendan que todo movimiento genera ventajas para los demás. Es decir, hay un pase que a nosotros nos gusta mucho que le llamamos cambiando de pasillo o pase cruzado. Es el de central derecho, por ejemplo, a punta izquierdo. Para que ese pase se produzca, necesitamos muchas cosas. Necesitamos que los dos mediocentros hagan un movimiento opuesto, que el primer punta entienda que tiene que romper para que el segundo pueda aparecer, hay que ampliar ese espacio. Quizá el extremo deba hacer alguna cosa… Es una concatenación de acciones, una suma de relaciones. ¿Qué pasa si el punta cercano dice: «yo no me muevo porque como no voy a recibir…?» Toda esa cadena se rompe y se pierden las ventajas.

 

«para que un jugador sea considerado fijador con su movimiento o posición, es necesario que la defensa rival lo considere una amenaza.»

 

Fran Beltrán, siempre dice que él ha aprendido de mí, aunque no sé, no creo que tanto, al final todos vamos sacando cosas los unos de los otros, y tiene mucho que ver con lo que él os comentaba de que este es un juego de estímulos y no tanto de estilos, que para que un jugador sea considerado fijador con su movimiento o posición, es necesario que la defensa rival lo considere una amenaza. Es decir, si en banda sitúas un jugador que no tiene desborde con la intención de atraer a un lateral contrario y de abrir un intervalo, si el lateral rival no lo considera amenaza, ese intervalo no se abrirá, pero si sus características si le permiten desbordar, ir al espacio… el lateral dudará en cuanto cierra, que perfil adopta…

Si un jugador hace un corte, este movimiento de doblada que hacen mucho los jugadores del City, de la Juve con Allegri o Sarri, los hacen para recibir. Seguro que Kevin De Bruyne no rompe ahí a la esquina para ver si arrastra a alguien, lo hace para recibir. Lo que pasa es que al poseedor se le limpia un camino para él o para un tercero, que no existía en la jugada hasta ese momento gracias al movimiento de De Bruyne. Entonces, que ellos, cuando el equipo circula entiendan que pueden recibir. Yo marco en largo, tú en corto, pero puedo recibir. Elige el poseedor al final. Y otras veces te beneficiarás tú y otras veces otro. Y eso genera, a la larga, más disciplina de juego y de comportamiento que las mil reglas que ponemos.

Cuando ponemos en la dirección de equipo: regla si llegas tarde, regla si tal o si cual… Un equipo muy disciplinado en el juego es un equipo muy disciplinado seguro fuera del campo. Seguro. Porque son hábitos de mucha exigencia mental. Un jugador, cuando te cede una parte de su ego para jugar en equipo… Y pedir que todas estas relaciones se produzcan exige muchísima coordinación y exigencia en tiempo. Ni en una semana, ni en cinco, ni en siete, ni en diez, vamos a conseguir que nuestro equipo tenga esa fluidez. Al principio sí que nos ocurre que es rígido todo, poco fluido. Que exige ese pensar. El que ellos no fluyan en el juego, el que lo hagan pensando, hace que no jueguen bien lógicamente, y cometen más errores de lo debido.

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FdB: Antes hacías mención a que la pared es un medio que comenzamos a utilizar para cosas nuevas. Cosas nuevas entre comillas. Es un medio muy utilizado en las presiones altas. ¿Hemos resaltado otros medios mucho, y la pared la hemos dejado como un medio para resolver únicamente situaciones de finalización y hemos desaprovechado sus posibilidades?

D.F: Por supuesto. La pared y la triangulación son dos medios tácticos que permiten romper situaciones de presión entre el jugador que te acosa a los cercanos de forma muy fácil. Además, no son excesivamente complicados de aplicar. Y son importantes, cada vez más, en el inicio del juego. En el inicio de juego las paredes te otorgan más ventajas. Vemos equipos que tiran paredes en el inicio entre lateral y central, lateral y pivote. Y luego esas triangulaciones, por ejemplo, de central-mediocentro para otro mediocentro. Simplemente con eso, mueves a la estructura defensiva rival y consigues generar una pequeña ventaja que, como dice Rubén, va a ser otra ventaja, que me lleve a otra ventaja, que me lleve a otra ventaja que va a ser la gran ventaja. Es decir, al final, a la ventaja determinante.

La pared, la triangulación, dos medios grupales importantísimos. Oscurecer, si habéis leído los libros de Sans y Frattarola, que al final no deja de ser que tu par te pierda de vista a ti o que pierda de vista el balón. Pero es que muchas veces los mediocentros no se mueven. Vienen de espaldas al juego, vienen rectos y con una sola posibilidad de relación. El oscurecer te permite otras. Los propios bloqueos por parte de los mediocentros. Hay situaciones en que quedándote quieto das posibilidad a otro. No es necesario el movimiento. Yo creo que, poco a poco, con la comprensión del juego llegan a interiorizar esas situaciones. En los jugadores jóvenes es más fácil de apreciar. Nosotros dedicamos mucho tiempo a hacerles conscientes de este tipo de cosas sin forzarlas.

Por ejemplo, voy a lo contrario. Sería debatible cómo se defiende la pared. Yo creo que hubo un momento en que se sacó un vídeo de Bielsa que lo hacía de una determinada manera, otra persona le dio publicidad a ese vídeo, y a partir de ahí todo el mundo defiende la pared así. Cuando si tú marcaje es zonal puro y duro, esa defensa de la pared no tiene mucho sentido. Es contradictoria incluso. La defensa de la pared como fenómeno aislado… no sé si os ha ocurrido a vosotros. Pero sucede que estás entrenando defensa de la pared. Y luego la primera pared del partido te la comes con patatas. ¡Pero si hacemos la defensa de la pared cada miércoles! Bueno, yo sí que creo en esas tareas, les justifico el porqué. Creo que las defensas micro defensivas generan hábito. Hábito defensivo, ganas de entrenar. El entrenador me controla, mucha repetición, mucha auto exigencia por parte del futbolista. Me habitúo a defender. Pero que muchas veces esas situaciones aisladas cuesta trasladarlas al juego real. Por eso os digo que, para no caer en el error que comentábamos antes. Si la pared es importante, uno que nos lea dirá. Pues si la pared es importante, voy a hacer tareas de pared y no es eso, es partir de esas seis situaciones que antes comentaba para crear contextos reales de juego donde los distintos procedimientos tácticos aparezcan sin forzarlos para que ellos los vayan asimilando. Luego, si es necesario mejorar uno de forma aislada, ahí ya entramos más en el timing de las acciones, lo podemos aislar mediante secuencias de pase o juegos correctivos, donde vamos a poder corregir la acción táctica en sí, pero a realizar una situación real de juego donde por decir “obligatorio salir con una pared”, a eso, no le veo excesiva utilidad.

Y insisto, que entiendan que nuestra estructura, nuestro posicionamiento nos permite que aumentando o reduciendo las distancias de relación entre poseedor y apoyos, se facilitan los 2c1.

FdB2: Incluso en el propio entrenamiento, esa tarea, el propio jugador te muestra, generalmente, que la solución muchas veces es otra. Vas con tu librillo preparado y dices… ostra!

D.F: Totalmente. Totalmente de acuerdo.

 

«Lo importante en la tarea no es tanto lo que queremos que suceda sino lo que ellos son conscientes de, lo que ellos entienden de esa tarea, lo que interpretan y hacen suyo de esa tarea.»

 

FdB2: Y te come la tarea a ti.

D.F: Claro. Totalmente de acuerdo. En cambio, si tú generas, con esas situaciones de juego que hablábamos, un contexto en que esa situación de juego se dé, por ejemplo: una presión ante una salida alta. Van a ocurrir cosas a partir de lo que tú vayas direccionando y guiando. Constriñendo que dicen hoy en día. Y lo que ellos vayan interpretando que les vaya a permitir salir de esas situaciones. Y lo que tú dices, después te puede pasar que nosotros pensamos que la mejor manera era que nuestro mediocentro oscureciese y apareciera tal, y resulta que no oscurece ni una vez y hace otra cosa. Se separa de, se aparte de su par simplemente y obtiene una pequeña ventaja. Esto hay que verlo, leerlo y dejarlo. Lo importante en la tarea no es tanto lo que queremos que suceda sino lo que ellos son conscientes de, lo que ellos entienden de esa tarea, lo que interpretan y hacen suyo de esa tarea. Es decir, sin que eso sea un laissez faire ni un dejar jugar por jugar. Sino que, dentro de que estamos direccionando el juego, lo estamos constriñendo, cuantas menos normas mejor, lógicamente, que pasen cosas que no son las que preveíamos no lo considero malo. El otro día nos sucedió que preparábamos una tarea en la que queríamos que sucediera mucha defensa de área. Y defendieron tan bien los cabrones que no se dio ninguna prácticamente. Hablábamos entre el cuerpo técnico: es igual, no están defendiendo área, pero están defendiendo otra cosa, se están coordinando entre ellos, se están mirando, están reduciendo, están leyendo cuándo hay balón presionado y cuándo no, están entendiendo el juego. Ya otro día que pasen otras cosas, no pasa nada. Si tenemos mil sesiones. Por eso decía antes lo de la orientación de la sesión que es importante. Si yo sé hacia dónde oriento la sesión, no importa tanto el concepto. Pasarán cosas. cómo las resolvamos, va a pasar más que las van a resolver en función de cómo son ellos que cómo somos nosotros.

Es decir, el año pasado tenía un mediocentro muy, muy, muy bueno. Era capaz de recibir, girarse y romper la presión. Esto este año no lo puedo hacer así. Porque éste no perdía el balón, se giraba con él, lo protegía, metía el culo. Los de este año si enseñan el balón, lo pierden. Hemos de buscar desde la misma estructura distintos procedimientos. Por eso creo tanto en dónde los situamos y a partir de ahí qué va emergiendo, qué va pasando. Cómo se van comportando ellos dentro de la estructura de la tarea y de nuestra estructura de juego construida. De cómo partimos. Nosotros hemos llegado a salir 5-1 bajos. Cinco en línea bajos, con uno. Yo decía: si alguno lee los artículos de juego de posición que escribí me mete en la cárcel. Ostia, dónde están las alturas… Y muchas veces ha sido fruto de ir viendo cómo ellos se iban acercando a lo que veían. Y otras veces, también hay que decirlo, porque tú mismo los orientas o los guías, no vamos ahora a ser tampoco tan manipuladores de decir “no, no, que el juego es de ellos y nosotros no pintamos nada”. Yo creo que todo es entrenable, que dice Rubén de la Barrera. Y como todo es entrenable, nosotros somos muy importantes.

FdB: Bielsa y Gasperini son entrenadores que dirigen equipos muy buenos, pero no top, para entendernos. Y son muy ofensivos. Estos equipos generan muchísimas ocasiones de gol. También reciben, pero hacen muchas. Me llama mucho la atención que estos dos defienden hombre a hombre, persecuciones… Es habitual, por ejemplo, en el Atalanta, que un central casi supere a los medios cuando sale en una persecución… ¿Crees que esta defensa les favorece, al provocar pérdidas, correr… y entonces generar esas ocasiones? O por qué te parece que defienden de esta manera. Al final sus equipos generan espectáculo. Y ojo, que, al menos estos últimos años, les favorece porque marcan más goles que los rivales y por tanto ganan más partidos.

D.F: Sí, a ver. Primero de todo, el reconocimiento a dos de los mejores entrenadores del mundo y muy poco reconocidos. Bielsa más, pero Gasperini

FdB: Muy infravalorado.

D.F: Sólo ha tenido el reconocimiento en círculos muy reducidos, los muy forofos. Y encima, como entrena en la Serie A y la vemos tres… Muy olvidado. Ellos parten de una concepción más nominal de la defensa. Basada, sobre todo, en que quieren recuperar muy pronto la pelota porque les gusta tenerla. Pero paradójicamente les genera un fútbol mucho más vertical de lo que la gente asocia a Bielsa o Gasperini. Ellos provocan muchas situaciones corridas durante los partidos, como muy bien tú decías, por el hecho de que las situaciones estas de saltos constantes, de persecuciones constantes, conllevan que el jugador recupere en situaciones muy directas. En cambio, en las defensas zonales se producen más por interceptación de la línea de pase. Entonces, el tipo de contragolpe es muy diferente. Y el tipo de espacio que tú atacas es muy distinto. Yo creo que entendiendo un poco lo que ellos dicen, aunque no lo comparta. Aunque me lo paso muy bien viéndolos y son dos grandísimos entrenadores. Además, creo que es gente que dignifica la profesión y son equipos que no hay que perderse ningún fin de semana. Pero yo soy más partidario de defensas de espacios, de defensas zonales. Para mí, las defensas zonales surgen por, o se imponen, primero, por moda. El que gana en ese momento, que es Sacchi, no era el primero en usarlas, pero las hace ganadoras y todos las copian. Pero por un sentido común. Al final, la regla número 11 invita a que defendamos en zona. La regla número 11 conlleva que tenga más sentido la defensa en zona que la otra.

Y luego, fijaros una cosa. Hace tres años, ¿vosotros teníais conversaciones con compañeros de profesión sobre los perfiles de última línea cuando estamos defendiendo? Ninguno de nosotros hablábamos de si perfil opuesto del lateral con el central o no opuesto. ¿Cuándo surge esto? Hace tres o cuatro años. Es decir, en Italia, que siempre ahí están un paso por delante en este tema, comienzan a reflexionar sobre esto. Y empezamos a entrenar y hablar sobre el perfil lateralizado de los centrales y laterales para poder correr adelante y atrás. ¿Por qué surge esto? Por necesidad. Este concepto surge porque en un momento dado la gente empieza a ir arriba a presionar. Claro. Si yo voy arriba a presionar y defiendo en zona, debo estar lateralizado porque cuando no haya balón presionado voy a tener que correr para atrás.

Entonces, la necesidad hace que se modifiquen los hábitos, los comportamientos de juego. Realmente, si tú defiendes muy cerca de tu portería, el perfil corporal tiene muy poca relevancia. Es decir, que el perfil corporal de mi central sea frontal a tres metros del área donde el espacio a defender es muy poco relevante. Lo más importante ahí es que el defensor no habilite un lado ciego para que el atacante no tenga un lado que atacar. Es distinto. Pasa lo mismo en la defensa del área. Sea en zona o sea al hombre. ¿Cuál es el objetivo en la defensa del área? No habilitar un lado ciego. Hay un centro lateral. Si defiendo con los dos pies apuntando al balón, porque vuelvo corriendo lateralizado hacia atrás cruzando pie, pero no modifico el perfil, habilito un lado ciego. Hay un centro donde el punta simplemente tiene que hacerme una finta y atacarme un lado ciego. Si modifico mi perfil, el lado ciego ya no está, entonces ahí yo puedo priorizar, si quiero, al adversario, como hace por ejemplo David Gallego con sus equipos cuando el rival entra al área, o más zonal, como hacen Sarri o Pelegrini. Cada uno que elija lo que quiera. Juanma Lillo decía que sus equipos en el área siempre al hombre como en el baloncesto cuando se va a coger el rebote. Y ponía este ejemplo. Ahí cada uno como quiera, más al hombre o más en zona, pero al final, lo importante es que no habilites el lado ciego por el cuál te ataquen. Y de esa necesidad de cómo ha ido evolucionando el juego, ha surgido esto.

¿Qué pasa? Empezamos en pequeños núcleos a hablar de esto, surgen publicaciones, entrenadores de alto nivel vemos cómo empiezan a hacerlo… Todos tenemos en mente a los equipos de Sarri o Giampaolo, que lo hacen a la perfección, este concepto de línea. Y de esto, como pasaba con lo que anteriormente decías tú, hacemos dictadura. Del concepto hacemos dictadura. “No, ahora lo más importante es que la última línea esté lateralizada”. Bueno, a veces sí, a veces no. No tiene por qué haber una verdad absoluta sobre nada de esto. Es bueno estar lateralizado cuando defiendo mucho campo, mucho espacio a mi espalda y tengo que salir a veces, como decíais vosotros, a interceptar a jugadores que van a recibir entre líneas. Y tengo que ser intenso en ese acoso. Pero cuando estoy cerca del área o en el área, ya no es relevante eso. Y a veces, como caemos fruto de la moda y no del análisis, le pedimos a los jugadores “no, hay que estar lateralizado en la frontal del área”. El propio jugador no lo entiende, pero lo hace. ¿Pero para qué lo tengo que hacer así? Y luego hay muchos jugadores, no sé si os pasa, que dicen: “es que yo veo al Real Madrid jugar y Sergio Ramos no está nunca lateralizado y gana todos los duelos”. Ya, pero es que Sergio Ramos es un gran defensor sin ser conceptualmente un gran defensor, que es paradójico esto. Sin serlo, es un grandísimo defensor.

 

«Nosotros, uno de los objetivos que nos ponemos cuando empezamos a entrenar es generar carácter competitivo. Y el carácter competitivo no es en las grandes citas, es en el día a día.»

 

FdB: Leí a un periodista en Twitter, hace algún mes, Alberto Egea, que Sergio Ramos era un jugador que, en las grandes citas, partidos señalados de Champions, por ejemplo, siempre rinde. Pero en el día a día tenía unas lagunas por un exceso de autoconfianza que no te permitían competir de la misma manera en la liga. Lo comparaba con Piqué en ese caso, que sí era más regular en eso. Muy regular en la liga y en grandes citas. Y Ramos, en los partidos más asequibles se fía tanto de su superioridad que comete fallos puntuales. Algo así era, si no recuerdo mal.

D.F: Sí, sí. Supongo que por un tema motivacional. Son jugadores que en las grandes citas siempre responden porque tienen un carácter competitivo que no podemos obviar. Nosotros, uno de los objetivos que nos ponemos cuando empezamos a entrenar es generar carácter competitivo. Y el carácter competitivo no es en las grandes citas, es en el día a día. Es decir, en ese partido cuando hay tres grados bajo cero en no sé dónde, que no tienes ganas de jugar, que el rival parece que no sé cuánto, que juega de una manera que a ti no te gusta porque es incómodo, juegan todo a la espalda, provocan faltas… Que ese día no pierdas tu identidad, que compitas. Porque claro, si el día en que las cosas no son como a ti te gustan te meten cinco. Y luego añadiría otra cosa, que tu idea de juego debe permitirte ser competitivos con los rivales de tu liga y con los que no son de tu liga.

Hay una frase de Sergio Runge, entrenador catalán, que ha estado en el extranjero y ahora está en el fútbol base del Barça, dice una cosa que a mí me gusta mucho: “mi modelo de juego no es sólo aquello que haces bien sino también aquello que haces mal”. Todos decimos: “mi modelo de juego es esto, esto y esto”. Pero si te meten goles de contragolpe cada partido, eso forma parte de tu modelo de juego. Por lo que sea. Porque no lo dominas, porque tus jugadores no lo dominan, porque no lo has entrenado… por lo que sea. Forma parte de tu modelo de juego. Debemos generar un carácter competitivo. Y eso parte del entrenamiento. Volvemos a lo mismo. El entrenamiento es la base de todo. En el entrenamiento debemos generar competitividad desde el minuto cero. Debemos de generar carácter en nuestros jugadores desde el minuto cero. Las tareas, que al final es donde nosotros tenemos más protagonismo. Qué diseñamos para ver qué pasa y ver qué obtenemos de ahí. Ellos tienen que sentir que eso les hace mejores. El aprendizaje al final se produce en las personas porque tenemos necesidad. A los alumnos le pongo un ejemplo en las clases. Pregunto: “¿quién sabe inglés?”. Te levantan la mano tres. “Sólo sabéis inglés tres. Si ahora dijera que va a salir una oferta de trabajo y uno de esta clase, sólo aquel que sepa inglés podrá ir a trabajar a un determinado club en el extranjero cobrando tanto dinero. Os damos seis meses. En seis meses sabéis inglés todos”. Por necesidad. Salvo algún zoquete muy grande o un impedido para los idiomas, aprenderás, porque sientes necesidad.

El año pasado nosotros teníamos un central en la Damm, que ahora está en el Real Madrid, que tenía problemas de perfilarse lateralmente porque ganaba todos los duelos. No necesitaba perfilarse lateralmente para correr para delante y para atrás porque ganaba todos los duelos. Con él, las conversaciones no eran de “has de hacerlo sí o sí o no juegas”. Eran de: “ahora ganas porque eres mejor condicionalmente, pero dentro de un año, de dos, de tres, ya no ganarás porque todo se habrá igualado y esto te hará falta”. Creo que cuando él tenga necesidad recurrirá a ello, hasta entonces no va a recurrir. ¿Sabes cuándo lo hacía? En situaciones de partido normales. Pero cuando el partido se calentaba, que había que ganar y él marcaba la diferencia, ganaba los duelos como le daba la gana. Y era vencedor. La necesidad hace el aprendizaje. Y hemos de generar necesidad en los jugadores. Si yo pido que mis puntas hagan determinado movimiento, pero el que no lo hace, en fútbol formativo hablo, siempre juega, ¿por qué los demás lo van a hacer? Si el premiado es el que nunca hace nada de eso. Generar necesidad genera el aprendizaje.

 

«La necesidad hace el aprendizaje. Y hemos de generar necesidad en los jugadores. Si yo pido que mis puntas hagan determinado movimiento, pero el que no lo hace, en fútbol formativo hablo, siempre juega, ¿por qué los demás lo van a hacer? Si el premiado es el que nunca hace nada de eso. Generar necesidad genera el aprendizaje.»

 

FdB: Esta es una pregunta que últimamente hago mucho porque este tema me gusta bastante. Creo que los jugadores pueden hacer más cosas a la hora de presionar. Quería referirme a un aspecto en concreto que vimos, por ejemplo, con el City contra el Madrid por citar un partido que vio todo el mundo, que es lo de defender por delante del jugador al que marcas. Y aparte, si otras líneas roban ya tienes camino limpio hacia portería por tu ubicación previa. ¿Qué opinas de este tipo de comportamientos? Se van viendo más. Los entrenadores podemos añadir más contenido a la presión.

D.F: Primero, diferenciaría entre ese primer defensor que es protagonista del salto. Nosotros le pedimos:

Primero, qué tipo de salto puede utilizar y por qué, qué beneficio tiene el saltar frontal o saltar diagonal. El jugador tiene que ser consciente cuando salta que su objetivo no es recuperar el balón sino ir orientando el ataque del rival donde sí podamos ser efectivos.

Segundo, qué estoy yo impidiendo con mi salto. Creo que los jugadores son muy poco conscientes de eso, qué estoy impidiendo con mi salto. Muchas veces, el jugador no se da cuenta de qué relación tiene que impedir. Van a hacer la carrera en curva, impidiendo el pase entre un central y otro, que lo hacen porque se lo hemos dicho. Creo que si ellos son autónomos en ese comportamiento individual, van a entender mejor por qué.

Tercero, cercanos-cercanos. Es decir, cercanos en espacio colindante. Espacios de ayuda mutua que dice Seirul.lo, una posibilidad: defender por delante o defender lateralmente a él, importante ahí el perfil y cómo arranco en la posible interceptación, el giro de cuello previo, porque a veces defiendes a dos, uno por delante y otro por detrás, a ver qué priorizas. Otra: situarme en posición que siempre intercepte línea de pase. Es decir, que no sólo estás defendiendo a tu par directo, sino que estás cubriendo, en el sentido de que hago cobertura. Por lo tanto, hago cobertura, intento disuadir líneas de pase con mi posición, consciente de si defiendo atrás o si sólo defiendo algo por delante de mí, o si defiendo lateralmente a él, y qué tipo de carrera utilizo para “volar”, saltar sobre el pase, no posterior al pase. Donde pasa mucho es cuando vas detrás de la presión. Hay un pase, salto, hay un pase, salto. Entonces te estás superando y te están jugando con tu presión.

Cuarto, los jugadores cercanos, pero en posiciones no tan mediatas, como es extremo contrario, que se sitúa en intermedias en el lado opuesto, que sería en anchura en este caso, pedirles que amenacen con su posición defendiendo a dos o tres jugadores con el perfil y con la intencionalidad. Es decir, el extremo contrario puede evitar giros, puede saltar a un receptor interior en un giro… tiene muchísimas posibilidades de dotar a la presión de éxito. Todo eso, entendiendo un concepto muy importante en la presión, que los equipos todos, queramos o no, cuando presionamos conformamos como una estructura circular en torno al balón. Entre el poseedor y la estructura de presión cuando cerramos los espacios… todo parte primero de reducir el espacio en anchura y profundidad. Cuando reducimos espacio en anchura y profundidad, contando desde la última línea al que está acosando, y contando a los alejados en anchura, reducimos el espacio conformando una especie de estructura circular que envuelve al poseedor. ¿Qué evitamos ahí? ¿Qué queremos ahí? Que poseedor vaya a favor de la presión. Que cada pase vaya a favor de nuestra presión y evitar giros que rompan la estructura de presión. Ahí surge un concepto que aprendí de Pep Segura, que es el concepto de “pase permitido” y “pase no permitido”. La gente entiende que “pase permitido” es aquel pase que yo dejo. Es un error. Él nos explicaba que “pase permitido” sería que el pase que rompe la estructura de presión, pero no me hace daño. Imaginaos: lateral a central opuesto. ¿Me ha roto la presión? Sí. ¿Tiene responsable? Ya lo veremos. Quizá sea el defensor cercano o el del giro, es igual. Me ha roto la presión, pero con un movimiento de basculación voy a llegar. En cambio, imaginaos, un “pase no permitido” sería el que me rompe la estructura de presión obligándome a correr para atrás. Un pase entre líneas con ventaja para el receptor, un pase a la espalda de la línea, un pase que rompe la primera estructura de presión en una presión alta… son pases que te rompen la espalda de tu primera y segunda línea de presión. Entonces, cuando un jugador va al salto, muchas veces, como él tiene la idea de que su principal cometido es la recuperación, abre líneas de pase que son peores de las que evitaría si no saltase. Y hay que diferenciar mucho la presión de cuando yo defiendo en un bloque medio, porque en el bloque medio la intencionalidad es la de tapar líneas de pase. Es distinto. El cerrar espacios, el ir forzando que el rival se equivoque a través de no saltarle, paradójicamente. Pero muy importante el concepto que dices tú de defender por delante, porque además te dan esto, que recuperas y tienes posibilidad de transitar con más éxito.

FdB: En España, ahora que hablas de bloque medio, igual es mi sensación, veo más bloques medios o incluso bajos que en Alemania o Inglaterra, que están yendo mucho más arriba como hablábamos antes. En este inicio de liga hay partidos de muy pocas ocasiones, pases que no son hacia delante… y veo muchos equipos que, al atacar bloques bajos, por ejemplo, utilizan mucho un recurso que es hacer un envío al área que realmente no es un centro. Balón a banda, envío al área… es cierto que de un rechace de ese envío puedes marcar, pero lo veo como un recurso muy utilizado de poco rendimiento. Me parece que tenemos un debe a la hora de aportar criterios para atacar esos bloques bajos. Que no son sencillos de atacar, es verdad.

D.F: Claro. Si a mí me preguntas si prefiero que me esperen o que me presionen arriba, yo te digo que prefiero que me presionen arriba. Porque los saltos te van dando un poco los caminos por los que progresar. Al principio da una sensación de incomodidad, porque es juego igualado, parece que no tengo espacio, pero al final, cuando el jugador entiende que aproximándose se para, acabas encontrando los caminos. Bien. Con que tengas un mínimo de calidad… cuando dicen: “no, es que para eso necesitas mucha calidad”, siempre digo que el Sassuolo no tiene ninguno que valga 100 millones, no tiene centrales de 70 millones, y sin embargo lo hace. Y lo hace porque está bien estructurado, el jugador entiende los porqués. Su estructura de inicio en el rondo de salida, facilita mucho los 2c1. Ante bloques bajos tienes que hacer muchas más cosas. Los recursos tienen que ser mayores. Nos hemos quedado un poco en que “es que pongo dos jugadores en los cuadrados y ya fijo y tal…”. Al alto nivel eso no pasa. Al alto nivel la ventaja que tiene el pasador con el futuro receptor de ese cuadrado, cuando el pase ha salido, ya no existe. No existe esa ventaja, la defensa te la elimina. ¿Por qué? Porque esos bloques bajos son muy reactivos. Van reaccionando a lo que tú vas haciendo, pero no te van saltando. Como no te van saltando, no te habilitando espacios, no te habilitan superioridades. Entonces te obligan a hacer muchas más cosas.

El error que cometemos, cuando atacamos esos bloques bajos, es que nosotros, primero, como el rival acumula mucha gente pues acumulo mucha gente también. Porque para la mayoría de los equipos la ventaja posicional… es terreno vedado, porque para jugadores de poco nivel, meterlos en un intervalo no siempre es una ventaja. ¿Recordáis lo que os decía de que si yo no soy amenaza no soy fijador? Si yo meto abiertos a banda a dos jugadores que no se van nunca en el 1c1 y dos interiores que siempre reciben mal perfilados, que siempre enseñan el control, que la pierden siempre… el rival no se lo cree. Por lo tanto, la amenaza ya no existe. Hay que hacer más cosas.

En el hacer más cosas, en el atacar esos bloques replegados, el “juego de posición” que veíamos en los equipos de Guardiola… hay más equipos, pero por centrarlo en una figura, veíamos que eran los que más recursos tenían porque él ha ido añadiendo conceptos tácticos que le han permitido ir generando esas ventajas: la posición cerrada de los laterales. Que tenía dos intenciones: una, abrir más la línea de pase entre lateral y extremo. Que fuera más diagonal y que cerrara aún más los bloques esos. Es decir, ya que se quieren cerrar, yo los cierro más aún. Y os atraigo más y cuando libero al último, lo hago en una situación de 1c1, pero siendo consciente de que, cuidado, cuando hago esto el rival no siempre va a caer en esa trampa y no me va a permitir el 1c1 y me va a obligar a que tenga que dar la vuelta y tenga que atacar por el otro lado o atacar por dentro. Muchas veces veías a Alaba y a Robben o Douglas Costa, el que fuera, y un interior que picaba en ese espacio. A partir de ahí se producían entradas al área, había cambios de orientación.

Hay un concepto de balonmano, que conoceréis vosotros bien porque os gusta Antón como a mí, que es el de “penetraciones sucesivas”. En el fútbol, y lo has dicho tú perfecto, la ponemos. No la centramos, la ponemos. “Tú ponla, a ver si pasa algo”. En alto nivel, si la pones, ganan los defensas, gana el portero. En categorías bajas si la pones, siempre hay alguno que hace gol. Pero en fútbol de alto nivel hay que hacer cosas. Esos conceptos de doblada, esos conceptos de que las alturas y los ejes entre los jugadores del mismo pasillo sean distintos. Lateral-extremo por ambos lados, que no tengan alturas… que sean equidistantes en las alturas para que la línea de pase sea diagonal. Cambios de pasillo. Ampliar el espacio interior. Por ejemplo, aquí, los equipos de Marcelino, para mí, son un ejemplo. Coordinan muy bien la movilidad de los dos y les pasa… yo he repasado partidos, en la cuarentena, del Valencia, y se lo tragaban todos los equipos. Hasta el Getafe, que defiende fantásticamente bien. Los dos puntas parten muy pegados a su par, dan la sensación de que están con la última línea. Los dos pivotes se colocan muy bajos, lo cual, al final acaba siendo de vengo a por ti, vengo a por ti, vengo a por ti. Voy saliendo de esa zona de confort del bloque medio-bajo y entonces se amplía ese espacio interior para la aparición. Ahí ya empezaba el torrente. El caos. Venía Rodrigo, a la dejada de Rodrigo había un pique de Guedes o de Ferrán…y ahí pasaban mil cosas que partían de una estructura coordinada, pero que luego eran pura interpretación del futbolista. Seguro que Marcelino no le dice a Ferrán Torres en qué momento había de romper justo y exacto. Incluso, si os fijáis, había una riqueza de lo micro brutal. En los gestos, en el perfil, en la acción técnica posterior a la recepción… Había una cosa, y esto es fruto del entrenamiento, a parte del nivelazo de estos jugadores, que son las dejadas de cara. En los equipos de Conte pasa igual. Las dejadas de cara, que parte de una cosa que es coordinación inespecífica pura y dura, que es saber jugar con mis apoyos corporales. Yo puedo dejar de cara bien cuando mi pierna de apoyo se clava en el suelo bien fuerte y me permite apoyar todo el peso para impactar con el balón con la fuerza que necesita para dejarla muerta. Eso que es coordinación pura y dura, de la de hacer aros y demás, es en estos equipos que utilizan mucho a los puntas para dar continuidad en el juego, cómo esas dejadas son súper eficientes. Porque claro, el riesgo de pérdida de cara y con lo que comporta.

Y luego, el generar situaciones de superioridad por fuera. Ahí voy, no sé a vosotros qué os parece, pero hemos caído en una manía al atacar bloques bajos que es la de meter uno abierto y nadie más. Sólo uno abierto. Metemos al lateral abierto y nadie más. Lo cual es muy fácil de defender para la última línea. Si el lateral no tiene sentido de amenaza, no abandona la relación línea en ningún momento, no lo movilizas. ¿Quién salta al receptor? El banda. Por lo tanto, difícil. Entonces, a veces, que jueguen parejas por fuera, o incluso tres alturas por fuera, pero que sean equidistantes, que ocupen ejes distintos. Extremo y lateral a alturas distintas, y algún jugador que pueda picar a los espacios. Eso ya dependerá de cada entrenador. Con interiores es de una manera, con 4-4-2 es otra. Es lo de menos. Pero que generes, con tu posición, una duda. El banda, que no esté en una posición que no fije a nadie. Si el banda está muy arriba, lateral no tiene duda alguna. Si el banda está muy bajo, el banda rival no tiene duda alguna. Si el banda ocupa una posición intermedia con un perfil óptimo, genera una duda a los dos. Acaba sucediendo que, o el extremo rival baja mucho su posición defensiva, o el lateral acaba abriendo mucho su posición defensiva o cerrándola mucho, en función de cómo tú te ubiques. Y entonces ahí provoca que se puedan dar esas relaciones de doblada, de pared… que comentábamos antes.

Luego, la doblada. El concepto de doblada famoso de Laureano Ruiz. Ya sea por fuera o por dentro. Yo creo que es un concepto cada vez más necesario para romper estructuras defensivas, en situaciones de progresión y de tramo final de la jugada.

Y el último recurso: los cambios de orientación. No los directos, sino los indirectos. Estos cambios de orientación, por ejemplo, que viene extremo a recibir, extremo da continuidad al juego, giro, y el que gira, el pivote que gira juega con el banda que viene dentro. O con un punta que viene dentro. Ese cambio de orientación, que no es directo, porque el directo es una señal defensiva muy fácil de defender, porque defiendo sobre el vuelo salvo que los hayamos atraído de una manera, muy, muy descarada. ¿Qué sucede? Que como ellos no metan aun quinto elemento a defender con la línea de cuatro, y tiene que ser instantáneo… es complicado hacer eso, recibes y se provoca un 2c1 por fuera muy difícil de defender. Ahí creo que, desde el punto de vista de, a veces, llevar equipos con menor nivel técnico, y quieres buscar más soluciones para ser eficiente en el ataque. Y evidentemente los centros y la ocupación del área. Hay mucho que mejorar en eso. los has dicho tú perfecto, la ponemos. Se ve mucho: pase para atrás y la ponemos a ver qué pasa. Y a ver qué pasa es que la coge el portero.

FdB: Dentro de las estructuras, cada vez hay mayores transformaciones según lo que vaya pasando. Se habló mucho de Nagelsmann, los periodistas, acerca de la versatilidad del equipo y de cómo iban a ser capaces de anticipar qué estructura iba a utilizar y demás. ¿Crees que esta tendencia va a hacer que “perdamos” a especialistas de puestos y se encamine más a que la polivalencia del jugador sea más importante que nunca? Un poco lo que estamos hablando, que el jugador comprenda el juego en toda su globalidad. Que esos jugadores tengan más opciones de jugar por el margen de intervención y de cambio que permiten a sus entrenadores.

D.F: Estamos yendo también nosotros en la misma dirección que está yendo el baloncesto, y ellos, por espacio, de una forma más acusada aún. Se está perdiendo la noción de puesto específico.

FdB: Precisamente la NBA es un caso muy claro. Miami que está ahora en la final, por ejemplo, que de repente, no juega con ningún teórico center, y lo hace con cinco “pequeños”. Hace años sería impensable.

D.F: Sí. Claro, es que, los tres equipos que son… va a ganar Lakers (en el momento de la entrevista ganaba Lakers 3-1) que es un equipo clásico. Pero los tres equipos que nos llaman la atención a los que nos gusta el juego desde un punto de vista colectivo, que son Boston, Toronto y Miami, porque hacen un juego muy colectivo, donde los jugadores parten, que es a donde quería llevar yo la reflexión, de una estructura inicial que sí necesitamos, eso sí. En baloncesto, hablan mucho de un concepto “spacing”, que sería algo así, como repartir bien el espacio y adecuar nuestras distancias al movimiento del balón.

Necesitamos de una estructura inicial, de una ocupación del espacio inicial. Pero a partir de que el balón se mueve, lo que importa son los espacios desde un punto de vista dinámico. Ahí están las reflexiones de Seirul.lo entorno a ello. Ahí lo que ocurre es que el jugador entienda que cuando está lejos del balón se habilita para unas determinadas cosas y que cuando está cerca se habilita para otras. Y que, a veces, como lateral, apareceré por dentro porque la situación de juego lo demanda y aparecerá otro en mi posición y no importa tanto. Pero al inicio sí que necesitas partir de una estructura más fija y conocida por todos. Sobre todo, porque creo que el jugador necesita que le simplifiquemos eso, lo que pasa es que ya vemos que cada vez hay más riqueza en adaptarse, es decir, lo que te provoca a ti tus modificaciones de estructura es cómo el rival las propone. Si el rival te acosa de una determinada manera tú tienes que emplazarte de una manera distinta, no te vale lo previamente hablado. Pero sí que hay una distribución inicial de responsabilidades como dice Antón, y luego, a partir de ahí, hay juego. Cómo creo espacios, los ocupo y los aprovecho. Y, por otra parte, cómo creo superioridades, las identifico y las aprovecho. Y ahí surgen los conceptos de juego, que es la forma que tenemos de que el espacio sea aprovechado y que la superioridad sea aprovechada. La explicitamos en conceptos de juego. Cada deporte tiene los suyos. Algunos son compartidos por todos. Pero, al final, ¿Qué más nos da a nosotros si la ventaja la aprovechamos mediante una pared o mediante una atracción? Qué sé yo, me invento. No es relevante. Lo importante es que esa ventaja se aproveche de alguna manera. Por eso me gusta tanto y veo tan útil los que hablan de espacios dinámicos o de roles funcionales, que ahora todos lo usan, pero el primero que habla de ello, es Fran Beltrán.

FdB: ¿Pecamos de entrenar en condiciones estables o ideales de juego, por decirlo de alguna manera? Por ejemplo, la defensa del área. En lugar de entrenar como sucede de verdad en el juego, lo hacemos con la defensa ya metida y demás.

Y unida a ésta, ¿debemos preparar más el feedback que damos? Es decir, todos le damos una gran importancia, pero nos focalizamos en preparar mucho las tareas y a lo mejor deberíamos usar esa energía en lo que le decimos al jugador.

D.F: Sí, empezando por la última, yo le doy más importancia al diseño del microciclo. Para mí los microciclos son más importantes que las tareas porque cuando los estoy diseñando, sé que orientación o qué objetivo tiene la próxima semana o las tres próximas semanas. Nos gusta hablar de microciclos de mejora, de microciclos de introducción y microciclos de mejoras carenciales. Es algo que aprendí de un tipo que es muy bueno en cuanto a metodología, que es Javi Pérez, una persona aquí de Catalunya que es un crack en estos asuntos. Ha sido director deportivo de varios clubes: Sabadell, Granollers… todos con mucho éxito tanto en formación como en rendimiento. Me gustó mucho y se lo he cogido prestado.

Primero, qué orientación tiene el microciclo, que ayuda al final a dar orientación a la sesión, y por consiguiente, que las tareas tengan un nexo de unión entra ellas, no solo en la sesión si no durante el microciclo. No es lo mismo qué tipo de tareas utilizamos cuando introducimos conceptos, o situaciones de juego de las que antes hablábamos. Lo enlazamos con la orientación de esa sesión, que tenga un hilo conductor en el microciclo y que cada tarea tenga un objetivo que le dé continuidad a esa sesión. Pongo un ejemplo: si el objetivo es que la línea defensiva trabaje en situaciones de inestabilidad, como antes tú decías, no es una sesión de introducción de concepto, es de mejora. La tarea inicial de calentamiento clásico, de introducción al medio más inespecífico, de parte de balística, intentamos con el cuerpo técnico, que tenga técnicas de carrera de desplazamiento parecidos a lo que se van a encontrar luego. Que no sea hacer porque sí. Que la tarea uno, la de introducción al medio, que da continuidad al calentamiento y lo finiquita, introduzca algo de eso, de lo que se van a encontrar luego. Aunque sea una tarea que a veces está más enfocada al jugador que no tanto al equipo, a los modelos. Y a partir de ahí, intentamos una tarea inicial del objetivo ese, que podría ser una situación de ataque-defensa en situación de inestabilidad para la última línea. Por ejemplo: hacemos una en que una primera línea de presión presiona en una situación inicial en campo contrario, que la van a romper pronto, ya lo sabemos. Entonces la línea se va a encontrar corriendo para atrás, defendiendo volviendo para atrás. Esa sería una tarea uno. Y la tarea dos sería provocar lo mismo en un partido tema. A nosotros nos gusta mucho acabar con partido tema porque creemos que el jugador viene a jugar. Y el partido le da la sensación, eso lo dice mucho Xesco Espar, «el jugador viene a jugar». El jugador, cuando juega partido se siente a gusto, se lo pasa bien, y al final, tú también compruebas si eso está pasando porque tú lo dices o porque ellos lo sienten. Dentro de la semana, esa orientación que llevamos de la semana, que luego eso se vaya pidiendo otra vez. Que no sea: hoy lo hacemos y luego desaparece. Porque el jugador, para que una situación, un comportamiento, un concepto, lo vaya interiorizando, necesita un tiempo de adaptación. Si entrenamos hoy línea, mañana no, mañana no y mañana no, claro, lo van a dejar de hacer. Jugar con eso.

En cuanto a las formas didácticas, lo que decías de las situaciones estables o más inestables, sí que nos gusta utilizar situaciones estables para presentar la sesión. Para introducir la sesión. Si estuviéramos hablando de cuestiones de ataque, nos gusta empezar con ruedas de pase. Que no tienen que ser rueda de pase inespecíficas, o sin oposición… utilizamos, por ejemplo, una rueda de pase en la que la primera secuencia la presión es real. Entones, el movimiento de los que se encuentran por delante se adapta al salto que le hacen a los de la primera línea. A partir de ahí sí que la secuencia es preestablecida, cuando rompen. El giro de juego es preestablecido, pero el inicio no. Otro día lo que hacemos es que sean los de detrás los que tienen la presión. Los de atrás tienen presión y los de delante no. Ante una situación en que, como línea de cuatro, no me saltan y cómo me muevo yo para dar línea de pase. Eso serían cosas más estabilizadas. Y luego iríamos a una segunda tarea en donde el entorno es más inestable, pero digamos que con las normas constreñimos un poco lo que va a suceder, es decir, lo provocamos nosotros, lo guiamos a que pase, para acabar siempre con un partido tema donde las reglas son muy pocas y el uso de espacio le damos más relevancia. Nos gusta mucho jugar con los pasillos en los que organizamos el juego… sí que metemos, igual, alguno cuando lo lea igual me pega un hachazo, pero jugamos con el número de toques. No todos los jugadores. Por ejemplo, en el inicio no. En la situación de inicio en la circulación no, pero los puntas sí. Los puntas sólo pueden jugar a 2-3 contactos. ¿Por qué? Porque queremos que aprenda a dar continuidad al juego. Que aprenda que vengo, descargo de cara y me vuelvo a mover. Eso les obliga a captar la información antes, el perfil…. En esos partidos tema, pocas reglas, pero a veces sí que ponemos este tipo de reglas para solidificar comportamientos para la idea de juego.

 

«La forma didáctica no es relevante. Lo relevante es lo que tú buscas en ella y lo que vas a corregir.»

 

FdB: Una tarea que se puso muy de modo a raíz del juego de posición, que son precisamente los juegos de posición. ¿Piensas que tienen una alta transferencia luego al partido? Y si el hecho de, más posesiones que juegos de posición, nos ha llevado a educar a los jugadores en buscar permanentemente en buscar acciones a pie. Los espacios reducidos también, a la hora de entrenar. Todo eso ha hecho que carezcamos de jugadores que rompan al espacio. De hecho, los hemos denominado un poco peyorativamente. “Es un jugador que sólo corre hacia delante…”. Hemos denostado a esos jugadores porque no eran super habilidosos en muchos casos.

D.F: Sí, sí. Abusamos de ellos. Utilizamos las formas didácticas como si fueran dogmas de fe. Y las formas didácticas son herramientas para diseñar entrenamientos lo mejor posible. Luego, otra cosa es que tú como entrenador te sientas más cómodo corrigiendo con una determinada forma didáctica que con otra. Yo he visto a Joan Vilà corregir una rueda de pases y llegar a un nivel de ver tú cómo esa tarea fluía, que poca gente es capaz de conseguir. He visto a gente dirigir juegos de posición en entrenamientos en que los juegos de posición adquirían realmente el significado que tienen, que es de compresión del espacio, de mi posición, de mi ubicación, porque no es para más que eso. Y he visto a Marcelino conseguir cosas muy relevantes para su idea de juego con los partidos tema. Y a gente entrenar automatismos y que el equipo vuela. Para poner las cuatro que son las más usadas, conjuntamente con los ataques-defensa.

La forma didáctica no es relevante. Lo relevante es lo que tú buscas en ella y lo que vas a corregir. Yo encuentro ahí que los grandes entrenadores, los que tienen esa experiencia entrenando o son muy buenos, porque hay gente que no tiene mucha experiencia, pero es muy buena, corrigen poco, pero corrigen muy bien. En cambio, la gente que es más novata o le cuesta más dirigir los entrenamientos o quieren corregir mucho excesivas cosas, o no corrigen nada, que es peor. El jugador tiene un tiempo de aprendizaje. Ese tiempo es el suyo, no el nuestro. El equipo no progresa al nivel de mis conocimientos, el equipo progresa al nivel de sus capacidades. Nosotros estamos para ayudar a que crezcan. Evidentemente, cuanto más sepas, muchísimo mejor. Pero si quiero, por frustración, por prisas, por qué dirán, por resultados, por lo que sea, saltarme los pasos y que la cuarta sesión dominen determinadas cosas que piden mucho tiempo y mucho esfuerzo, en poco tiempo, genero frustración en ellos. El jugador comete errores y lo frustramos por el error machacándolo con mucho conocimiento, es decir, hoy un poquito, mañana otro poquito, mañana otro poquito. Lo que dice Aíto García Reneses: repetir, repetir, repetir… evidentemente, en contextos de variabilidad. Con información relevante para el jugador, pero que el jugador cada día sienta que es un poquito mejor.

 

«El jugador tiene un tiempo de aprendizaje. Ese tiempo es el suyo, no el nuestro. El equipo no progresa al nivel de mis conocimientos, el equipo progresa al nivel de sus capacidades. Nosotros estamos para ayudar a que crezcan.»

 

También hay veces, lo sabemos, que al entrenamiento no vienen con ganas de aprender. Es normal. A todos nos pasa. Hemos hecho un curso de formación y nuestra cabeza, ese día, no tenía ganas. Por lo menos que ese día corran. ¿Me entendéis lo que quiero decir? Que el entrenamiento sea intenso, que sea exigido, que se dejen la vida… He aprendido mucho, con la experiencia, a no frustrarme. ¿Que hoy no ha salido nada? Bueno, no pasa nada. Mañana es otro día y saldrá mejor. Los entrenadores en fútbol, no sé en otros deportes, pero muchas veces hablo con entrenadores de fútbol y ganan un partido y “la ostia el equipo”, y pierden un partido “y qué hago, y ahora qué hacemos, necesito fichar a cuatro…”. No hombre, no. Si esto es un proceso. Los procesos implican tiempo, es un largo recorrido. No hay que volvernos locos. A veces diseñamos nosotros entrenamientos que no son buenos. Aquí en la pizarra todos los ejercicios que me salen son buenísimos, pero luego llego al campo y digo… qué mierda he hecho. Por eso me importa más el microciclo que el entreno porque, al final, si te das cuenta en el entreno que una tarea no funciona, quítala. La quitas y a otra cosa. Si ves que la tarea no está fluyendo, por lo que sea, porque a ellos no les está entrando, intentarlo. ¿Pero que no? Pues hacemos otra cosa y ya está. No pasa nada, no hay que volvernos locos porque un día algo no salga. Sí que ser autocríticos y exigentes, pero no destrozar relaciones por una tarea.

Y también me gustaría hablar de esas carencias que todos observamos en nuestros equipos, que las decimos y nos quejamos, pero no le ponemos remedio. Pongo un ejemplo sencillo, el fuera de banda, la acción que más perdidas suele provocar más perdidas de balón, y esto apenas se entrena, o la defensa de área o ataque de área, que os comentaba que para nosotros es una situación de juego especifica, pues todo eso debemos encontrar espacios en las sesiones para meterlo cada semana. Por no hablar del juego de cabeza…

 

«Si ves que la tarea no está fluyendo, por lo que sea, porque a ellos no les está entrando, intentarlo. ¿Pero que no? Pues hacemos otra cosa y ya está. No pasa nada, no hay que volvernos locos porque un día algo no salga. Sí que ser autocríticos y exigentes, pero no destrozar relaciones por una tarea.»

 

FdB: ¿Crees en tareas descontextualizadas que desoxigenen un poco al jugador? Que le hagan no pensar, no escucharte incluso. Y a la vez, quería enlazarlo con que, aunque las tareas no son iguales nunca, el continente sí que puede ser muy similar. ¿Cómo combates también, esa rutina metodológica con el jugador?

D.F: Intentamos que nunca los tres días sean iguales. No tiene por qué el viernes repetir siempre la misma secuencia de tareas, por ejemplo, jugando sábado, el viernes hemos hecho partido tema. Y lo hemos hecho en la tarea uno y luego hemos pasado a un trabajo específico de centro-remate. No comiéndonos mucho la cabeza en respetar según qué progresiones y principios metodológicos. Las metodologías no ganan ni pierden, no me parece que, en el alto nivel, tener una determinada idea metodológica haga ganar. Y lógicamente por eso que decís, que los jugadores no se esperen lo que me van a encontrar.

Luego, con la primera pregunta que decías, ningún problema. Antes, hace cuatro o cinco años te diría que no, radical total. Todo en relación con el juego, con la idea de juego. Yo me he dado cuenta de que, al final, yo ahora cuando termine la entrevista, por ejemplo, que hemos estado hablando un rato largo sobre fútbol y nos hemos concentrado en reflexionar, necesito evadirme. No te puedes poner a leer un libro de fútbol. Necesitas hacer otra cosa totalmente diferente. Los jugadores también. La progresión tiene que ser, me invento, 2-1 para mí. Dos para mí, uno para el jugador. Algo que él sienta que lo pasa bien, que disfruta. No quemar relaciones por entrenar un poco más.

FdB: A veces parece que les hace más que todo el resto del entrenamiento. Por lo menos a nivel psicológico.

D.F: Sí. A mí me gusta mucho hablar con los chavales que he entrenado, cuando no los entrenas. Me gusta mucho hablar con ellos y te dicen: “yo como jugador, estoy esperando el partido corto”. El del viernes o el del lunes, cuando lo hagas. Y además van a tope. No necesitas nada para que vayan a tope. No hay que ser tan drásticos ni estamos preparadas las personas para: siempre una hora y media en especificidad. No, porque al final, eres tan específico entrenando que acabas generando una fatiga cuando llegan a la competición. Llegan a la competición cansados de fútbol. Y eso no es bueno.

FdB: ¿Crees en los automatismos? O eres más partidario de, momentos en los que están atascados, que puedan ser una certeza, vamos a denominarla, a la que acudir para poder solventar el problema que tienen.

D.F: A ver. Los automatismos, usados en su justa medida, y bien diseñados y con una evolución metodológica coherente, son un recurso interesante para: uno, introducir ideas. Dos, para, como tú muy bien decías, en momentos de atasco, recuperar sensaciones de fluidez. Hay que usarlos en su justa medida, no hay que abusar de ellos. No pueden ser el núcleo del entrenamiento. No pueden estar muy presentes en los entrenamientos porque generan cierto hastío, pero hay que hacerlos. No sé si, llegando al límite de dos entrenadores muy buenos y conocidos, que los usan muchísimo durante sus sesiones, que son Sarri y Antonio Conte. La cultura de entrenamiento en Italia, el automatismo es el principal trabajo del ataque. No a ese nivel, pero sí que hay que utilizarlos.

También hay que enseñarles a nuestros jugadores, en formación, me refiero cuando llegan a etapas de rendimiento, cadete y juvenil, a que hay que entrenar automatismos y que hay que hacerlos bien. Exigir fintas, pases tensos, comunicarse… El automatismo tiene cosas que te aportan disciplina, rigor, exigencia, equipo que sabe lo que quiere… y eso es necesario hacerlo, por eso hay que acostumbrarlos. Un equipo a partir de cadete debe haber realizado más de una vez durante la temporada trabajos de 11c0.

FdB: ¿Qué valoras de un entrenador?

D.F: Conocimiento. El conocimiento y la pasión.

FdB: ¿Qué valoras de un jugador?

D.F: Las ganas de aprender y las ganas de ser entrenado. Que acepte ser corregido y que quiera jugar en equipo.

FdB: Uno, o varios, entrenadores menos conocidos pero recomendables. O alguno que sea realmente conocido y quieras mencionar.

D.F: Menos conocidos: Fran Beltrán, Pere Romeu y Sergi Runge. Creo que están a un nivel de conocimiento elevadísimo y que son gente que van a dar que hablar si la suerte les acompaña. Para mí, influencias muy grandes: Mikel Etxarri y Juanma Lillo, siempre lo diré. Y evidentemente, Pep Segura, porque empecé a ser entrenador con él. Y entrenadores que me llamen mucho la atención en la actualidad: Marcelino, Sarri, Allegri y De Zerbi. Y no quiero olvidarme de Mourinho y Sacchi, a todos nosotros, a toda nuestra generación nos han marcado muchísimo porque no han sido futbolistas. Daban glamour. Mourinho, sobre todo, y nos mostraron un camino tanto metodológico como de estudio del juego.

FdB: Libro a recomendar. De fútbol o no de fútbol.

D.F: Recomendaré uno que he leído ahora porque habría tantos que recomendaría… Justo lo acabé estos días. De Juan José Millás, el escritor y Juan Luis Arsuaga, el antropólogo. La vida contada por un sapiens a un neardental. Habla sobre la evolución humana, sobre cuestiones del cerebro… es muy interesante porque está explicado para “tontos”. Es divulgativo. A tontos en el buen sentido, que lo puedo entender yo que no tengo ni idea de neurociencia ni nada de eso. Arsuaga, que es el especialista va hablando de determinados temas, y Juanjo Millás, que es escritor, lo va haciendo digerible para el público normal.

Y de fútbol… hay muchos, pero yo me quedaría con uno que es “La linea difensiva a zona” (título original), que no se ha publicado en España, que es un libro italiano de Vincenzo Melidona. El que siempre recomiendo a los alumnos que empiezan, es el de Mikel Etxarri de 100 frases al pie.

Y como no soy mucho de libros de autoayuda, pero si creo que es un libro sobre aspectos de la vida que todos alguna vez nos encontramos, “Ordesa” de Manuel Vilas.

FdB: ¿Cómo afecta tu dedicación al fútbol, la inestabilidad de la profesión, que hablábamos al principio, a tu vida personal?

D.F: Intento separar. No sólo dedicamos las horas que estamos entrenando sino las horas que estamos pensado en ello, preparando, viendo vídeos, diseñando tareas… todas estas cosas que hacemos todos, no sólo los que ponen fotos en las redes sociales trabajan. Los que no ponemos fotos también trabajamos.  A veces parece, que si no pones fotos con tres ordenadores cuatro pizarras y alguna frase de auto ayuda, no trabajas.

Lo que sí intento es, o creo que he aprendido, es a desconectar cuando dejo el partido. Cuando estoy fuera del fútbol sé desconectar, sé olvidarme. Por suerte, tengo amistades fuera del fútbol con las cuales no hablo de fútbol. Tengo aficiones e inquietudes que no van con el fútbol, lo cual me permite evadirme. Y lo que he aprendido mucho es que me afecta menos la derrota. Antes no dormía. No es que ahora me dé igual, porque no, pero he aprendido a relativizar el éxito y el fracaso. Son simplemente consecuencias del trabajo. Hay un rival delante que intenta hacerlo mejor que tú y a veces te gana y ya está.

 

Muchas gracias Dani!

#caféycharlaFdB

#caféycharlaDaniFernández

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